3. Bienvenido idiota (II)

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Kylie


Aún recuerdo el día del partido de fútbol en que Rupert y Cameron se lucían como dioses bajo el sol veraniego de Iconic.

Verlos jugar con sus sudadas camisetas, esos enormes músculos y sus gestos seductores al loco público que les gritaba entusiastas (gritábamos, me incluyo) implicó un agraciado destino que en compañía de Carter y Jess, nos permitía pavonearnos de tan lindo espectáculo.

El problema fue cuando una mano tocó mi hombro y me di la vuelta.

-Pa...para ti-me dijo el intruso.

Estúpidamente estiré mi brazo y recibí un colorido refresco de mora.

Pero al ver de quién provenía, lo dejé caer en sus narices. El idiota de Stefano Guilty me había regalado una soda en mitad del partido, ¡delante de un montón de gente! Que ahora reían a carcajadas ante mi gesto.

El chico por tanto, con su corazón herido y masoquista, se marchó corriendo entre las gradas.



En efecto, debo traer a mi cabeza esta clase de recuerdos para insistir conmigo misma en los motivos por los cuales hago lo que hago.

Tener presente que nada en esto es cuestión de azar, me acerco ahora a él, me sacrifico de esta forma con tal de lograr un porvenir mejor.

Mi móvil vibra y me despierta de las ensoñaciones.

De pronto me encuentro con que papá se encuentra descendiendo con su lindo Audi por Avenida Central mientras una canción de Elvis Presley suena en la radio.

El bosque se alza bajo la mortecina noche que nos sumerge a todos en un estrellado cielo de primavera.

Mi móvil vibra dentro de la manga y lo saco.

Es él.

Y estarme escribiendo con este chico en las narices de papá mientras él a su vez piensa que me voy a lo de Jess, es algo que no deja de ponerme incómoda.

ID (sí, la ID es por IDIOTA): Estoy en casa, ¿por qué lo preguntas? ¿Quién eres? ✓ ✓

KY: No te preocupes, tu sólo espérame en la puerta. ✓ ✓

ID: Pero ¿quién eres? ✓ ✓

-Papá, ¿me puedes dejar en la esquina?-le pregunto.

-¿Por qué?

-Por...que... necesito buscar la numeración.

-Podemos hacerlo desde el auto.

-La calle es contramano, no puedes entrar con el coche por ahí.

-A esta hora no hay polis en la zona.

-Preferiría hacerlo a pie, en verdad. Te prometo que al tener la dirección exacta de la casa, te pondré en aviso así te espero justo en la puerta. ¿Sí?

Él me mira con el entrecejo fruncido pero el gesto demuestra más confusión que enojo.

-Por favor-insisto poniendo ojos de cachorrito herido.

Él suelta un resoplido.

-Está bien-cede por fin-, pero apenas encuentres a Jess, me escribes. ¿Estamos?

Doy unos ligeros aplausos acompañados de un efusivo agradecimiento.

En cuanto nos adentramos en el vecindario (grandes casas enrejadas, muchos carteles de «CUIDADO CON EL PERRO» o «CASA PROTEGIDA»), distingo al final de la calle una vieja fábrica sin funcionar, altas paredes plagadas de moho y un alambrado alrededor que termina en su parte superior con ruedas de púas.

#MALOS El Origen | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora