Estrategias con consecuencias

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«El hombre es bueno por naturaleza, es la sociedad la que lo corrompe".
Rousseau

Era una mañana resplandeciente en New Jersey. Tan pronto como los rayos de sol entró por su ventana chocando su rostro, Sherwin se vio obligado a empezar su día.

—¿Por qué el sol salió tan temprano?

Y con mala gana se fue arrastrando los pies hasta el baño, había pasado una mala noche, nunca imaginó que le iría tan mal como para que también interfiriera en sus sueños.

En resumen, se sentía fatal, aún las palabras que su tía le había dicho la noche anterior seguían girando en su cabeza. No podía dejar de pensar en ello.

—Buenos días.

Con la mano tapando su boca tratando de ocultar su bostezo fue que saludó a su tía. Dio unos cuantos pasos hacia la cocina y empezó a prepararse un café. Necesitaba recobrar energías y la cafeína era su única aliada.

—Es raro que un adolescente se despierte tan temprano.

—No pude dormir bien.

Antes de servirse la taza de café que tanto ansiaba tomó un trozo de pan del comedor y se dirigió nuevamente a Jenny, su imponente tía.

—Quizás me desocupe hoy en la tarde para acompañarle al aeropuerto.

—Oh, Sherwin, yo aún no me voy a ir.

—¿Eh? Pe-pero pensé que... Usted, tiene cosas pendientes allá en Francia ¿cierto?

—Sí, pero me dieron vacaciones así que no hay problema de quedarme unos cuántos días más.

Él tragó en seco y no habló por unos segundos. ¿Cómo podía refutarse ante eso sin ser grosero?

—Además, solo me iré cuando estés completamente sano.

—¿Sano?

No quiso responder nada más. Marchitándose bajo la mirada de la dama de mediana edad, Sherwin se limitó a seguir con lo suyo. De un momento a otro miró el reloj que estaba colgado en la pared y como lo esperaba aún tenía bastante tiempo de sobra para ir colegio.

—Sherwin, tienes que darme tu celular.

Y justo cuando pensó que no podía ser peor tenía que sucederle esto. ¿Qué lograría ella quitándole el celular?

Sherwin a toda costa evitó pensar en lo evidente. Sonrió de lado y agarró un lapicero anotando su número.

—Oh sí sí. Mi número es-

—No, Sherwin, tu número no, yo quiero tu celular... Ya que no hay nadie quien lo haga, yo te estaré controlando al menos hasta que comprendas y admitas que el amor que dices tener hacia ese chico es enfermizo.

—No puede ser...

La paciencia de este pelirrojo había llegado a su límite, puso su mano en su frente y movió su cabeza indicando desaprobación. En verdad se rehusaba a aceptar que tenía que soportar a esta mujer por más de un día.

sɪᴇᴍᴘʀᴇ ᴀ ᴛᴜ ʟᴀᴅᴏ •ɪɴ ᴀ ʜᴇᴀʀᴛʙᴇᴀᴛ• [BORRADOR]Where stories live. Discover now