Décimo Latido

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Tan livianas como el viento, tan suaves como las nubes, tan gráciles como los astros.
Su cuerpo crecía, más alto, más fuerte, pero su alma seguía intacta. Era una estratega, hábil, con ese fulgor resplandeciente a su alrededor, pero de alguna manera, aún no era feliz, podía verlo, pero no hacía nada para cambiarlo.

Fue un día de lluvia; las nubes se volvieron negras la humedad reino durante todo el día, y los deberes se suspendieron, ese día fui temprano a casa, esperé a verla, pero me llevé la gran decepción de encontrar la entrada de su habitación desolada. Anocheció, fue una de esas noches sin luna o estrellas, los relámpagos se encargaban de iluminar las casas con su brillo resplandeciente. Tenía ese pequeño presentimiento llameante en mi pecho. La profunda necesidad de verla me asaltó, poco después de haber rondado por los alrededores de su habitación sin pista alguna de su presencia mi padre llegó, mi otra hija le acompañaba, y solo así caí en cuenta de que algo realmente malo estaba sucediendo.

Cerré los ojos, sentí mi corazón palpitar en mi pecho errático, con un miedo que me revolvía el estómago y me devolvía recuerdos amargos.

Desde que había sido relevado de mi puesto, me hacía cargo de los libros, traspasaba mis conocimientos a hojas de papel, lo primero que tenía que hacer era colocar las fechas para que así las generaciones futuras supieran de hace cuanto databa la información que leen, del mismo modo podrán saber desde hace cuánto que su raza existe; bueno, desde que mi hija había desaparecido yo había dejado de escribir, por lo tanto, había dejado de contar los días, de hecho, yo había dejado de vivir. La búsqueda empezó de inmediato, primero en todo el reino, en cada callejo existente, incluso entre los clanes antiguos que aún existían. No estaba. La guardia real intentó hacer la búsqueda de manera silenciosa, tratando de no alertar al pueblo. Nos extendimos a reinos vecinos luego de comprobar que no estaba entre nosotros. No había día en que algunos hombres de la guardia real me siguieran de cerca, temiendo que yo también desapareciera. Mi padre estaba cerca también, pero por motivos distintos.

Me había ocultado en la sala rememorativa, tenía esa sensación de pérdida en mi interior, ese presentimiento de que algo malo sucedía. La intención de volver a la tierra y buscarla nuevamente, me atacó, pero una visita de uno de los integrantes del Consejo y el sonar de una de las campanas de emergencia fue suficiente para detenerme.

El hombre me guío a una de las alas del Palacio y abrió la puerta para mi sin cruzar palabras. Había varias personas reunidas alrededor de una mesa, me extrañe al ver a casi todos los miembros de Consejo. Cuando entre por completo al lugar, el olor a mugre y carne calcinada me abrumó.

—Volvieron, señor. Los Jäguer, volvieron. —pronunció uno de los que allí estaban, mi cuerpo se paralizo por completo, poco después mis manos empezaron a temblar; cuando sentí mis ojos brillar pase mi mano izquierda por mi rostro, tratando de volver a la normalidad y centrarme en lo que estaba sucediendo.

Volví mis ojos hacia la cabeza de uno de los hombres del escuadrón que buscaba a mi princesa en tierra, el mensaje era claro, querían a mi niña.

—Prepárense para la guerra, la Jagdzeiten ha comenzado de nuevo. —murmure con la vista perdida en el cadáver.

—Sí, mi rey.

—Dieter, trae mi armadura, reúne a los líderes de cada familia. —ordené mientras salía, no tarde en ser seguido por los demás miembros del Consejo. —Antje acompáñame, nos reuniremos con Brandeis, es el único que nos puede arrojar un poco de luz sobre esto.

—Mi señor —pronunció Aldous, haciendo que detuviera mis pasos. —¿Qué haremos sobre la señorita Alysha?

—Envía a Egmont y Ellery, si ellos no la encuentran nadie lo hará.

—¿Y sí ellos no la lograrán encontrar, mi señor? —agregó cuando estaba en la puerta del castillo.

—Yo me encargaré de liderar la guerra y Antje tomará mi lugar, nadie más que mi hija mayor para hacerlo. —Salí del Palacio a pasos erráticos y pensamientos frenéticos, aterrado de lo que podría pasar, dudando de mis propias decisiones.

—Padre —murmuró siguiéndome

—Lamentó ponerte en esta situación, pero eres la única que puede asumir el cargo si a tu hermana o a mi nos llegase a pasar algo, tu abuelo ya está algo viejo. —le dije poniendo mis manos sobre sus hombros.

—Sabes que no puedo hacer eso, yo no—la interrumpí.

—Eres idéntica a tu madre —acaricie sus mejillas sonrosadas y sus negros cabellos —Siempre juzgando sus capacidades. Cuando naciste y vi tu diminuta espalda desnuda y tus cabellos oscuros, supe que no eras igual a mí, que no tendrías esta carga sobre ti y fue el día más feliz de mi vida. En cambio, con Alysha, sufrí, me vi en ella, en sus marcas ancestrales, en sus ojos pantanosos y lloré.

》Le grité a la luna de lo incierto, me ahogué en la marea de la duda, la sombra de la inseguridad me cubrió; sus ojos y su aura resplandeciente sólo alumbraron mis temores. Sé que estarás segura, que Aldous cuida de ti y de mis nietos como un guerrero, pero a ella, a tu hermana, la siento tan profundo que es como si fuera yo mismo. En ella está mi padre, mi abuelo, y todas las demás generaciones que han heredado un poder que solo destruye, que envenena la sangre y maldice el espíritu, que encarcela el alma y embruja la voluntad. Por eso, si dejo que a Alysha le suceda algo, no me lo perdonaré, nunca podré hacerlo, será como traicionarme, sé que entenderás que no puedo permitir eso.

—Sí padre

—Me alegro que lo entiendas, ahora, iremos con Brandeis. Él tendrá la respuesta a muchas de nuestras dudas, ¿Nos vamos? —enlace mi brazo con el suyo esperando su respuesta, cuando afirmó, me imagine el lugar a donde que quería ir y aparecimos allí, Brandeis estaba sentado delante nuestro, como si nos esperara.

—Su Majestad —el hombre de piel oscura y mirada centellante sostenía un trozo de Ámbar entre sus dedos, sentí la necesidad de corregirlo pero me mantuve en silencio —Un placer verlo por aquí.

—Necesito saber algo, y tu eres el único que puede darme ese algo, se que ya no es como antes, que tus poderes se han ido debilitando, pero ya no tengo más opciones que apoyarme en ti Brandeis.

—No se preocupe, me alegra saber que aun soy valioso —Brandeis cerró sus ojos y levantó la cabeza hacia el cielo, fuertes sacudidas arremetieron contra su cuerpo—Ha cambiado —sus palabras fueron como un susurro del viento, y me acerque más a él, impaciente.

—Siempre lo hace cuando sale del castillo

—Pero hay algo mas, algo mas ha cambiado —Brandeis abrió sus ojos, el desconcierto reflejado en ellos —Su hija, su majestad —se corrigió de inmediato —Ella, ha perdido sus alas mi señor —mis rodillas tocaron el suelo y mi hija mayor se abrazo a mi tratando de transmitirme esa paciencia que tanto la caracterizaba —Está estable, de alguna manera, su poder la ayuda considerablemente, pero hay un flujo de energía también; en su apariencia no parece más que un ángel ordinario.

—Eso explica porque los guerreros no daban con ella

—Mi señor, hay algo más —Brandeis no espero una respuesta y continuó —Los Jäguer están cerca de ella, siguiéndole la pista, al parecer acaban de descubrir con quién estaban tratando.

—Si mi hermana, si la reina, utilizara su poder, solo por un segundo, solo para volver —Antje soltó frases incompletas, esperando alguna señal de mi parte.

—Las cosas no son de ese modo hija, ella no hará nada a menos que su vida esté al borde de la muerte, e incluso en esas circunstancias, el poder mismo trabajará para mantenerla con vida, actuará por su cuenta. Ella nunca ha utilizado su fuerza contra nadie, dudo que lo haga.

—Pero ¿Qué pasará si los Jäguer se acercan otra vez?

—Esperemos que Egmont y Ellery estén cerca

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⏰ Last updated: Apr 28, 2018 ⏰

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