Lo que es peor... no volverá

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Se me fue con el sol, sin hablar sin un adiós,

no recuerdo ni su cara ni su voz.

Se me fue con timidez, con la luz de anochecer

ahora sé que no le supe comprender.

* * * * * * * * * * * * * * * * * *

Al cabo de dos días Hermione fue dada de alta y podía por fin regresar a casa con su madre. Tenía tantas dudas en la cabeza, ¿cuándo se había casado? ¿Cómo fue esposo? ¿Dónde lo conoció? ¿Dónde vivían? Pero Jean se limitaba a guardar silencio y Hermione ya estaba bastante hastiada de preguntar y preguntar sin obtener respuestas satisfactorias, pues todas eran evasivas o monosílabas que poco y nada le aclaraban lo que estaba ocurriendo.

Se sentía tan sola. Era una tristeza enorme saber que iba a ser madre y ni siquiera recordaba el rostro de su esposo. No tenía fotografías, no guardaba recuerdos, no tenía nada. Solo poseía un anillo de matrimonio que decía el nombre de él y uno en forma de serpiente que tenía puesto en su mano derecha. Mas, no sabía qué significaba ¿sería ese el anillo de compromiso? No lo recordaba, pero era muy probable.

Madre, quiero ir a ver la tumba de mi esposo. Vamos al cementerio —dijo con voz ronca, esa que emanaba de sus cuerdas vocales cuando tenía el llanto contenido.

Prefiero que vayamos a casa y que descanses. El doctor dijo que debías guardar estricto reposo. Ya habrá tiempo para venir a ver la tumba de...

Madre, insisto, quiero ver la tumba de Draco.

Eres testaruda —agregó Jean, pero entendía la situación de su hija. Dio un respiro profundo y se digirió al taxista que las trasladaba—: Por favor, llévenos primero al cementerio y luego a casa. Y le agradeceré que tenga la amabilidad de esperarnos—. Solicitó.

Como diga, señora —el hombre siguió un par de cuadras más y luego giró hacia la izquierda, tomando una vía lateral.

Cuando llegaron, Hermione se bajó del vehículo con sumo cuidado ya que todavía sentía una leve punzada en su vientre y caminó despacio al lado de su madre.

Jean sabía en donde se encontraba la tumba de Draco, ya que hacía un par de días había asistido al sepelio, en donde solo ella y un sacerdote estuvieron presentes. ¿Es que ese muchacho no tenía familia? ¡Por eso que siempre lo encontró era extraño y no merecedor del amor de su hija!

Caminaron por medio de las tumbas y mausoleos hasta que llegaron a un lugar algo apartado. Allí se erigía un sepulcro con cubierta de mármol en donde se encontraba una escritura que decía: «Amado esposo, Draco Lucius Malfoy Black». Jean prefirió quedarse un poco apartada y observar desde allí. Hermione se acercó, a la tumba y tocó cada letra con su dedo índice. Sin darse cuenta unas lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas.

Draco, ¿por qué no te recuerdo? ¿Por qué no logro ver tu rostro o recordar tu voz? ¿Qué ocurrió para yo no muriera? ¿Por qué estoy viva y tú, no? ¡Debí morir contigo! Es un calvario no saber nada... nada de ti... nada de nuestro amor... ¡Oh, Draco, voy a tener un hijo tuyo y tú no lo conocerás! ¿Por qué no me llevaste contigo? Yo no puedo seguir sola. Debí haberte amado tanto como para casarme contigo. ¿Estábamos enamorados? ¿Tanto nos amábamos que ahora estoy embarazada? Quizá por eso no me llevaste, quizá por eso debo estar viva. Draco, en donde estés y quien hayas sido, te juro que cuidaré de nuestro hijo, que lo amaré por los dos y que lucharé día a día por ser mejor. Espero que algún día me vengas a buscar, ojalá que para entonces ya recuerde tu cara, tu voz, nuestra vida juntos y nuestro hijo pueda vivir sin mí... ¡Oh Draco, me vas a hacer tanta falta!

Ojos de Angel I - El Inicio (Draco & Hermione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora