10.

4.9K 476 7
                                    

Ha pasado casi una semana desde que la tía de Alan fue a verme a la veterinaria y explicarme de una vez por todas que estaba pasando en mi vida. Y aunque la respuesta no fue para nada lo que esperaba y me asustó a niveles inexplicables, últimamente he estado pensando que cuando conocí el mundo sobrenatural todo fue muy shockeante y demasiado nuevo para mí, tanto que hasta pensé que era imposible, pero no lo es, y algo dentro de mí comienza a gritar con demasiada fuerza, de que lo que Ana-Martle me explicó es verdad, y tengo miedo de que sea así.

Porque, bueno, se supone que soy yo quien decide el destino de ambos, si morir de una manera horrible, o estar con él y aceptar el destino de la luna. Es algo demasiado loco, y muy extraño, y sin embargo está pasando, y el simple hecho de saber saber que está en mis manos todo me da aun más miedo. Porque, fácilmente yo podría escogerlo y decidir pasar con él el resto de mi vida, pero lo estaría haciendo solo por mí, y no por él, escogería mi felicidad antes que la suya, y poniéndome en sus zapatos, no me parece nada justo.

No quiero pensar más en esto, pero es algo que la verdad resulta imposible, mi mente ha estado casi todo el tiempo en esta situación, y debo actuar rápido, porque tengo miedo de volver a sentir los dolores en todo el cuerpo, es algo tan horrible y desagradable, que ni a mi peor enemigo se lo desearía. 

—Hey, ¿estás bien? —Scott me pregunta pasándome la mano por los hombros. Estamos en el receso y todos estamos como siempre sentados en la misma mesa.

—No lo sé —Él hace una mueca y sé que tratará de decirme algo para animarme y ayudarme, pero si no comienzo por mí mismo, sus palabras solo se irán con el viento —Estoy tratando de pensar en como acercarme sin que parezca demasiado incómodo —No sé ni siquiera como hacerlo, la sola idea de ir a donde está, decirle que lo acepto sin siquiera haber hablado de esto antes me parece irracional.

—Bueno, hablar con él suena bien, recuerda que todo se soluciona hablando —Al principio la idea no me gusta y aunque trate de ayudarme no lo veo racional, pero cambio de idea cuando un plan me alumbra en la cabeza.

—Gracias, gracias. Sí, eso haré, dile al profesor de la siguiente clase que me fui porque me encuentro enfermo. Adiós, chicos, nos vemos esta noche —Todos no se inmutan ya están acostumbrados a mis explosiones de energía, así que solo corro hacia la oficina de la secretaría, cuando llego veo a través de su ventana que está desocupada, así que toco y espero mientras me muevo de allá para acá.

—Pase —No me hago esperar y entro como un caballo, ella pega un brinco y un grito agudo y se agarra el pecho. Me mira sorprendida y se acomoda las gafas —Señor Stilinski, ¿a qué debo su suave manera de entrar? —Se peina un poco y luego recobra la compostura. 

—Lo siento, Esther, es que, es algo importante —Me mira unos momentos mientras hago un extraño baile con mis piernas, luego sonríe y me dice que me siente

—¿A qué se debe? Porque por tu estado, realmente es algo importante.

—Necesito saber si el profesor Hale tiene más clases el día de hoy —Ella entrecierra los ojos y me mira de manera inquisitiva.

—¿Y tu para qué quieres saber eso? —Me rasco la cabeza y pienso en algo rápido.

—Bueno, es que hace unos días no pude venir a su clase, y él me dijo que lo buscara para entregarle un taller que debía presentar.

—Bien, déjame mirar —Ella teclea algo en el ordenador frente a ella, luego para y arrastra el mouse hacia algo —Sí, su última clase fue antes del receso, ya no tiene más por hoy —Casi ni la dejo terminar cuando salto de mi silla, ella vuelve a gritar y se pone la mano sobre el pecho mientras respira agitada —¡Deja de hacer eso, Stiles!

Aquello Que Siempre Quise ©Where stories live. Discover now