Derek.

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25.




Acomodo los platos sobre la mesa, y me imagino a Stiles diciéndome que los platos más pequeños no van debajo de los más grandes, y ya que es su cumpleaños, debo hacerlo tal y como a él le gustaría, sonrío inconsciente. Últimamente eso de sonreír y sentir felicidad se me da bien, pero solo cuando está él cerca.

El sentimiento que me grita con impaciencia mi cabeza, es lo que me tiene haciendo todo esto, es lo que me tiene viviendo esta clase de vida. Es lo que me mantiene sonriendo mientras cierto castaño me alegra los días. No sé que ha hecho, no tengo ni la menos idea de como es que ha logrado quebrajar lo que para mí, era un corazón no de piedra, sino de hierro. Ha entrado, y ha desorganizado mi vida patas arriba, y le agradeceré por el resto de mi vida. 

Sé lo que quiero, y por como lo conozco ya, sé que él también lo quiere. La inmortalidad a su lado es algo que me sonaba a película o a libro romántico, lo cual es imposible. Pero he comprendido algo, y es que ya no puedo vivir sin él, y no lo digo porque si él me dejase ambos moriríamos, no, lo digo porque, él ha logrado sacarme del agujero en el que estaba viviendo cuando mi familia murió, él me sacó de la tristeza sin fin en la que se sumergieron todos mis días, y sin él, sé que ya podría aguantarlo, así como sorprendentemente aguanté la muerte de mi familia. Pero sé que sin él, el vivir no tendría sentido, el respirar no me daría aire, el comer no me llenaría, vez la luz del sol no me sacaría de las tinieblas. Sin él, no quedaría nada de mí.

Veo la mesa y sé que a él le gustará. Se ha convertido en una especie de misión mantener esa sonrisa en su rostro, verlo sonreír es algo que me da alegría, es lo que me motiva a seguir adelante. Ese gesto que tiene de achinar los ojos, arrugar un poco la nariz, taparse a veces la cara con las manos y sonrojarse cuando hago que se intimide, es algo que jamás podré superar, porque, cada vez que sonríe es como si el mundo se iluminara y se llenara de alegría. Y antes no podía verlo, pero ahora sé lo hermoso que es sin intentar serlo, es que cuando lo miro, eclipsa el mundo por completo y solo puedo verlo a él, y nadie más.

Lydia me ayuda a poner la comida sobre la mesa. Menos John tiene una de esas mesas que se pueden extender, porque de lo contrario, no cabríamos todos aquí. Estos chicos, sus amigos, son extraños, y me he dado cuenta de que es como si todos encajaran perfectamente con el otro, está la sabía, la extraña y que se molesta por todo, la nerd y tierna, el descontrolado, el que se cree la última Coca-Cola en el desierto, la que trata de encajar porque es nueva, los gemelos que compiten por ser el mejor, el líder y el que es humano y hace que todos ellos tengan sentido. Ahora entiendo porque Stiles dice que son una manada, y es porque enserio lo son. Todos son raros, extraños, extrañamente bien parecidos y se quieren tal cual son.

Mientras Lydia termina de organizar la comida, me aseguro de tener las bebidas listas, sé que Stiles no ha probado licor en su vida, y es porque cree que no lo merece hasta que cumpla ese día, y es hoy, así que espero que le guste, pero que no se vuelva adicto.

Tengo las manos sudorosas, y el corazón desbocado casi queriéndose salir de mi pecho. La respiración también la tengo muy alterada, solo quiero que llegue y poderle entregarle todo el amor que tengo para darle. No soy bueno con las palabras, pero desde hace tiempo he estado escribiéndole algo, si no puedo decirle las cosas, al menos puedo escribirlas y que las lea frente a mí, solo quiero que sepa que no hay nadie más como él, y que mis días comienzan y terminan por él.

Miro la hora en el reloj en mi muñeca, son casi las tres de la tarde, Scott me envió un mensaje diciéndome que habían salido hacia la ciudad a eso de la una y cuarto, pero de seguro que están pasando un momento entre amigos, y aunque me pica la piel por tenerlo a mi lado, es su cumpleaños, y merece tener todo lo que quiera, aunque es así casi todos los días. Mi teléfono vibra en mi bolsillo, lo saco y la foto de Scott aparece frente a mi pantalla, Stiles se aseguró de poner los contactos de sus amigos en mi teléfono, y me dijo que era primordial que sus fotos estuvieran también. Con una sonrisa por el recuerdo contesto la llamada.

Aquello Que Siempre Quise ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora