Ojos de Angel

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Querido Diario:

Hace mucho tiempo que no he escrito en ti, pero hoy siento que debo contarte algunas cosas que han pasado en mi vida desde que mi madre tomó la decisión de salir de Londres.

Te contaré que ya no estoy sola. Hace exactamente tres meses llegó al mundo una personita que me ha cambiado la vida. Una personita hermosa de cabellos rubios que podría definirlos como casi transparentes, de hermosos ojos grises como los ojos de los ángeles que pintó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina y de piel pálida, tan blanca como la nieve. Sí, llegó a mi vida Rose Luna... mi hija... mi preciosa bebé. Llora muy poco, solo para decir que tiene hambre o para que le cambie el pañal, pues es una niña muy tranquila que se dedica a observar todo a su alrededor. Desde que nació, siento que tengo un ángel protector junto a mí.

Ella es norteamericana, ya que cuando tenía cuatro meses de embarazo, mi madre decidió venirnos para acá, a Tampa-Florida con mi tío Herman, que es viudo. Él es profesor de Literatura Contemporánea en la Universidad de Florida (ya sabía yo que de alguien debí haber heredado la capacidad inmensa de lectura que tengo), él nos quiere mucho y nos cuida. Es una excelente persona.

Yo no logro entender a mi madre. Estábamos bien en Sidney con tía Betty, sin embargo, y de un día para otro, resolvió que lo mejor era venirnos a Tampa. A ratos creo que huimos pero claro, cuando le pregunto, ella se queda callada, como si estuviera en un trance o algo parecido. Pero a pesar de todo, ella es muy cariñosa con mi hijita (bueno, quién no sería cariñoso con mi niña...)

Quisiera que mi esposo estuviera vivo, es posible que él mismo se viera reflejado en ella ya que por más que le busco un parecido a mí, no le encuentro. Un doctor me habló de fenotipos y genotipos, no soy experta en esa materia, pero es posible que todo lo visible sea tuyo, Draco, y lo no visible sea mío. Pobre chiquita mía, ¡hay días en que ni yo misma me soporto!

He pensado en que no puedo seguir viviendo a expensas de mi madre. Ella se ha instalado con una consulta odontológica aquí en Tampa y ya tiene sus clientes; mi tío hace clases y le va bien. Yo no voy a estar siempre de dueña de casa. Amo a mi hija y por ella debo pensar en hacer algo con mi vida. Hace unos días leí un anuncio en un periódico en donde invitaban a jóvenes entre dieciocho y veinticuatro años para formar parte del cuerpo de policía. Decía que se trataba de un año y medio de instrucción, entre la academia y la obtención de la licencia de conducir, incluyendo las horas de práctica, que serían pagadas.

Eso me ha interesado mucho ya que durante mi embarazo logré convalidar estudios y pude obtener la ciudadanía norteamericana, gracias a los convenios internacionales que Estados Unidos tiene con Inglaterra, los que me permitieron agilizar todo. Se lo he dicho a mi madre, pero ella no quiere. Aunque, sinceramente, ya estoy cansada de preguntarle todo y de acceder a sus ideas, a veces sin siquiera indagar más allá. Esta decisión la he tomado yo, así como también la de reanudar mis sesiones con el psiquiatra. Se suponía que esta amnesia sería temporal, pero ya va un año y no logro recordar nada. ¡Se acabó! ¡Hoy cierro un ciclo en mi vida! Lo haré por Rose y por mí. Mañana ingreso a la Academia de Policía.


Así Hermione terminó de escribir su diario. Luego se puso de pie y de un cajón del mueble en donde guardaba su ropa, extrajo una caja blanca de terciopelo. La abrió y luego se quitó el anillo que lucía en la mano derecha, aquel que tenía una serpiente, y lo guardó en esa cajita; luego sintió que también debía quitarse el anillo de matrimonio. Era viuda, no casada y como tal debía enfrentar el mundo. Se quitó entonces aquel anillo de oro que en su interior decía «Draco Malfoy» y también lo metió en caja. La cerró y la volvió a depositar en el mueble.

Ojos de Angel I - El Inicio (Draco & Hermione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora