MEDIOS INCORRECTOS.

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Narra Vegeta.
Aun no tenía claro el motivo por el cual salí de mi habitación, justo en el momento en el que el ex novio de Bulma, hacía acto de presencia en la sala de estar de los Briefs.
Así que después de todo, Bulma iba enserio con lo de salir con Yamcha.
Me sentí como un idiota al recordar que había creído que no se atrevería; Que al final se daría cuenta de que hacer aquello era una tontería que solo la llevaría a sentir aún más pesar, por no ser yo el hombre que la acompañaría a ese lugar.
Aunque saber que eso dos estarían juntos me hacía rabiar, también sabía que aquella era la señal definitiva para quitar de mi pensamiento y corazón, cualquier sentimiento que ella hubiera podido despertar.
Si se atrevía a salir con alguien que – según mi conocimiento – no representaba nada para ella, entonces podría esperar que cualquier cosa sucediera esa noche.
Debía haberme dado cuenta de la clase de mujer que era, desde el momento en el que observé su forma de vestir. Tan corta y provocativa.
Una mujer decente no andaría por ahí vistiendo de ese modo, como ofreciéndose a los hombres.
El verdadero pensar de Vegeta no era este. Si no que se encontraba lleno de ira y eso provocaba que quisiera convencerse a sí mismo de algo que jamás podría llegar a pensar de aquella humana.
Apretando los puños y manteniéndose – como siempre – en una esquina de la sala, Vegeta observó a Yamcha mientras apretaba los puños.
El imbécil aquel se veía feliz de encontrarse de nuevo en aquella casa. Y su mirada denotaba una seguridad tremenda.
Tal vez estaba seguro de recuperar a Bulma esa misma noche.
Y no lo culpaba. Cualquiera en su lugar, tendría las esperanzas plantadas en la cabeza.
La peli azul todavía no se mostraba.
Las mujeres siempre tardaban en exceso para arreglarse.
Entonces, como si alguien le hubiera golpeado, Vegeta tuvo un pensamiento.
La madre de Bulma estaría encantada con que él acompañara a los otros dos. Pero si Vegeta iba con ellos, entonces estaba dando una mínima señal de interés hacia la joven Briefs. Por lo que esa no era una buena idea. Sin embargo, había un modo de proteger a Bulma, sin que ella se percatara.
Cuando ellos partieran de la casa, él los seguiría sin que se dieran cuenta.
Con aquel plan en la cabeza, Vegeta se dio prisa en entrar a su habitación para vestir uno de esos atuendos ridículos que los hombres de la tierra usaban. Así podría mezclarse fácilmente entre ellos. Pero tendría que darse prisa para estar presente desde el momento en que la chica de cabello azul, pusiera un pie fuera de la casa.
Tomó lo primero que encontró y lo conjuntó pensando en los consejos de moda que le había escuchado de vez en cuando a Panchy.
Tenía que respirar profundo para no caer en desesperación por el miedo a no llegar a tiempo para poder seguir a la mujer.
Se enfundó las ropas, los incomodos zapatos y entonces salió de su habitación, esperando a que la voz de la mujer provocativa resonara al despedirse de sus padres.
Se perdería el ver lo hermosa que de manera muy probable, estaría luciendo ella. Aunque ese placer se lo perdería solo de momento, porque en la discoteca la observaría hasta que le ardieran los ojos.
Narra Yamcha:
Observar a Bulma enfundada en aquel vestido gris, me provoco dos cosas.
La primera, una gran emoción por tener la dicha de ver lo hermosa que lucía y la segunda, un aviso de inminente hemorragia nasal.
Lo segundo me incomodó bastante.
La madre de Bulma se rió de lo que me sucedía y yo le pedí entre risas, permiso para entrar al baño.
Ya dentro del sanitario, me puse a pensar en que Bulma estaba usando un vestido que funcionaría como arma letal para cualquier hombre. Pues la prenda tenía un gran escote que dejaba ver casi por completo las preciosas dotes de quien estaba dispuesto a recuperar.
Simplemente era la mujer perfecta. Poseedora del cuerpo más delicioso que en mi vida había probado y que no podía compararse con el de ninguna otra mujer.
Había probado tantas mujeres como me había sido posible, pero gracias a esa experiencia, era capaz de decir, sin temor a equivocarme que la hija de los Briefs era una diosa; Una diosa que ahora deseaba convertir en mi esposa.
El cuerpo entero de Vegeta se encontraba transpirando sin control, de la misma forma en la que su corazón se hallaba latiendo.
-Maldita sea – mascullo – ¿por qué no puedo solo serenarme?
Ni siquiera el enemigo más fuerte, lo había puesto de aquel modo.
Si Bulma hubiera inclinado la cabeza en aquel momento, hubiera visto la sombra de Vegeta, proyectada de a poco en el suelo. Pero la joven no hizo movimiento alguno, más que para despedirse de sus padres.
-Llegó la hora – pensó Vegeta y se escabulló a toda prisa por la ventana de su habitación.
Sobrevolando el terreno, a una distancia lo suficientemente alta para que ninguno de los dos individuos se percatara de su presencia, aun montados en la nave.
En cuanto se elevaron y Bulma comenzó a conducir, Yamcha se convirtió en un depredador que moría por sentir la piel de la joven.
-Si te atreves a tocarme, voy a golpearte en la cabeza hasta que pierdas la conciencia y te arrojaré a tierra entonces, para que no tengas posibilidad alguna de sobrevivir ¿entiendes?
Aquella advertencia fue lanzada con tal seriedad, que Yamcha sintió como se le erizaba la piel.
Las mujeres de este planeta, eran de armas tomar. Eso era lo que las convertía en féminas que cualquier hombre deseaba.
Vegeta se elevó un poco más, agradeciendo a la noche que le prestara su manto para cubrir su figura.
Si miraba hacia abajo, lo único que se apreciaba era infinito número de luces encendidas.
Aquellas luces ahora significaron algo para él.
Era como si la noche lo representara y las luces fueran aquellos sentimientos que Bulma había hecho aparecer y que no podía arrancarse; Aquellas luces eran la esperanza de una vida que todo el tiempo había sido solo motivada por los odios.
-Espero que esta noche podamos divertirnos mucho – expresó Bulma a Yamcha.
-Ya verás que lo haremos.
Aunque Bulma trataba con todas sus fuerzas de sentir emoción por lo que descubriría una vez llegando a la discoteca, bien sabía que en su interior solo se encontraba el dolor profundo por las heridas emocionales que Vegeta había causado.
Pensando en esto, sin ser consiente, Bulma aceleró la velocidad de la nave y Vegeta – que iba muy concentrado en la ruta - aumento también su velocidad de vuelo.
No tardaron mucho en arribar al lugar deseado.
Iban a tal velocidad que cuando Yamcha tocó tierra, quiso besar el suelo. Pero se contuvo.
-Al fin llegamos.
Vegeta continuaba suspendido en el aire.
Tenía que esperar a que ellos entraran.
Pero mientras tanto, preparaba una estrategia.
Si el hombre no lo dejaba pasar, bastaba con darle o un golpe para demostrarle que él no era un sujeto al que pudiese tomar a la ligera y una vez en ese punto – si no era suficiente – lo amenazaría.
En ese instante, agradeció ser Saiyajin.
En lo que esperaba, se dedicó a observar a la gente y a reconocer el terreno por fuera.
El hombre que controlaba el flujo de la gente al centro nocturno, tenía una cara dura pero apuesto a que son solo un golpe era derribado.
Las personas que se encontraban esperando por entrar, eran todos perdedores ridículos que iban dispuestos a impresionar a alguien por acabar con lo aburrido de sus vidas, al menos por una noche.
Los ojos de Vegeta ardieron en furia cuando el gorilon de afuera, se relamió como un perro al ver el cuerpo de Bulma.
Ese imbécil pagaría por eso.
Hubiera pagado en ese mismo instante de no ser porque la joven se daría cuenta de su presencia y él quedaría como un débil.
Vegeta no entendía como los terrícolas podían soportar el estar todos encerrados en un mismo sitio, con el hedor de sus cuerpos brotando de uno y otro. Con sus gritos yendo y viniendo de aquí para ella y encima teniendo que soportar aquella estruendosa música.
Al evaluar todo eso, se percató de que no tenía ni la más mínima idea de por qué estaba tan dispuesto a someterse a semejante tortura, únicamente por una mujer.
Que bajo había caído.
Si su padre estuviera vivo, lo consideraría un deshonor para la raza.
El príncipe sacudió la cabeza con fuerza.
Ahora eso no importaba, ya lo pensaría después.
Lo que debía hacer era estar atento.
-Qué fácil es para ti atraer las miradas de los hombres – comentó Yamcha a Bulma, evidenciando sus celos.
-Es un don – respondió ella.
Justo entonces una chica con un vestido de cuero negro entallado, desfiló por las narices de Yamcha.
-No tienes que esforzarte por no mirarle el trasero y los senos – agregó la peli azul – lo nuestro ha quedado atrás y eres libre de hacer lo que quieras.
Te traje como compañía pero eso no significa que no puedas actuar con libertad con otras mujeres. No te confundas.
Las palabras de Bulma resultaron bastante duras para el joven, pero no tuvo más remedio que asentir y conformarse con mirar – ahora sin disimulo – aquel cuerpo que, aunque bueno, no superaba el de su compañera.
El nerviosismo de Vegeta se acrecentó al perder por completo de vista a quienes seguía. Ahora había cambiado su estrategia. Continuaba fuera, ya pisando tierra pero estaba decidido a entrar al último, en cuanto todo el mundo ya lo hubiera hecho.
En el interior del sitio, la música era tan atrayente como hipnótica.
Nada más entrar, daban ganas de ponerse a bailar aunque no la habilidad en este arte fuera nula.
-¡Si quieres ir tras la chica del vestido de cuero puedes hacerlo! – Gritó Bulma a su ex novio – yo esperaré aquí.
Yamcha frunció el entrecejo.
-¡No quiero ir tras ninguna chica! ¡Vamos a bailar, dijiste que nos divertiríamos!
-¡De acuerdo! – convino Bulma caminando hacia la pista al mismo tiempo que Yamcha.
Afuera, la fila para entrar se acortaba cada vez más y Vegeta no podía esperar para entrar.
Los reflectores de colores posándose sobre el cuerpo de Bulma en movimiento, eran todo un espectáculo para el muchacho que ahora estaba más que convencido de haber acertado en la decisión de acompañar a su ex. Sin embargo estaba tan embriagado con el pacer que le daba observarla que se olvidó de que estaba rodeado de hombres que se encontraban experimentando la misma sensación que él.
Vegeta se mordió el labio al ver que solo faltaba una última persona en entrar.
Esto sucedía no porque el cadenero lo pusiera nervioso, sino porque no sabía que escena iba a encontrar cuando estuviera dentro.
La última persona entró y entonces él dio un paso adelante.
-Identificación – pidió el cadenero, quien tenía voz grave.
-Si te refieres al pedazo de plástico, no lo tengo – contestó Vegeta, desdeñoso.
-Bien. Entonces no pasas, amigo – el hombre cerró la cadena que permitía el acceso.
-Escúchame. No soy tu amigo.
Mi mujer está ahí adentro y es probable que corra peligro. Déjame entrar ahora.
-Ya te di una respuesta y continua siendo un "no", ¿entiendes?
-Es mejor que cambies de opinión. Estoy avisándotelo.
-Si tienes decidido crear problemas, llamaré a seguridad.
-Llámalo. Entonces serán dos los que sufrirán las consecuencias.
-No seas estúpido – aconsejó el cadenero – seremos dos y acabaremos contigo. Si aun así insistes en ponerte rudo, supongo que tendremos que darte una lección.
Vegeta alcanzó uno de los hombros del trabajador y lo apretó con tanta fuerza que el hombre gritó de dolor.
-No te lo recomiendo, amigo.
Si me haces enojar, ni tu ni tu seguridad seguirán viviendo. Así que disfruta lo último que mires si estas decidido a no darme entrada.
Una media sonrisa apareció en el rostro de Vegeta.
El trabajador reconoció en sus ojos, algo que causaba pavor y sintió como el suelo temblaba bajo sus pies.
-Piénsalo ¿vale que pierdas la vida, por negar un simple acceso?
El hombre tragó saliva de manera audible y negó con la cabeza, al tiempo que su mano temblorosa se movía para abrir la cadena.
En cuanto Vegeta tuvo el paso libre para entrar al lugar, con la mano aun en el hombro del hombre, palmeó dos veces y sin perder aquella sonrisa ladeada observó:
-Será mejor que no des aviso a nadie.
Solo provocarás que acabe con todos frente a tus ojos y al final morirás también.
El sujeto volvió a tragar saliva, asintiendo con trabajo.
Estaba claro y nada más sucedería.
Vegeta había salido victorioso. Y una vez adentro se puso a pensar en lo que le haría Bulma si se enterara de la estrategia que había utilizado para entrar. Probablemente lo golpearía.
Como fuera, había logrado entrar y ahora solo le quedaba prepararse para ver escenas no agradables. Pues estaba seguro de que Yamcha intentaría reconquistar a Bulma a como diera lugar.
Los ojos de Vegeta empezaron a pasearse por el lugar con impaciencia. Mientras iba abriéndose paso entre la gente al tiempo que era observado por chicas con intención de bailar, tomar o cualquier otra cosa con él.
Después de todo, no todas las noches se gozaba de la presencia de hombres con un atractivo tan grande como el de Vegeta. Pero él era indiferente a todas ellas.
Caminaba sin detenerse a prestarles atención por un rato. Hecho que en lugar de ocasionar desanimo en ellas, producía el efecto contrario.
De pronto los pasos del Saiyajin, se detuvieron en seco y sus ojos se desmesuraron al mismo tiempo en que su boca se torcía en una mueca de horror.
Sus sospechas eran ciertas.
Ahí estaba esa mujer. Bailando y divirtiéndose en compañía de aquel insecto, de aquel tipo que ni siquiera era la mitad de fuerte de lo que lo era él.
La sangre empezó a bullir en sus venas y sus ojos encapsularon a Yamcha, queriendo acabar con él ahí mismo.
No obstante su razonamiento, seguía consiente de que a la humana no le gustaría nada que él hiciera un escándalo en un lugar tan grande. Después de todo, el apellido de Bulma era conocido por la ciudad y todos sus alrededores.
De cualquier manera, tenía que buscar un modo de alejarla definitivamente de él.
Bulma era solo suya.

VEGETA, EL CANDIDATO PERFECTO #Wattys2020Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang