LA CAPSULA DE GRAVEDAD.

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Habían pasado unos días desde que tuvo lugar la extraña visita de Bulma al hogar de Goku.
Pero Vegeta seguía sin poder procesar el hecho de que una humana le hubiera besado la mejilla y más aún sin poder creer que su mente o su cuerpo, no reaccionaran para evitarlo.
Él sentía asco por los humanos.
Eran seres débiles, sin ningún tipo de poder extraordinario y además, tremendamente emocionales.
Kakaroto podía haberse enamorado de alguien como Milk e inclusive tenerle afecto a la raza humana pero eso había pasado debido al golpe que se había dado en la cabeza cuando era apenas un bebé.
A estas alturas del partido, todos sabían que su bondad era gracias a ese desafortunado accidente.
-Fracasados – pensó al tiempo que recordaba el absurdo pedido de Bulma.
Esa mujer debía tener una fritura por cerebro. Solo algo así podría explicar que quisiera utilizar uno de los deseos para algo tan trivial e inútil como pedir un marido. Aunque recordaba también haber visto a esa misma fémina formando parte de la gente que acompañaba a Kakaroto. Y en alguna ocasión le había escuchado mencionar que ella era el cerebro detrás del radar que conducía a la localización de las esferas del dragón. Así que siendo justos, tal vez la mujer tuviera un poco de derecho en hacer el pedido.
La mujer de Goku tenía una similitud con la mujer de la nave.
Ambas eran insoportables.
¿Cómo podía Bulma hablarle con tanto irrespeto a un ser como él, que a todas luces era superior a ella?
Tanto en Bulma como en la esposa de Goku, podía notarse una marcada insolencia. Pues eran capaces de ordenarles, de gritarles y quien sabe, tal vez hasta de agredirlos físicamente.
"Mujeres con carácter" – así solía llamarlas Picoro.
Goku se había casado con Milk y el matrimonio era algo que Vegeta no podía entender.
O al menos no en la naturaleza de los Sayayin.
Ellos habían nacido para amar únicamente dos cosas: La batalla y el poder.
Pero los días pasados en casa de su más acérrimo enemigo, le habían hecho contemplar al menos de manera mínima la posibilidad de que esto no fuera del todo cierto. Sin embargo, luego del beso que Bulma le había dado, las probabilidades de que sus sospechas fueran ciertas aumentaron.
Tal vez también existiera un espacio para una emoción tan ridícula como el amor, en el corazón de un guerrero de su clase. Pero aquello significaría que esta raza de guerreros tenìa una debilidad y no estaba dispuesto a aceptar algo semejante.
En esto pensaba cuando Goku gritó su nombre desde la sala.
-Que es lo que quieres Kakaroto – respondió él con brusquedad mientras se encaminaba a la salida de su habitación.
-Quería avisarte que el maestro Karin me autorizó la entrada a la habitación del tiempo, pero pensé en llevar conmigo a Gohan para que desarrolle mejor sus habilidades en el combate.
-Has lo que quieras Kakaroto pero ya deja de hablar – contestó el príncipe con fastidio.
-Pero Bulma tiene una propuesta para ti, que no podrás rechazar.
Al escuchar el nombre de Bulma, la cara de Vegeta enrojeció al instante.
Goku soltó una carcajada al ver la coloración roja en el rostro de Vegeta.
-Tranquilo. Esta vez Bulma no vino a mi casa pero está en al teléfono.
Creo que la propuesta te podría interesar.
-Nada que tenga que ver con esa mujer puede interesarme.
-¿Ni siquiera tratándose de entrenamiento? – inquirió Goku.
-¡Dame ese teléfono, imbécil!
-Hola – dijo Bulma con amabilidad – no voy a quitarte mucho tiempo.
Esta llamada es solo para ofrecerte la posibilidad de entrenar en la capsula de gravedad que pertenece a la familia Brief.
Te permite aumentar o reducir la gravedad según como lo consideres.
Te ayudará a ser aún más fuerte de lo que ya eres.
-Yo soy muy fuerte mujer – se jactó Vegeta.
-Bueno, como quieras. Goku fue el primero en probarla y le dio muy buenos resultados.
Aquel fue el talón de Aquiles de Vegeta. Si Kakaroto ya la había probado, entonces él también lo haría.
No podía quedarse atrás.
Además había algo en aquella mujer que lo hacía querer convivir aunque sea de manera mínima con ella.
-Pero que insistente eres, está bien.
Habrá que comprobar si esa dichosa capsula está a la altura de un príncipe guerrero.
Mi nivel es mucho más alto que el de Kakaroto.
-Seguramente guerrero – contestó Bulma con alegría en la voz.
El corazón de Vegeta dio un vuelco y debió esforzarse por mantener el ritmo normal en su respiración antes de colgar.
Después de colgar el teléfono- al otro lado de la línea – Bulma sonrió triunfante.
-Conseguir al príncipe Sayayin, será menos complicado de lo que pensé.

VEGETA, EL CANDIDATO PERFECTO #Wattys2020Kde žijí příběhy. Začni objevovat