21 - Sonrisa Plasmada En La Cara

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Hoy era el día en el que le contaría a mi padre sobre la universidad.

Durante estas dos semanas he estado pensando mucho acerca de lo que dijo Sam en nuestra primera, hasta le pregunté a Sara, Lucas, Sabri y Pete acerca de eso y todos habían dicho que era una gran idea.

Por lo que me puse a investigar sobre universidades para obtener una licenciatura en teatro, pero había un ligero problema.

Todas las universidades de aquí eran de bajo rango, lo más alto que podría llegar a ser es trabajar en esas tontas telenovelas que dan ahora en la televisión y yo quiero más, quiero estar en la pantalla grande y la mejor forma de lograrlo es en Estados Unidos.

Me podrían aceptar sin fácilmente, ya que tenía mi certificado de inglés y yo lo hablaba muy fluido, el tema era el dinero y que mi padre aceptara que yo me vaya a estudiar a los Estados Unidos.

El dinero podría ser cosa fácil, es decir, me podría tomar un año después de salir del instituto para trabajar y conseguir suficiente dinero.

Ahora solo tenía que ver como se lo iba a tomar.

Hablando (o mejor dicho pensando) de otro tema, las cosas con Sam no podrían ir mejor, aún no es oficial, he sido muy terca respecto a eso, pero ya le tomé mucha confianza a Sam y... realmente...

Mis pensamientos son distraídos por el sonar de la puerta del departamento abriéndose para luego escuchar unos pesados pasos entrar y dirigirse a la cocina.

Cierro la computadora y voy hacia la cocina intentando no comerme las uñas por el nerviosismo.

En estas semanas lo único que he hecho es darme altas expectativas y todos mis amigos me las han elevado, pero puede fácilmente llegar mi papá y pisotear mis expectativas, o cualquier otra persona.

- Hola papito – lo saludo dándole un beso en la mejilla.

- Hola bebé – dice él abrazándome.

- ¿Tienes hambre? – le pregunto y él solo asiente con la cabeza - ¿Cómo estuvo el turno?

- Fue horrible, hubo un incendio en un edificio cerca y la sala de emergencias se llenó, tuve que estar la mayor parte del tiempo en cirugía operando a personas con quemaduras graves – me da un escalofrío al pensar en lo que el debería haber visto.

Mi padre es cirujano, antes de que mi abuela muriera el era un simple geriatra con un buen sueldo, pero luego de su muerte cambió su especialidad y pasó a ser un interno en cirugía, hay fue cuando sus horarios se fueron por las nubes.

Le entrego el plato con arroz y él lo devora en menos de diez minutos, cuando termina le quito el plato y lo hecho en el lavamanos.

Bien, era ahora o nunca.

- Papá – le digo llamando su atención mientras me siento a su lado – tengo que hablar una cosa importante contigo.

- Claro - dice poniéndose serio - ¿Sobre qué?

- Sobre la universidad – contesto.

- Ahh, claro, ya vas a empezar a aplicar a universidad para ser doctora, ¿O prefieres ser cirujana? – comienza a hablar sin parar – debo decir que ser cirujano es una tarea difícil, pero es muy entretenido, siempre lleno de adrenalina, o podrías ser geria...

- ¡Papá! – le grito interrumpiéndolo para que se tranquilice y se calle – no quiero ser doctora.

- ¿Quieres ser geóloga como tu madre, entonces? – me pregunta extrañado.

- No, no quiero estudiar lo mismo que Joana... quiero ser actriz.

- ¡¿Quieres ser qué?! – grita mi padre sobresaltándome.

- Quiero estudiar licenciatura en teatro – digo muy segura de mí misma.

Mi papá estaba pálido como un muerto y los nervios de antes volvieron como un viento frío en invierno.

- ¿Papá? – pregunto insegura – di algo.

- No sé que decir – dice en estado de shock.

- Papá, de verdad quiero esto, nunca había estado tan segura de algo antes, pero necesito tu apoyo – le digo tomando sus manos y lo miro a la cara.

No sé cuanto tiempo nos quedamos así mientras espero su respuesta.

- Okay – dice mi padre finalmente, aunque un poco indeciso, yo chillo como adolescente que su padre le acaba de dar un auto nuevo y lo abrazo con todas mis fuerzas.

- Aunque hay un pequeño detalle – digo soltándolo – quiero irme a estudiar a los Estados Unidos.

Nuevamente se pone pálido, pero peor, parece como si se fuera a desmayar.

- No te preocupes – yo me apresuro en decir – voy a tomarme un año para recolectar suficiente dinero y yo misma me pago los estudios.

Los colores de su cara vuelven a la normalidad y noto como se relaja un poco.

- Si tanto quieres ser actriz, está bien – responde y ahora yo soy la que me relajo – igualmente te ayudaré.

- Gracias papi – le digo y lo vuelvo a abrazar.

- A veces olvido lo grande que estas, bebé – dice él con los ojos llorosos.

- Siempre seré tu bebé – digo muy cursimente.

La tarde transcurre con normalidad, nos la pasamos viendo series de Netflix y riendo.

Cuando nos vamos a acostar recibo un mensaje en mi celular.

Sammy: "¿Cómo te fue con tu padre?"

"De maravilla 😊".

"Te extrañe hoy".

Mis mejillas se ponen rojas otra vez, malditas cursilerías.

"Yo igual"

"Te invito mañana a el mall".

"¿Para ir a la librería?"

"Puedes escoger el que tú quieras".

"Me vuelves loca, Sam".

"Buenas noches Bonita".

"Buenas noches Lindo".

Me estoy volviendo igual de cursi que él.

Apago mi celular y por primera vez desde hace mucho tiempo, me duermo con una sonrisa plasmada en la cara.

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Holaaaa

Estoy de vuelta con más #Saty para ustedes.

Literalmente tuve que robarle el computador a mi mamá para poder escribir (e internet XD)

Espero que les haya encantado.

Siempre me lo pueden dejar saber poniéndolo en los comentarios o dándole a la estrellita.

Cada vez queda menos para el final 😭.

Pero no se preocupen, aún falta una caída (o dos).

Nos leemos más rato (o cuando le vuelva a robar el computador a mi mamá).

Ale, fuera

This is the Real LifeWhere stories live. Discover now