Capítulo 34

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-lunes 14 de agosto de 2017-

Como siempre, no podía permitirme quedarme en casa sentada con los brazos cruzados. La propuesta de mamá de descansar unas semanas y ausentarme en el colegio las di por descartadas. No podía faltar y evitar aclarar las cosas, tenía muchas preguntas sin respuestas que necesitaba contestar. Caro me lo había dicho: "No te detengas, seguí luchando, porque te juro que jamás vi alguien tan fuerte como vos", no podía ni debía bajar la guardia y quedarme sentada destrozada por cada bala que me golpeó en el trayecto. Conseguí una verdad que contestó mi pregunta principal: ¿Quién es Quim? Pero ahora necesitaba enfrentarme a él y escuchar su porqué.

Comencé a caminar por los pasillos con el paso apurado, la mirada aterrada de Stacy fue la primera que logré ver entre la multitud de estudiantes, pero preferí ignorarla con el corazón dolido y seguí mi camino hacia el grupo de basquetbolistas.

—Nicolás—me frené en frente de todos ellos.

Esta vez no recorrían nervios por mi cuerpo, pero el miedo por lo que llegase a pasar y su reacción por lo que le llegase a decir era lo que más me asustaba. No sabía si Leiva estaba enterado de que su máscara había sido quitada completamente el jueves y que nada me sacaría las ganas de aclararlo todo. No me escondería como él lo hizo, tenía que hablar urgentemente con quien en un momento pasó a ser tan importante para mí.

—Hola, Odi—me sonrió con una inmensa tranquilidad.

—¿O tengo que llamarte Quim? —me crucé de brazos.

Aquella sonrisa tan iluminada y perfecta se desvaneció en el instante, la palidez que se apiadó de su rostro me mostró que pegué en el punto más débil de todo aquel galán. ¿Nicolás Leiva no se enteró de que su verdad fue descubierta? No podía creer a lo que me estaba enfrentando.

—¿De qué...?

—No te hagas el desentendido, ya sé quién sos. —Lo miré de abajo hacia arriba en un gesto desaprobador—. Si pensabas que tu secreto iba a morir en la tumba con vos, te equivocaste.

—¿Quién te lo dijo? —frunció el ceño.

—¿En serio querés saber quién me lo dijo, Quim? No puedo creer que solo te importe destrozar al traidor de tus cómplices, no puedo creer que no puedas dar la cara en algo tan serio como esto.

—¿Querés hablar a solas? —miró a su alrededor, nervioso.

—¿A solas? ¿Hablar? ¿Qué te da vergüenza? Pasaste tu cuenta de WhatsApp a cualquiera que esté metido en tu plan de "hacer feliz a Alodi". Si querías acercarte al menos buscá una manera menos dolorosa de hacerlo, porque lo único que conseguiste es complicarme más las cosas.

—Podemos ir a la cafetería—me agarró del antebrazo.

—¡No me toques! —di un paso atrás—. ¡Oigan, Nicolás Leiva estuvo hablándome por una cuenta falsa de WhatsApp, me ilusionó todo este tiempo! —grité con todas mis fuerzas.

—Okay, Alodi, podés...—Intentó detenerme Martín, quien miraba la escena asombrado.

—¡Sos el menos indicado en hablar, Frías! —lo interrumpí—, ya sé que sos parte de este juego, así que mejor cerrá la boca.

—Si necesitas que lo hablemos, si tenés ganas de insultarme o destrozarme con las palabras, hacelo, pero no busques llamar la atención, tenés que calmarte, Odi—me habló Nicolás con paciencia.

—¿Por qué? —se me partió la voz.

Y, para la sorpresa de muchos, me envolvió en un tierno abrazo. Me quedé ahí por solo unos diez segundos en los que necesité del calor y las energías de alguien, pero pronto me distancié, enojada por el gesto tan impertinente.

Quédate | COMPLETADove le storie prendono vita. Scoprilo ora