30. ¿Quién te salvará ahora?

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Las imágenes se quedan atoradas en su cabeza. Stefano no puede moverse ni resistirse. Cuanto más lo intenta, más se clavan las agujas que retienen sus párpados abiertos para que observe la pantalla. Y no hay sensación más insoportable que la sangre obturando su visión sin poder limpiarse, ni siquiera parpadear.

—Tú los mataste—le dice el Doctor tras el ruedo de imágenes donde se observa un muchacho titubeando entre los cuerpos degollados de su familia—. Se lo merecían.

El sedante supera la dosis que el organismo de Stef alcanza a soportar y todo se impregna de oscuridad.



—Santo cielo, Stef. Nos asustaste.

Su madre lo abraza tras ver reaparecer al chico.

Sin embargo, su padre capta también la llegada y advierte a su esposa de que retroceda, separándolos.

—Hijo, creo que deberías sentarte—le dice.

—¿Qué sucede?—pregunta la esposa. Su hijo estuvo desaparecido todo el día. Temían lo peor.

—No se ve bien—explica el sujeto. El chico avanza hasta el sillón donde es conducido por su padre quien toma asiento a su lado. Su madre se acuclilla a la derecha—. Hijo, ¿cómo te sientes?

El chico no dice una palabra. Parece perturbado. Estupefacto. Algo le sucede y sus padres no pueden discernir bien qué es.

Observa a uno y otro como si fuesen desconocidos lo cual le produce un insondable sentimiento de odio y dolor hacia cada uno de ellos.

—¿Cariño? —pregunta su madre.

Y por algún motivo quiere darle un puñetazo en ese mismo instante pero se contiene. No, Stef. No. Es tu madre. Ella te ama más de lo que jamás nadie podría hacerlo.

Putas mentiras, deduce el chico y se pone de pie de sopetón.

—¿Qué sucede...?—pregunta Chase apareciendo desde su habitación con un pijama de dinosaurios estampados y los ojos medio cerrados.

—Ve a tu habitación, Chase—le advierto el padre.

—¿Por q...?

—Vete ahora—le dice la madre, captando la alerta de su marido.

El niño siente horror ante el autoritarismo con el que se dirigen a él, lo cual le provoca mala espina y sale corriendo hasta su cuarto donde se encierra.

—Hijo, tendrás que acompañarnos—le contesta su padre—. Debe verte un médico.

Pero el odio sin causa de Stef también se dirige ahora a su padre. Quiere darle un puñetazo sin importar la autoridad. También a su madre. A los dos por no dejarlo en paz.

Son tus padres, Stef. Son tus padres. Te aman más que nadie en el mundo.

¡AL CARAJO!

Son tus padres, STEFANO.

—¡¡¡ARRGGGGG!!!

Stefano se retuerce ante la descarga eléctrica en su mandíbula conectando directo al cerebro.

—¡¿Qué pasa?! —pregunta su madre, asustada, como si su padre supiese algo.

—No... No tengo idea.

—¿Hijo?

—¡Retrocede! —le advierte el sujeto a su esposa pero ella parece no escuchar.

Se dirige a querer ayudar a su hijo pero éste se arrastra hasta la cocina e intenta ponerse de pie. Cuando su madre se dirige a él, le suelta un puñetazo en el estómago, arrojándola al suelo y un inexplicable sentimiento de placer le invade.

#MALOS El Origen | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora