FIEBRE BRIEF.

660 62 3
                                    

Unos instantes después de conocer a Bulma, Vegeta se percató de que no era una mujer ordinaria. Tenía carácter y no le importaba exponerse al peligro. Pero ahora que debía verse casi obligado a convivir con ella, comprobaba la teoría inicial que tuvo en aquel entonces sobre su personalidad.
-Es una mujer muy necia – comentó Vegeta para sí mismo desde su cama, cuando la peli azul fue en búsqueda de medicamentos.
Odiaba el haberse contagiado de un padecimiento propio de la raza humana.
Aquello había sucedido la noche de la fiesta que Bulma organizó por mero gusto en casa, horas después de la discusión que ambos habían tenido cuando el príncipe decidió llevarse a la fémina a la fuerza, con el fin de mostrarle una descompostura en la capsula, que le impedía entrenar con normalidad.
El enfrentamiento a palabras entre ambos, había tomado su tiempo hasta que Vegeta decidió dejar salir a Bulma a regañadientes luego de que esta, no paraba de decirle que todo había sido obra suya debido a que estaba celoso.
Una vez de vuelta en la celebración, lo inevitable sucedió.
Poco tiempo tomó el que Yamcha volviera a abordar a Bulma para que hablaran sobre "su situación".
Hecho que Vegeta detestó pero que decidió sufrir en silencio.
Su orgullo no caería jamás, y menos por una mujer.
Desde una distancia prudente, Vegeta seguía con la mirada la interacción de la mujer con el tipo que antaño había sido su novio.
Mientras se mantenía observando, meditaba en cómo era posible que una mujer de la clase e inteligencia de Bulma, pudiera haberse fijado en un peleador de tan bajo nivel.
Las mujeres humanas, debían ser unas tontas.
A todas luces Yamcha parecía estar suplicando el perdón de Bulma. Pero esta no era la cuestión que le interesaba a Vegeta.
Lo que en realidad necesitaba saber, era la respuesta que la mujer daría a toda esa palabrería que el tipo estaba soltándole.
Vegeta estaba tan concentrado intentando leer los labios de Bulma, que ni siquiera se percató de que un terrícola estaba ocupando un sitio a su lado. Y menos atención puso al hecho de que el desconocido estaba en un aparente estado de decadencia.
Pronto, Vegeta comenzó a impacientarse de nuevo.
Empezó a sentir molestia y aturdimiento por la música, que impedía escuchar las conversaciones de los demás.
Mientras tanto sus compañeros de combate disfrutaban del ambiente festivo o –en el caso de picoro – al menos lo intentaban.
Experimentar una de las costumbres de los seres humanos resultaba un tanto extraño.
Aquellos sujetos se mostraban siempre despreocupados ante casi cualquier cosa y cuando algo amenazaba su vida – fuera conocido o desconocido – creían ciega y estúpidamente que aquel farsante al que llamaban Míster Satan, lo resolvería todo. Cuando en realidad ese hombre solo sabía cómo esconderse bajo la primera cosa que tuviera cerca.
Si había algo en lo que Picoro sabía que Vegeta no se equivocaba era en su firme creencia de que los terrícolas eran unos idiotas.
No eran capaces de darse cuenta de una verdad, ni teniéndola en frente.
Picoro pensaba en estas cosas cuando Goku se le acercó y le tocó el hombro.
-Parece que Vegeta está enojado ¿verdad Picoro?
-Sacó a Bulma de la fiesta durante un largo rato.
Tratándose de él, seguramente intentaba convencerla de algo. De cualquier manera hay que ser cautelosos.
Recuerda que sigue siendo capaz de cualquier cosa.
Aunque a Goku le hubiese gustado que aquellas palabras no fueran ciertas, sabía que – sin lugar a dudas – lo eran.
El príncipe del planeta Vegeta continuaba siendo frio y calculador.
Lo único que había cambiado era que ahora aceptaba aliarse con el resto de ellos debido a fines en común.
-De acuerdo – contestó Goku después de un rato, sin perder de vista al protagonista de su conversación con el namekusei.
Después de un rato, el resto de los muchachos se había percatado ya del enfado de Vegeta y – al igual que Picoro y Goku – comentaron lo extraño de haberlo visto salir con Bulma, tiempo antes.
Todos menos Yamcha, que seguía manteniendo una conversación con la mujer que deseaba recuperar pero ahora mientras bebían.
Decidido a dejar de prestarle atención a aquel suceso, Vegeta decidió salir de la fiesta para buscar un lugar en el que pudiera ponerse a entrenar; Un lugar que no fuera la capsula porque ahí, continuaría pensando en los ridículos asuntos de la vulgar mujer.
El entrenamiento era una buena opción para drenar el enojo.
En cuanto lo vieron salir del sitio, los demás se dieron a la tarea de ir tras él para preguntarle la razón por la que había sacado a Bulma en medio de la celebración.
Si existía un motivo oscuro, era mejor enterarse ahora e intentar resolverlo que probar el caos más tarde.
Afuera, la noche estaba decorada con brillantes constelaciones.
Vegeta se detuvo para admirar el paisaje. Situación que – por cierto – le resulto bastante extraña tratándose de su persona.
Últimamente, sentía estar experimentando cambios en sus emociones que no le agradaban en lo más mínimo. Y aquella noche era más consiente que nunca, de lo abrumador que era todo eso.
Sin ser consiente había cerrado las manos en puño a causa del enojo que le producía estar pasando por algo tan difícil de entender.
-Que pasa, Vegeta – escuchó decir a una voz familiar a sus espaldas.
-Por qué estas siguiéndome, Kakaroto – inquirió Vegeta sin molestarse en responder a la pregunta anterior.
-Seré directo contigo.
¿Acaso intentas manipular a Bulma para que trabaje de acuerdo a tus intereses?
Aquella pregunta tomó por sorpresa a Vegeta, pero si había algo que no debía decir, era la verdad detrás de aquel acontecimiento.
-Vaya – empezó diciendo Vegeta en tono burlón – quien diría que un hombre que ha salvado a los terrícolas tantas veces, se preocupe por algo tan insignificante como la manipulación.
Yo no necesito manipular a nadie para vencerte.
Una sonrisa de satisfacción se manifestó en el rostro de Goku de manera fugaz.
-Lo sé Vegeta – el tono usado en su respuesta fue serio – es solo que tu no acostumbras ser así con las personas.
Se hizo el silencio durante algunos minutos y al volver a hablar, el tono de Goku era ya el mismo de siempre, relajado y amable.
-¿Entonces que fue lo que le pediste a Bulma, eh Vegeta?
-¡Kakaroto, eres un imbécil! – exclamó Vegeta, segundos antes de abalanzarse sobre Goku para golpearlo - ¡me tienes harto!
La reacción de Vegeta desconcertó a Goku, quien al recibir el primer puñetazo en la mejilla, supo que el combate iba enserio.
-Si pelearas con tanta ferocidad, entonces debemos movernos de lugar – dijo Goku enderezando la cabeza, que se había ladeado ligeramente por el golpe con que su adversario lo había atacado.
Mientras tanto- dentro de la vivienda –Yamcha había perdido las esperanzas de restaurar su antigua relación con Bulma.
Aunque las respuestas de Bulma fueron amables, todas y cada una de ellas, resultaron ser negativas.
-No tengo interés en vivir la misma situación contigo – le había dicho.
La expresión de Yamcha, entristeció.
-Vamos Bulma, prometo cambiar.
Las chicas que conocí cuando estaba contigo, no tenían ninguna importancia en mi vida.
La única que fue prioridad para mi eras tú.
-Cuando una mujer es prioridad en tu vida – contestó Bulma – no le haces jugadas tan sucias como las tuyas. Además lo que pienses ahora ya no me importa. Tampoco es como si no existieran hombres más guapos y mejores que tú.
Yamcha se sintió aplastado en segundos pero no estaba dispuesto a perder a Bulma tan fácil.
-¿Me...me...mejores que...yo? – inquirió.
-Así es – contestó Bulma – con mi belleza y potencial intelectual puedo encontrar hombres con una categoría mayor y con un poco de suerte, que sepan valorarme más de lo que lo hiciste.
Puar que escuchaba todo convertido en una especie de cinturón moderno, debió controlar las ganas de cambiar de forma y darle - a mordidas – su merecido a Bulma.
La joven Brief abandonó su conversación con el peleador, una vez que dejó en claro que cualquier posibilidad de reconciliación estaba cerrada y fue hasta entonces cuando recorriendo la casa, se dio cuenta de que ninguno de los guerreros y amigos suyos estaba presente.
A pesar de que ninguno estaba acostumbrado a las celebraciones "estilo terrícola", sabía que tampoco abandonarían el lugar sin tener una causa de peso que resolver.
¿A dónde habían ido?
¿Cómo se atrevían a no ponerla al tanto de nada?
Ya la escucharían cuando estuvieran de vuelta.
La descortesía parecía ser característica de cualquier raza de guerreros que no perteneciera a la tierra.
Pensó en montar la nave y ponerse en camino para buscarlos pero ni siquiera sabía hace cuanto habían partido, ni qué dirección podían haber tomado.
De todas maneras era mejor pensar en los pendientes que tenía para la mañana siguiente.
El desastre que Vegeta había dejado en la capsula, tendría que ser arreglado.
Respiró de manera profunda. Estaba agotada.
Discutir con Vegeta y luego hablar con Yamcha, habían resultado ser dos cosas realmente estresantes.
Se encamino hacia la barra de la cocina y se sirvió un vaso de agua fresca.
No quería terminar en el suelo siendo la organizadora de su propia fiesta.
Mientras tanto en el nuevo campo de batalla localizado por Vegeta y Goku, el combate se volvía cada más interesante como exigente.
Ambos eran tan rápidos en sus movimientos, que los que presenciaban la pelea, debían hacer un gran esfuerzo para seguir la trayectoria de la misma.
-El progreso de ambos es impresionante – comentó Krilin sin dejar de prestar atención a lo que se desarrollaba frente a sus ojos.
Ten Shin Han estaba absortó y maravillado con aquel combate pero consiguió asentir para confirmar el comentario de Krilin.
Un estruendo se desataba con cada encuentro violento entre ambos sayayin.
Pero entre más tiempo transcurría, más cansado se veía a Vegeta.
No solo quienes observan se habían percatado de esto. Tambien Goku empezaba a preocuparse un poco, por lo que bajó el ritmo de la pelea, pero en cuanto Vegeta notó la disminución en la intensidad, atacó haciendo uso del resto de sus fuerzas.
-No disminuyas el nivel de esta pelea – dijo de pronto - ¿o es que ya te has cansado, Kakaroto?
Una media sonrisa se hizo presente en el rostro de Goku.
-No Vegeta, pero pienso que estas agotado y es hora de parar.
Además abandonamos la fiesta de Bulma y si no volvemos se molestará.
Al escuchar el comentario referente a su agotamiento, Vegeta montó en cólera y atacó una vez más. Pero en esta ocasión el cuerpo empezó a pasarle factura cuando se dio cuenta de lo mucho que le pasaba si quiera levantar un brazo.
La vista se le oscureció y de pronto sintió como si estuviera cayendo desde un edificio muy alto.
El golpe de su cuerpo produjo un sonido seco.
Vegeta se había desmayado.
-Muchachos – dijo Goku – Vegeta se ha esforzado demasiado.
Llevémoslo a casa de Bulma.
Fue Goku quien se encargó de llevarlo a su espalda cuando emprendieron el camino de regreso.
...
Al tocar tierra nuevamente en casa de Bulma, Krilin fue el encargado de avisarle que ya estaban de vuelta así como de explicarle lo que había sucedido entre Vegeta y Goku.
-Vegeta a estado comportándose de un modo muy extraño hoy – remató Krilin, después de poner al tanto de lo acontecido a Bulma.
-¿Dices que Vegeta peleo con Goku hasta desmayarse? – inquirió Bulma de nuevo.
-Así es.
Parecía estar muy enfadado por algo pero no quiso decirnos por qué.
-Ya veo.
Pues a mí solo me puso al tanto de un desperfecto que causó en la capsula de gravedad aunque también estaba haciéndome preguntas muy extrañas.
-¿Preguntas extrañas?
-Me preguntó sobre Yamcha.
-¿Qué?
-Sí. No sé qué interés pueda tener Vegeta en alguien como él.
La conversación se silenció cuando ambos llegaron donde estaban los demás.
-Pueden subirlo a una de las habitaciones muchachos – dijo Brief sonriendo. Y así, una vez que dejaron al príncipe descansando, la fiesta continuó para todos.
Aún dormido, la mente de Vegeta continuaba trabajando y en aquella habitación iluminada pero vacía, lo único que llenó el ambiente fue la voz de Vegeta al pronunciar el nombre de Bulma.

VEGETA, EL CANDIDATO PERFECTO #Wattys2020Where stories live. Discover now