39. TRACY

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Hay momentos en que tu vida no vale nada al lado de los que más amas. Entonces deseas que todo te pase a ti, que los demás no sufran, que puedas hacerlos feliz el tiempo que sea posible.

Así es como me siento ahora.

La situación me pone muy susceptible emocionalmente pero lo contengo. Incluido el olor a pólvora que se me mete en la nariz no hace buenas migas con el humo ya inhalado en el estadio. Sólo espero que esto luego no traiga consecuencias graves.

—Theo, te amo—lo observo como si el mundo se fuese a detener.

—Yo también—me contesta con honestidad y refugiada en sus brazos, me invade la sensación de que las paredes empiezan a vibrar. El suelo, mi cuerpo, el lugar entero.

Los pedazos de concreto y ladrillos vuelan en todas direcciones pero la pared maciza donde estamos escudados apenas tiembla debido a la distancia. Hubiese salido disparada en pedacitos de haber colocado esa bomba clavada aquí mismo.

Los gritos de los tipos dentro nos llegan, lo cual es la señal que Tachas está esperando:

—¡Vamos!—grita empujando a Stefano.

Éste se levanta con su metralleta y cargado de emoción. Ríe como el psicópata que es, disparando con su arma mortal a todos los que tiene delante en la medida que corren y Audrey lo secunda.

Salimos detrás y me invade un escalofrío cuando alcanzo a ver lo que está sucediendo: una nube de polvo se alza mientras los chicos sobrepasan los escombros y se meten en el vestíbulo preparados para enfrentarse con el mayor de los peligros.

Y se pone peor cuando al caminar me encuentro con algo horrible: pedazos de cuerpos, cadáveres completos en el suelo, gente inocente que ha muerto por nuestra culpa y esto me hace sentir horrible.

—Theo—lo sostengo de un brazo. Él ríe entusiasmado ante el escenario que nos circunda. El olor a carne cruda se me mete en la nariz hasta clavarse en mi pecho.

—¡Lo logramos!—aúlla con alegría.

—Theo, yo...

—¿Tracy?

Y vomito.

Suelto todo hasta que mi estómago ha quedado vacío. El humo, la sangre, la carne, la pólvora, el hedor asqueroso se ha juntado en mi interior provocándome arcadas incontrolables.

—Santo cielo—. Theo me toma el cabello mientras vomito—. Suéltalo todo, no es bueno que te lo guardes.

—No veas, no veas, no veas.

Esas palabras vienen de Tachas.

Una vez que me siento recuperada, levanto la cabeza y me encuentro con el chico quien conduce a su novio cubriéndole los ojos. Está aterrorizado o bien, tan asqueado como yo pero él por su pavor a la sangre. No veas.

—Oh, por favor, no pueden hacer eso—se queja Audrey.

—Pues mira cómo lo hacemos—le responde Tachas.

—No te...alejes—le pide Carl y se aferra aún más.

De pronto, escucho un ruido como si algo se moviera entre los escombros y observo en dicha dirección: debajo de mí.

—¡Tracy, sal de ahí!

La advertencia de Theo es seguida por un empujón suyo que me hace caer sobre mi mano rota y ahogo un grito de mil demonios.

Aguardo un instante en busca de morder el dolor de mis huesitos destrozados pero también, siguiendo lo que se movía bajo mis pies hasta encontrar qué sucede.

—Mira...eso—digo un poco aturdida.

Desde la entrada, el suelo comienza a hundirse y todos empiezan a reír con euforia.

—¡ESO ES!—grita Derek—. ¡EL CAMINO MÁS RAPIDO PARA BAJAR ES POR EL SUELO MISMO!

—Eres un maldito genio—asimila Tachas.

El agujero se hace más y más profundo.

—Todos prepárense—advierte Jacob.

Stefano y Audrey levantan sus armas con las miras en dirección al agujero que empieza a abrirse.

—¿Qué hay debajo?—pregunto.

—Es el punto donde conducían las escaleras: el escondite de los cerebritos—me contesta Kylie.

—No han de faltar guardianes ahí—añade Stefano.

Y cuando el agujero deja de abrirse hasta llegar a la mitad del vestíbulo, algo hace ruido a nuestras espaldas.

—¿Qué fue...?—empiezo pero enmudezco producto de un susto.

Las cosas suceden tan rápido que apenas tengo tiempo de procesarlo.

Un tipo herido sale a gatas desde los escombros, levanta su brazo sangrando y apunta a Stefano.

—¡¡STEF!!—la voz de Kylie se oye tan fuerte que ha de haberle raspado la garganta.

El sujeto con su arma dispara.

Kylie corre.

Pero no lo suficiente.

Apenas llega a quedar de frente a su chico justo antes de que este alcance a darse la vuelta...

...y un chorro de sangre vuelve para ensuciar a la rubia.

Me llevo una mano al rostro y todos nos quedamos gélidos.

El guardia herido que salió entre los escombros acaba de dispararle a Stefano abriéndole un agujero en el pecho y arrojando su cuerpo encima de Kylie Moore.


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#MALOS

EL ORIGEN

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