UN PRÍNCIPE ENCARCELADO

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No supo por qué lo hizo. Simplemente las palabras brotaron de su boca sin que pudiera controlarlas.

La enfermera lo observó con detenimiento y luego dirigió una mirada al policía como para saber si debía confiar en sus palabras, ya que la señorita Bulma no era cualquier muchacha y no estaba permitido un fallo en sus labores porque si sucedía, su despido estaba más que seguro.

El oficial la miro con seriedad y asintió en silencio. Señal con la que la joven tuvo confianza de continuar con su deber.

-En ese caso. Necesito una firma suya que nos autorice proceder con un lavado de estómago para nuestra paciente.

La expresión de Vegeta se alteró un poco.

¿Qué rayos era una firma?

¿Qué diablos era un lavado de estómago?

Ellos como seres superiores a la raza humana y en su naturaleza de guerreros, nunca habían tenido necesidad de conocer un trato firmado o alguna forma extraña con la que los humanos hicieran acuerdos, pues ellos usaban la fuerza y el poder para obtener lo que deseaban.

Una gota de sudor corrió desde su frente hasta su barbilla.

-Puede firmar anotando su nombre si es que no tiene una firma en especial –comentó la enfermera – mucha gente piensa que debe tener una firma única o difícil de elaborar para poder firmar un documento pero ese no es el caso.

Vegeta tomó entre sus manos la estructura de plástico dura sobre la que descansaba sostenido el documento.

Había demasiadas letras y sus ojos empezaron a devorar las líneas a toda velocidad cuando se dio cuenta de que ahí se explicaba a detalle lo que era y en lo que consistía un lavado estomacal. Pero firmó, pues no tenía que olvidar que la vida de Bulma estaba en riesgo.

-Bien, ahora solo siéntese y trate de calmarse. En cuanto el procedimiento haya sido realizado, vendremos a ponerle al corriente de la situación.

Vegeta asintió y siguió con la mirada a la mujer hasta que cruzó las mismas puertas en donde había perdido de vista a Bulma.

Una vez que volvió a encontrarse a solas con aquel oficial, el guerrero saiyajin empezó a sentirse acorralado por aquellos sujetos.

Si iban a llevárselo, prefería que lo hicieran de una vez en lugar de quedarse a su lado estorbándole.

En cuanto Panchy y el doctor Briefs volvieron, Vegeta caminó hacía ellos con la calma que lo caracterizaba.

-Ha aparecido una enfermera, traía un documento que tuve que firmar autorizando un lavado de estómago para Bulma. Como no tengo parentesco familiar con ella, me identifiqué como su novio.

Aunque las cosas estaban mal, esta declaración sirvió para levantar un poco el ánimo de Panchy.

-Vegeta, gracias – dijo la madre de Bulma.

El rostro de Vegeta lució impresionado por tan solo unos segundos y luego retomó la expresión de piedra de siempre.

Justo entonces, dos policías se acercaron.

Vegeta ya reconocía sus caras.

-Buenas noches, señores – saludó el oficial a los padres de Bulma – sé que este no es el mejor momento para tratar asuntos de índole criminal. Pero es necesario notificarles lo sucedido.

El hombre que está ante sus ojos, eliminó al delincuente que presuntamente agregó algo toxico a la bebida de su querida hija.

-Usted disculpe oficial – interrumpió la madre de Bulma – pero creo que al sujeto que le hizo daño a mi Bulma , no se le puede tomar como un "presunto delincuente" ya que nuestra presencia en este hospital, confirma que Bulma fue drogada por ese extraño.

VEGETA, EL CANDIDATO PERFECTO #Wattys2020Where stories live. Discover now