Escape

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Mientras Hermione se encontraba sentada en la cama leyendo un libro y Draco dormía a su lado, a eso de las diez de la mañana de aquel día domingo, una lechuza se posó en la ventana de la Premio Anual. Ella, de inmediato se puso de pie y la recibió, ésta entró y se acurrucó en una esquina de la habitación. Crookshanks dormía profundamente, sino era obvio que se iniciaría una persecución al interior del lugar.

Hermione le dio un caramelo y luego el ave salió por la misma ventana hacia el exterior, yéndose directamente a la lechucería. Afuera caía una copiosa nevazón, con mucho viento y la temperatura estaba bastante por debajo de los cero grados. Corrió nuevamente a su cama, que desde hacía ya algún tiempo, compartía con su novio.

Algunos días en la cama de él y otros en la de ella, y otras tantas solos, dependiendo de sus cargas de estudio.

Draco sintió que unos piececitos helados lo habían rozado. Y se giró. A pesar de hacer frío, él acostumbraba a dormir desnudo, cosa que no había logrado en ella. Siempre con sus pijamas de algodón o sus sensuales camisolas de seda, pero jamás como él hubiera querido.

—¿Quién te ha escrito? —preguntó acercándose a ella.

—Mis padres —respondió—. Dicen que para Navidad debo ir a Francia, que allá van a estar esperándome.

—¿Me piensas dejar solo?

—¿Cómo crees? Pensaba que la pasáramos juntos, con mis padres.

—Yo quería pasarla contigo. Los dos solos.

—¿Acá en el colegio?

—No, en mi casa —advirtió de inmediato la mueca que se formó en el rostro de ella. Sabía que aquella casa le traía malos recuerdos por causa de su tía Bellatrix.

—Sabes que tu casa no me gusta, es tan oscura, me deprime... recuerdo cada crucio a los que tu tía me sometió...

—Lo sé... pero ahora no está así. Luego de la batalla me propuse cambiarla, al fin y al cabo es mi casa y así, como estaba, era imposible vivir allí. Lo primero que hice fue eliminar los calabozos, quité el embrujo nocturno, es decir, ahora hay luz en mi casa: las ventanas están abiertas y no tapiadas. En fin... también pensaba hacer algo con el jardín. Hay que arreglar las cocinas, las cocheras, bueno hay mucho trabajo. También debo ver si hay más elfos que quieran trabajar en casa. Al caer mi padre a Azkaban y mi madre al hospital, les di la libertad a todos. Solo me queda Steve, que es un muchacho squib. Tiene como cuatro o cinco años más que yo y él se ha encargado de muchas cosas. Claro que igual nos falta mano de obra, la mansión es grande y requiere de constante mantención —mientras hablaba, Hermione escuchaba atenta.

—Ocrencinia Codetto —dijo una vez que Draco finalizó.

—¿Y eso qué es?

—No «qué»... «Quién»... Se trata de una elfina que trabaja en las cocinas de Hogwarts. Ya es viejita... (el único elfo joven que conocí era Dobby) y está cansada de servir tantos y tantos platos... yo la conozco, porque en un tiempo iba junto a Harry y Ron —hizo un pequeño gesto en su rostro al decir el nombre de su ex novio—. Y ella nos atendía como reyes. Si quieres hablo con Oco para que la puedas contratar, y al decir «contratar», me refiero a...

—Sí, sí entiendo, con un contrato digno y un sueldo suficiente ¿no? Hermione, no soy un estúpido. Recuerda que mi familia siempre ha tenido empresas. Así como me ves, también sé de negocios.

—Mmm mi huroncito negociador... —¿por qué tenía que poner esa carita? ¡Estaba que se la comía a besos!

—Pero... ¿te quedarás conmigo en Navidad?

Ojos de Angel I - El Inicio (Draco & Hermione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora