Capítulo 26

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Mientras caminaban, el mundo de Lena se convirtió en toda una odisea, todo se centraba en el asesino.

La gente se paraba a mirarla y sonreían mientras señalaban la noticia en los periódicos.

-... es por eso... Lena, ¿me escuchas? Lena, ¡KATINA!

La chica despertó de su sueño al oír a Sasha gritar su nombre.

El chico la estaba mirando a través de sus lentes y llevaba una sonrisa en la boca, parecía que estaba tatuada.

Sasha suspiró, y se revolvió el pelo, en señal de desesperación.

Estaba intentado captar la atención de Lena de manera fallida, pues el maldito ladrón la absorbía del todo.

-Te estaba contando el por qué de que mi hermana estuviera aquí.

-Ya veo... -susurró, recordando el momento en el que se lo había preguntado-. Lo siento, estoy pensando en otras cosas y... me estreso.

-Es comprensible, pero es de mala educación pensar en otros hombres mientras paseas con tu cita.

-Esto no es una cita Dragunov, en tus sueños -murmuró ella, enfadada-. Tú me has arrastrado hasta aquí, es más bien un secuestro.

-Espero que desarrolles rápido el síndrome de Estocolmo.

Lena puso los ojos en blanco. En realidad el comentario le había hecho gracia, pero Sasha era como el payaso de la clase, si te reías de algo que dijera, se volvería más pesado.

-¿Por qué dejaste la magia? -preguntó, desviando el tema por un camino donde ella no saldría perjudicada.

Sasha la miró como si pensara en la respuesta correcta a esa pregunta.

Y frunció el ceño, haciendo que se formará una serie de arrugas en su entrecejo que hicieron que Lena casi soltara una carcajada.

-Es una larga historia, no voy a aburrirte con ella -contestó, desviando la mirada, mientras metía la mano izquierda en su bolsillo.

-Tu padre era mago, ¿también lo dejó? ¿O es que prefirió seguir como alguien normal?-preguntó Lena que no estaba dispuesta a abandonar el tema.

-No lo dejó, tampoco dejó su profesión.

-¿Entonces?

Lena no supo qué decir, pero una cosa estaba clara, había metido la pata hasta el fondo, bravo Katina.

Siguieron caminando sin pronunciar palabra hasta que llegaron a una cafetería donde comieron tranquilamente, la tranquilidad de Lena duró muy poco, recibió un mensaje al móvil que deseó que fuera mentira:

"Mañana a las 23:54 me llevaré "La Luz de Luna" que está en el museo de SPB. Atte: N.D.

El mal humor de Lena había vuelto, y lo había hecho para quedarse.

Ese ladrón iba a arrepentirse, se repetía una y otra vez, dentro de su cabeza, como si fuera una especie de ritual.

Los policias tenían todo el lugar cubierto, no pasaba un ratón sin que ninguno de ellos lo supiera.

Estaban por todos lados, todos.

Levantabas un azulejo, y allí había un policía, quitabas un foco, y aparecía otro

Decenas de ojos vigilaban la piedra preciosa.

Lena podía verlo todo desde la sala de camaras.

Con un simple clic cambiaban de angulo dándole una visión perfecta desde todos los ángulos.

No estaba segura si debía permanecer allí o no, pero el simple hecho de tenerlo delante en cuando apareciera conseguía hacer que una furia animal se despertara dentro de ella.

El Asesino de Nessun DormaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora