15. Rojo como la sangre

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El estómago de Kylie da un vuelco.

Una parte de sí no termina de creerse al tremendo dios griego que tiene frente a sí, el cual siempre permaneció como un cero a la izquierda intentando acercarse a ella.

Y valió hacerle saber una cosa: sólo una cosa para que Stefano empezase a obedecer cada orden de la chica.

Él no impone nada a Ky.

Es ella quien dio a conocer exactamente lo que desea. Él lo captó y puso en marcha el motor del deseo, donde sabe qué darle y qué no.

-Cúbrete-le ordena ella y retrocede.

Sus pies y su espalda se topan con algo frío y metálico. Ky se gira y descubre un caño lustroso.

-Santo cielo-dice ella, horrorizada.

-Bienvenida a mi hogar.

Stefano avanza y sus ojos enrojecidos al igual que toda su piel parecen ser fuego vivo en sus músculos macizos.

Stefano avanza.

Kylie queda más y más acorralada.

-Estás... Estás...

Las palabras se esfuman de su boca. No resulta nada fácil concentrarse si se tiene a esta nueva versión de Stefano Guilty avanzando como Dios lo trajo al mundo al punto de dejarla sin escapatoria.

-¿Estoy?-pregunta él.

Ky busca con la mirada y en las escaleras halla la ropa. Él se valió de la oscuridad para desnudarse con sumo sigilo mientras ella descendía sin imaginarse lo que estaba sucediendo.

Stefano sigue caminando quedando sólo a unos pasos de la chica. Hay algo duro y enorme que se balancea entre sus mientras se mueve pero Ky sólo busca no mirar directamente...ahí.

-¿Te gustan mis nuevos tatuajes?

Él cierra sus manos tras la nuca y descubre en la zona de sus tríceps, el rostro del pintor Salvador Dalí que Ky no tarda en reconocer.

-¿Dalí?-pregunta.

-Ajá.

Stefano vuelve a avanzar.

Está muy cerca de rozarla.

-¿P...por qué?

Él no se inmuta al responder:

-Un ícono del arte y la locura: Lo que tú representas para mí.

Y aplasta su boca contra la de ella en un caliente beso que hace detonar la bomba.

Stefano empuja a Ky contra el caño detrás. Su boca explora la de la chica: sus labios tiernos, su aliento dulce, su lengua suave. Ella también se deja poseer por la fuerza de Stef, por la musculatura de sus brazos rodeándola por la cintura y una de sus manos cual la sostiene por la nuca, consumiéndola aún más.

Lo que deja a Ky extasiada de más es el sexo de él que empuja con fuerza sobre la falda de la rubia. Es una falda corta, quizá demasiado para los peligros que podrían estar cerca.

Stef baja sus manos y explora la cintura de su chica sin embargo, sobrepasa los glúteos, se agacha y la obliga a incorporarse en la cintura de él. Ky rodea con sus piernas las caderas de Stef y cruza sus brazos sobre los hombros anchos del muchacho.

-Estás loco-le dice ahogando un gritito frente a la sorpresa.

-Demasiado-contesta sin pensárselo dos veces y agrega-: Tan loco como tú, pequeña desquiciada.

#MALOS El Origen | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora