UN PENSAMIENTO REAL

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Luego de correr a Vegeta, Bulma empezó a creer que aquella acción la había perjudicado más a ella que a él.
El dolor que se desataba en su pecho con solo rememorar las palabras que él había dicho con anterioridad, era tan grande que la dejaba desprovista de fuerzas.
Durante un breve segundo, la peli azul se atrevió a pensar que el príncipe de aquella extraña raza guerrera se arrepentía de haber dicho aquellas palabras; Durante un breve segundo, apareció en su rostro una expresión de dolor. Como si verla llorar, le hubiera provocado una fractura física o un tormento emocional que jamás había apreciado en él. Pero aquella impresión se desvaneció en cuanto Vegeta le dio la espalda.
-Ahora es ya tarde para volver donde Kakaroto. Pero mañana temprano me iré.
No te preocupes por toparte conmigo en la casa, eso no pasara.
Bulma tuvo que cubrirse la cara con ambas manos para que Vegeta no fuera capaz de ver, lo mucho que le afectaba cada palabra que le decía.
Antes de que Vegeta pudiera marcharse de la capsula de gravedad, decidió hacerlo ella.
Cuando el Saiyajin estuvo finalmente solo, empezó a liberar su enojo, causando destrozos en la estructura del lugar donde entrenaba. Pero el sonido de la voz de Bulma desde el exterior, provocó un cambio de estado emocional. Así fue como la furia dio paso a la curiosidad.
Sus movimientos corporales se detuvieron de súbito y – como un animalito arrastrado hacia su depredador – Vegeta se colocó en el punto de la capsula en donde la voz de la terrícola se escuchaba con mayor claridad.
-Necesito saber – la escuchó decir, con una voz que ya no evidenciaba llanto, sino congestión nasal - ¿por qué le contaste a Yamcha sobre ello?
Se hizo el silencio para los oídos de Vegeta.
Pero del otro lado de la línea, Goku respondía:
-Cuando me interrogó lo escuche desesperado. Así que creí prudente no guardarle nada.
En el momento no pensé que hacerle saber algo como eso les traería problemas. Además de que estaba enterado de que su relación finalizó hace ya un tiempo.
-No debiste decirle – escuchó ahora, un desesperado Vegeta.
Sin lugar a dudas, Bulma debería estar hablando sobre Yamcha con cualquiera que fuera la persona al otro lado del teléfono celular.
El príncipe Saiyajin apretó los puños.
¿Cómo había podido pensar, si quiera por un momento, que Bulma sentía algo por él?
¿Cómo había llegado a pensar que Bulma se preocupaba por él?
Si había mencionado que Yamcha los había visto besándose era porque aquello le había causado problemas con él aquella noche. Si le había mencionado cada sospecha de su ex – novio hacía él, no era porque quisiera protegerlo, o porque no deseara que su imagen de hombre duro, no desapareciera ante los demás.
Lo que a ella le preocupaba en realidad era que Yamcha se hubiera enterado de sus acciones; Debía seguir amándolo. Unicamente le estaba haciendo difícil el volver a conquistarla. Pero tarde o temprano volverían y sería él, quien quedaría en calidad de juguete. Porque Bulma al verse atrapada por Yamcha, deseaba solo divertirse con Vegeta.
A pesar de haber armado sus propias conclusiones, Vegeta estaba decidido a seguir escuchando la conversación telefónica que se desarrollaba.
-Pues a causa de eso – decía la joven de cabello azul – me armó un escándalo que ni te imaginas.
Al enterarse de aquello, Goku se disculpó con Bulma.
-Dentro de poco iré a verte – anunció ella – entonces te contaré con más detalle lo que sucedió.
Ah y antes de que lo olvide, Vegeta estará de vuelta en tu hogar mañana.
-¿Cómo dices – respondió Goku – acaso vegeta ya logró incrementar sus poderes?
-Desconozco sus avances – contestó Bulma – pero llegará a tu hogar porque lo he corrido de casa.
-¿¡Queeee?! – la exclamación de Goku, ocasionó que Bulma se apartara el teléfono celular del oído.
Al escuchar aquello, Vegeta debió reprimir las inmensas ganas de correr hacia la puerta y arrebatarle el celular a Bulma.
¿Cómo era posible que se atreviera a revelar a su peor enemigo algo tan humillante?
Bulma comenzó a alejarse celular en mano y al llegar a las puertas de cristal, terminó la llamada con Goku.
Esperaba que el estar charlando con el guerrero le hubiera ayudado no solo a nivel anímico sino también a nivel físico. Se le caería la cara de vergüenza si alguno de sus padres se percataba de que había estado llorando.
Pero se lo merecía – pensó – eso le pasaba por ser amable con personas que no sabían serlo con ella.
Vegeta solo pensaba en sí mismo y en como vencer a Kakaroto.
Era evidente que el príncipe de los saiyajins tenía problemas psicológicos graves.
Esto explicaba que no supiera respetar la vida de los demás y que hallara placer en ser malvado.
Pero ahora cortaría todo lazo con él y los problemas emocionales que ella estaba teniendo por su culpa, acabarían pronto.
Cuando llegó a la sala de estar, su expresión había cambiado y volvía a ser la mujer optimista de siempre.
Su padre se había a dormir apenas terminó su cena.
Eso se lo informo su madre una vez que ambas estuvieron sentadas una frente a la otra.
Así fue como dio comienzo una charla de chicas en la que su madre le preguntó si se había enfadado demasiado con Yamcha debido a su falta para llevarla a algún sitio.
-No mamá – respondió ella – sabes que a mí el dinero no me falta y tampoco tengo problema en compartirlo.
Lo que me molestó fue que se atrevió a decir que había olvidado la cita que teníamos, y se aprovechó de mi preocupación por él para engañarme y preguntar detalles de mi vida personal a Goku.
Panchy se llevó una mano a la boca. Mostrando así lo sorprendida que estaba por el comportamiento de Yamcha.
El muchacho le agradaba pero estaba de acuerdo en que esta vez había hecho algo incorrecto.
Durante la charla, pasó por la mente de Bulma contarle a su madre sobre el beso y la discusión con Vegeta. Pero bastó con recordar lo sucedido para que el dolor y las ganas de llorar aparecieran de nuevo. Por lo que decidió no hablar sobre el asunto.
Además tampoco creía que fuera necesario puesto que Vegeta se iría a la mañana siguiente.
Una vez que los padres de Bulma notaran la ausencia del príncipe, cualquier cosa podría ser usada para explicar su marcha.
En medio de la conversación, la madre de Bulma se levantó para ir en busca de algunos postres.
Una buena charla debía siempre ser acompañada por un dulce sabor.
Filosofía que Bulma agradeció, ya que aquella noche había pasado instantes muy difíciles y el sabor de los postres la reconfortó.
Charlar con su madre también le fue de ayuda para olvidar lo negativo y sentirse querida y apoyada.
....
Al percatarse de que todo quedaba en calma, Vegeta entreabrió apenas la puerta de entrada a la capsula asegurándose de que si Bulma seguía en aquel sitio, no fuera capaz de observarlo.
En aquel instante, Vegeta se asemejaba a un niño inseguro o temeroso de ser visto. Pero no estaba dispuesto a correr el riesgo de salir de la capsula de entrenamiento y encontrarse con ella de nuevo. No se sentía capaz de volverle a mentir.
Si se la topaba, con toda seguridad le diría que el beso había sido sincero y que haberla besado no era parte de un plan, si no que era la consecuencia de estar empezando a enamorarse de ella.
Si se la topaba de nuevo, le confesaría los tortuosos momentos que pasó imaginándola como novia de Yamcha.
Era por eso que no debía verla otra vez.
No podía arriesgarse a que su orgullo cayera.
Dado el silencio y la tranquilidad del terreno, era definitivo que Bulma ya no se encontraba ahí.
Aunque con su carácter, no hubiera sido raro que se quedara esperándolo para – una vez teniéndolo afuera – reventarle la cara con una bofetada.
Apenas terminó de pensar en esto, algo insólito sucedió.
Vegeta sonrió.
Pero segundos después, aquella sonrisa se desvaneció. Dando paso a una expresión cargada de tristeza.
Ojala hubiera estado esperándome – pensó.
Pasó un buen rato de pie y luego decidió sentarse en el pasto, recargando la espalda en la estructura de entrenamiento.
Por primera vez en la historia de su existencia, se encontraba sintiendo una soledad que lo superaba al punto de hacerlo sentir desesperado por conseguir alivio.
...
Luego de terminar cada una con sus postres. Bulma se dio a la tarea de fregar los platos por su cuenta.
Panchy se despidió de ella con un beso en la mejilla y luego la abrazó con fuerza. Aquel gesto resulto extraño para la joven, por lo que dedujo en silencio que su madre tendría que haberse percatado de algo a pesar de sus intentos.
Una vez estando sola en la sala, Bulma se desplomó sobre uno de los sofás. Apagando las luces del sitio para poder meditar a gusto.
...
Aunque se encontraba teniendo una lucha interna con su cabeza. Sobre si debía decirle o no la verdad a Bulma, o si debía pedirle disculpas antes de irse, Vegeta estaba al pendiente del momento en el que las luces fueran apagadas para poder entrar a su habitación.
Al menos se llevaría los trajes que Bulma le había hecho.
Se levantó cuando dejó de apreciar los rayos de luz reflejándose en el jardín y emprendió su camino hacia el interior de la casa Brief.
Su corazón latía con fuerza sin explicación alguna y los nervios se apoderaron de él, al llegar a la oscura sala de estar.
Aunque no veía nada, sentía esa inquietud que causaba el estar siendo observado.
Llegó a mitad de la sala y se detuvo con brusquedad.
-Que miras – dejo caer Bulma, sobresaltándolo.
El cuerpo de Vegeta se mantuvo rígido durante unos segundos en los que Bulma encendía la luz.
Pero una vez pasada la impresión, el saiyajin, levantó la mano en puño y gritó:
-¡Ay pero que mujer tan fastidiosa, te empeñas en molestar a los demás!
Bulma frunció el entrecejo preparándose para arremeter contra Vegeta.
-¡Guerrero de pacotilla! - contestó.
La expresión de Vegeta lució tan desconcertada que Bulma soltó una carcajada.
-¡Deja de burlarte de mí, mujer imbécil. Que sepas que no voy a marcharme de esta casa!
Bulma dejó de reír. Se levantó de su lugar y se marchó a su habitación sin dar respuesta alguna.
Vegeta sudaba frio al darse cuenta de que había expresado su deseo real.
Era el príncipe de los saiyajin y nadie podía sacarlo de ningún lugar. Ni siquiera Bulma.

VEGETA, EL CANDIDATO PERFECTO #Wattys2020Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt