Youth: ¿Seguirás trotando? -me pregunta.

Yo: No. Creo que he terminado.

Youth: ¿Podemos hablar?

Hablar. Ahora ella quiere hablar. ¿Hace cuánto que no hablamos? ¿Dos meses? ¿Y qué fue lo último que nos dijimos?

Ah. Ya recuerdo. Yo no dije nada. Fue Youth la única que habló: "Estoy conociendo a alguien más. No podemos seguir juntos". Y así, sin mucha explicación, se terminó de marchar sin marcharse.

¿Entienden lo que quiero decir?

Es como cuando alguien decide alejarse de tu vida por alguna razón, pero físicamente sigue existiendo en tu entorno. Veo a Youth en la universidad algunas veces, en el supermercado, en el autobús. Pero no hablamos. No lo hacíamos desde entonces hasta ahora.

Yo: Claro -respondo.

Así que pasamos a sentarnos en una de las banquetas de metal a uno de los costados de la cancha, bajo una lámpara de luz blanca que baña con su brillo el césped que crece a su alrededor.

Nos quedamos aquí unos largos diez minutos, en silencio. Yo, pensando que esto es una mala idea, y ella, pensando en algo que desconozco.

Youth: ¿Cómo has estado? -comienza.

Esto es mentalmente desgastante.

Yo: Bien -contesto.

Youth: ¿Sí?

Yo: Sí.

Y volvemos a quedarnos en silencio.

Un pesado y denso silencio.

Youth: Te debo una disculpa -vuelve a hablar.

Yo: Ah, ¿sí?

Youth: Ya sabes, por como terminamos nuestra relación.

Yo: Yo no terminé nada -corrijo.

Youth: Bueno, por como yo la terminé entonces.

Yo: Bien.

Youth: Estuvo mal, ¿cierto? -inquiere suspirando. Aquello no suena tanto a pregunta, sino a una aseveración propia de alguien que sabe que lo que hizo causó algún tipo de daño.

«Ni siquiera deberíamos estar conversando», pienso.

Odio esto. Odio tener que hablar de algo que ya no existe. Del amor que le tenía a Youth. De ese amor que algunas veces nos vemos obligados a enterrar porque esa persona a la que se lo entregábamos con tanta devoción ha decidido dejar de recibirlo; lo ha desechado.

De todos modos, mi boca parece no querer obedecer a mi cerebro cuando le pido que se quede cerrada, así que se atreve a hacer sus propias preguntas también.

Yo: ¿Qué pasó realmente?

Youth suspira y se alisa una arruga de su blusa estampada con tulipanes. Es extraño que use algo con motivo floral, considerando que jamás le han gustado las cosas demasiado alegres.

Youth: Simplemente no pude quererte tanto como tú me querías a mí.

Yo: ¿Por qué nunca lo dijiste?

Youth: ¿Y quedarme sola?

Algo dentro de mí se estruja haciendo que momentáneamente me duela el pecho. De pronto la persona que está a mi lado es una total desconocida. Alguien a quien nunca podría haberle asociado una frase tan cruel como la que acaba de decir. La sinceridad, por otro lado, siempre ha sido algo muy propio de ella.

Pero esto es crueldad. Ni siquiera es justificable. ¿Por qué si alguien que siempre había sido sincera tuvo que esperar hasta ahora para hacer esto?

Yo: ¿Entonces no importaba si me mentías?

El universo que llevamos dentro (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora