Propuesta.

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El eco de sus propias pisadas hacía retumbar sus oídos. El piso completamente negro estaba cubierto de una fina capa de agua que lo reflejaba todo a su alrededor. Troncos de árboles secos, o más bien quemados, le señalaban el camino por donde debía continuar, y pequeños faroles, con una intensa luz roja, le dejaban ver las puertas que de vez en cuando aparecían entre aquellos árboles muertos; sin ninguna pared que les sostuviera, sin saber hacia dónde le podrían llevar.

ChanYeol mantuvo su ceño fruncido y sus manos empuñadas. Sus pasos eran lentos, pero firmes, e intentaba no abrumarse con aquella sensación sofocante y desesperanzadora que le cosquilleaba en la piel. 

Tomó una bocanada de aire, y le molestó que todo estuviese tan caliente en ese lugar. Era casi como si el fuego fuese el dueño de aquello.

Apretó los labios. Un farol más intenso que los anteriores se prendió, iluminando una puerta roja frente a él con un número grabado a fuego. ChanYeol inhaló, llevando su mano hasta la empuñadura. Pero no fue necesario hacer fuerza, la puerta simplemente se abrió con una lentitud y chirrido escalofriante; ChanYeol intentó mantenerse tranquilo.

Sabía que estaba en una pesadilla de JongIn.

ChanYeol dio un par de pasos dentro de aquella habitación. El piso blanco con negro parecía estar excepcionalmente limpio. Las enormes cortinas rojas contrastaban con las bonitas paredes negras. Una enorme mesa rectangular estaba puesta en el centro, con una ostentosa cantidad de comida encima.

Quince copas de vino estaban servidas. Quince platos de comida.

ChanYeol se acercó hasta aquella mesa. La silla principal era alta y tenía un elegante respaldo tallado con algo que parecían ser rosas. ChanYeol no lo supo identificar bien. La puerta a su espalda se cerró fuertemente y ChanYeol dio un respingo.


—Llegó nuestro invitado principal, chicos.


El chasquido de unos dedos hizo que ChanYeol parpadeara rápido, pero la sorpresa fue mayor cuando catorce personas aparecieron frente a él. Siete chicos iguales a JongIn. Siete chicos iguales a él. Y todos lo miraban fijamente, con una amplia sonrisa en sus labios que, a decir verdad, a ChanYeol no le daba buena espina.

Tragó saliva, presionando sus dedos contra el respaldo de aquella silla que estaba vacía. No había que ser un genio para saber que ese sería su asiento.

Sus ojos fueron a parar directamente donde aquel JongIn que había visto antes. Aquel JongIn que se había presentado como uno de los demonios de su JongIn.

Oh.

ChanYeol los miró con detención. Cada uno tenía un número, del uno al siete, grabado sobre el cuello de su elegante chaqueta color rojo sangre. Cada uno tenía distinto peinado, seguramente dependiendo del pecado que eran, y cada JongIn tenía sentado a su derecha a un ChanYeol.

Aunque en realidad, ChanYeol seguía claramente desorientado.

La lujuria con el rostro de JongIn, le sonrió, poniéndose de pie.


—Veo que cada vez te acercas más a tus demonios, ChanYeol. A los tuyos y a los de JongIn, por eso haremos esta fiesta en tu honor.


El moreno habló mientras extendía sus brazos para señalar a los chicos que estaban a su alrededor.

ChanYeol arqueó una de sus cejas. ¿Dónde estaba el JongIn real si ésto se trataba de una de sus pesadillas?

Lujuria de JongIn sonrió, señalando ahora la silla principal.

Demons (2° y 3° temporada)  [ChanKai/KaiYeol]Kde žijí příběhy. Začni objevovat