Tercer Latido

1.4K 158 7
                                    

Corazonadas

La preocupación me carcomía por dentro, y ver sus caras de decepción no ayuda a calmarme, todo lo contrario. Espere a que llegaran todos para comenzar a hablar.

- ¿Y? ¿Encontraron algo? ¿Alguna pista, lo que sea?

- Nada Alfa -Otra respuesta negativa.

- ¿Marcus?

- Lo siento Alfa, no hay rastros de nada.

Respire hondo, conteniendo un ataque a los integrantes de la manada, podía oler el miedo emanar de sus poros, pero mi mente estaba en una sola cosa, estaba ella, mi mente se enfocaba en imaginarme con ella, como para comenzar a preocuparme por si se hacían en los pantalones o no.

- ¿Tristán? -Mi voz no era suplicante, mi cuerpo tampoco emitía tal sentimiento, pero así me sentía.

Tenía miedo de perderla

- No -Negó con la cabeza en mi dirección, mirándome con pena, sentí odio por todo aquel que me rodeaba, actuando por impulso me dirigí al bosque.

- ¡Calliche! -La llame a gritos

- ¿Que sucede? -Por primera vez no me inmute por su inesperada aparición.

- ¿Donde esta?

- Más suave lobo, estas irascible ¿Lo sabias?

- Quiero saber dónde está, eso es todo -Le hable enojado por no obtener respuestas.

Por muy amable que quisiera ser siempre, era un Alfa, y en algún momento mi arrogancia y mi altivez debían de alzarse sobre mi fuerza de voluntad.

- No lo se

- ¿Que? -Pregunte atónito

- Que no sé dónde está, ¿no me has escuchado acaso?

- ¿Cómo es eso posible? Nada se puede ocultar de ti

- Eso pensé -Vacilo- Pero ha ocurrido, no puedo hacer nada al respecto, ya me resigne acerca de eso.

- ¿Te resignaste? ¿Desde cuándo te rindes tan fácilmente?

- No me caracterizo por mi persistencia, eso bien lo sabes, además lo he intentado, no puedo verla lobo, lo lamento.

- ¿Lo lamentas? ¡Hiciste que viera esperanza donde ahora me dices que no hay! -Le grite

- ¿Que te sucede? -La mire con los ojos desorbitados, confundido.

¿A qué venia eso?

- Estas a medio cambio lobo, mi intención no es ofenderte, pero no eres lo suficientemente fuerte como para realizar esa hazaña. -Con mis garras a medio salir y mi cara convertida en mi hocico le gruñí fuertemente. Me subestimaba -Esto no es normal -Me miro por unos cuantos segundos más y desapareció de mi vista.

Refunfuñando enojado y mascullando palabras incomprensibles me aleje del lugar, andando sin rumbo, mire hacia arriba, el inmenso cielo, pensé en ella.

Esa noche no dormí

La siguiente no me aparecí por la casa

- Hijo, ¿estás bien? -Respondí negando con la cabeza - Me tenias intranquila

Suspire y me senté el taburete de la cocina

- ¿Y las niñas? -Pregunte tratando de cambiar de tema.

Ella lo entendió

- Estaban inquietas, pensaban que algo malo te había ocurrido.

- No esta muy lejos de la realidad

- Sabes a lo que me refiero

- Lo se, pero ¿No has visto mi tamaño? Nada puede pasarme

En un vano intento por distraerme, levante el pecho mostrándome orgulloso por mi cambio. Pero ella me conocía demasiado bien.

- No puedes evadir algo por siempre, y no puedes dejar de entristecerte por algo tan reciente

- Estoy intentándolo, apreciaría que me ayudaras un poco

Mi madre río ligeramente y se acerco a mi con el té que había estado preparando cuando llegue a casa.

- Mi deber es enseñarte a tomar el toro por los cuernos. -Su mano avanzo hacia mi cabello, donde me acarició dulcemente. -A afrontar los problemas, no evitarlos, eludirlos nunca te llevara a nada. Podrás escaparte por un tiempo pero hasta ahí, en algún momento deberás de enfrentarlos.

- Mejor tarde que nunca

Ella suspiro y se alejó de mi

- No cariño, no es mejor tarde que nunca, nunca sera así, no te crié para que esquivaras las balas que te lanza la vida, te crié para que las detengas y las lances de vuelta. Tu puedes con esto, pero debes de creer en ti.

Dejo un beso en mi frente y salio de al cocina a paso lento, no pude evitar pensar en lo que dijo.

Ser o no ser... Ese es el dilema

[...]

Mi padre irrumpió en mi oficina, a la vez que Marcus lo hacia.

- Alfa -Levante la vista del libro y la fije en ellos.

- ¿Si?

- Ya es hora, podemos interrogarlos

-Bien -Me levante de la silla sintiéndome ligeramente mareado, decidí mantener la compostura.

- ¿Qué tal si te quedas aquí y yo me encargo de eso? -Lo pensé un momento, y cuando tenía planeado negar una nueva ola de vértigo me ataco con fuerza, logrando tambalearme.

- De acuerdo, encárgate de ello

- Deberías ir a dormir, por lo menos en el tiempo que me tomara volver -Contesto mi padre

- Estoy bien, durmiendo no la encontraremos, ustedes hagan lo suyo, yo me quedare aquí.

- Alfa, con todo respeto, usted sabe más que nadie que con estas invasiones lo necesitamos fuerte y ágil, debe de recuperar fuerzas.

- No has ido a tu habitación en todo el día, y ayer ni siquiera te apareciste aquí, debes de descansar hijo

Suspire fuertemente, tenían razón, y yo no tenía de otra cosa más que ir a descansar.

Dejándolos en mi oficina acordando algunas cosas, yo me retire y con cansancio subí los escalones.

Sin darle demasiadas vueltas, tome una ducha rápida y quedándome en ropa interior me tire en la gran cama, rebotando un poco.

Me sentía extrañamente a gusto

Ese corazonada que tienes cuando tienes mucho tiempo sin ver a tus padres o a tus abuelos y cuando lo haces, es fantástico.

Tienes una cercanía con ellos que no logras tener con nadie mas.

Al menos, que encuentras a tu alma gemela, en ese caso, el sentimiento de sentirte en casa es normal, y recíproco, te sientes a gusto, y una sensación de pertenencia con esa persona.

Me tomo algunos segundos procesar lo que estaba pasando, pero me tomo aun más descubrir lo estúpido que había sido.

Ella estaba aquí.

Tal vez si había esperanza, quizá y solo quizá esta había sido la razón por la cual la Calliche no pudo haberla visto, estaba aquí. Sólo eso importaba.

Legendary Lovers PAUSADAWhere stories live. Discover now