—¿Por qué nos detenemos aquí?— Le pregunté preocupada por mi seguridad. ¿Iba a darme de comer, y luego matarme y tirar mi cuerpo en un río? Realmente necesitaba dejar de ver episodios de CSI. Ellos me estaban volviendo una paranoica. Shane, siendo el idiota estúpido que era, no me hizo caso y saltó de la camioneta. Me bajé también. Comida en la mano, Shane empezó a caminar dentro del bosque —¿Shane? ¿A dónde vas?

—Sólo sígueme— gritó.

Gruñendo en frustración, comencé a seguirlo. Odiaba caminar en el bosque. No me malinterpreten, me encantaba la naturaleza y todo. La cosa es que yo no tenía ningún tipo de habilidades a la hora de caminar sobre una superficie rocosa.

—¡Shane!—Traté de llamar su atención, pero de nuevo fui simplemente ignorada.

Todo el mundo parecía ignorarme ese día, primero Evan, y ahora Shane.

¿Qué estaba haciendo aquí? No era como si Idiopido fuera mi amigo. Me estaba costando toda mi fuerza y ​​concentración alcanzarlo. Empezando por el hecho de que él era significativamente más alto que yo lo que significaba sus pasos eran más largos que los míos.

—¡Shane! ¿Hacia donde va—¡Ah!— Pisé una piedra y juro que lo vi todo en cámara lenta. Traté de no caer, realmente traté, pero por supuesto no lo logré. Pude ver el suelo acercarse a mí. Terminé cayendo sobre mis manos y rodillas. La risa de Shane hizo eco a través del silencioso bosque.

—Tú... cara...— No podía entender una palabra de lo que estaba diciendo. Básicamente, porque no pronunciaba una frase coherente. Estaba demasiado ocupado riéndose mientras se agarraba el estómago. Me puse de pie y sacudí la tierra de mis pantalones.

—Muy gracioso— le dije con sarcasmo. Shane dejó de reír y se limpió las lágrimas.

—Me entretienes, Jones.

—¿Por qué me has traído aquí?— Crucé los brazos sobre mi pecho —Si vas a matarme, podrías haberlo hecho en mi casa, estábamos solos.

—Siempre piensas que quiero matarte— comentó con el ceño fruncido —No soy un asesino, ya sabes— me dio la espalda y siguió caminando.

Después de pasar por 1.352 árboles, pisando 123 rocas y casi caer 10 veces, por fin llegamos a nuestro destino. Ok, tal vez exageré los números un poco, pero estaba agotada. Ya no caminaba, me arrastraba a través de los árboles. Shane parecía perfecto, ni siquiera se veía cansado. Él era un jugador de fútbol, ​​apuesto a que esto era nada para él. Apoyé la espalda contra un árbol. Estaba sin aliento, probablemente me desmayaría si seguía caminando. Estaba muy fuera de forma.

—Estamos aquí— Shane informó desde algún lugar por delante de mí.

—¡Hurra!—Exclamé con sarcasmo. Fue entonces cuando miré hacia delante y mi mandíbula cayó al suelo. Estábamos frente a un río caudaloso, se podían ver los arboles gigantescos que lo rodeaban. Había hierba por todas partes, recubriendo la orilla del río

—Guau— le dije sin aliento, literalmente, —Esto es... guau— Tragué sintiendo la garganta seca. Shane se sentó y procedió a abrir su bolsa de comida. Me miró por encima del hombro.

—¿Vas a quedarte ahí todo el día? — Dijo dándole a su hamburguesa una mordida. Mi boca se hizo agua, estaba hambrienta. Motivada por el hambre, me acerqué a él y me senté a su lado. Él me dio mi comida y se quedó mirando el rio. Decir que estaba confundida era un eufemismo. Lo miré con el rabillo de mi ojo,

¿Por qué me trajiste aquí? Esto parece una... Por Dios, no podía siquiera pensar en esa palabra.

Una cita...

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