2 - Odiando el Amor

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Llegué a la casa de Sara justo a tiempo. Su departamento estaba ubicado en un bonito barrio, me sabía el camino de memoria, pero aún no me acostumbraba a verla, extrañaba donde vivía antes. Mis pasos resuenan en el pasillo y la puerta se abre antes de que alcance a tocar, en la entrada se encuentra Sara.

Sara es alta, su pelo es castaño, al igual que el mío, pero más oscuro, siempre se lo peina en una coleta baja que deja caer por su hombro, sus ojos son marrones, ella es como cualquier chica.

Me saco mis audífonos y le doy un beso en la mejilla saludándola.

- ¿Qué te paso ahora? – me pregunto con sarcasmo.

 Me toqué el pecho con una mano y me hice la ofendida- Hola a ti también – dejé mis cosas en el suelo al lado de la puerta y me dirigí a su habitación.

- ¡¿Tienes hambre?! – la escucho gritar desde la cocina.

- ¡No! – le dije mientras me tiraba la cama y me quedaba mirando el techo, a Sara le gustaba la astronomía y tenía su pieza llena de estrellas que brillaban en la oscuridad, me cautivaban. Sara apareció unos minutos después con dos platos de fideos – dije que no tenía hambre.

- No me importa – dijo mientras me pasa el plato – tienes que comer – tomo el plato a la mala.

- Okey, mamá – pongo los ojos en blanco y le quito el cubierto para empezar a comer, todo en completo silencio. Terminamos al mismo tiempo y dejamos los platos encima del escritorio.

- Muy bien, que es lo que tenías que contarme, parece importante.

- No sé por dónde empezar - empiezo a jugar con mis dedos

- Tal vez... solo digo... que sería mejor empezar por el principio, ¿No? 

– Sara se empieza a reír, pero, al ver que solo ríe ella, para – Vaya... esto si que debe ser grave.

- Lo es, es terrible – me aclaro la voz y continuo – Hoy, a la hora de la salida, iba caminando hacia mi casillero, en otra onda, tú sabes, y... bueno... choque con alguien y, bueno, me ayudo a recoger mis cosas y... al pasármelas, hicimos contacto – Sara parecía estar a punto de saltar y gritar, pero yo la detuve – espera no he terminado – se relajó de nuevo y agrando los ojos prestando mucha atención – Me siguió a mi casillero y hablamos, o más bien, él habló – Sara abrió la boca para decir algo, pero la interrumpí sabiendo lo que me iba a decir – No me acuerdo como se llama – la cabeza de Sara baja, triste, sinceramente no sé por que, pero yo solo prosigo – bueno yo me fui, rápidamente, y te llamé para, bueno, venir aquí y, como siempre, caminé hacia el metro, pero no encontraba mis audífonos y... bueno – me aclaré la voz – un chico vino y me los devolvió – la cara de Sara se volvió a iluminar – déjame terminar, hablamos, su nombre es Sam y bueno, no sé – me sonrojé, demonios.

- ¡OH- POR-DIOS! – Sara gritó y me empezó a abrazar tan fuerte que no podía respirar y empezó a reírse - ¡CATY, ESO ES INCREIBLE! – me liberó de Sara y la siento - ¿Por qué estás tan seria?

- Porque esto es horrible- dije.

- ¿Por qué? - preguntó. No podía responder a eso, más bien, no quería responderle eso, ella no lo entendería, sé que es mi mejor amiga, pero, igualmente no le puedo contar todo – Vamos, me lo puedes decir, soy tu mejor amiga – me tiré nuevamente a la cama y quede mirando las estrellas – Todavía no lo superas, eh.

- Tal vez – no me gustaba mentirle, pero no podía responder esa pregunta.

- Amiga – hace un puchero y me abraza – tienes que superarlo, no puedes esperar a que él vuelva, si es que vuelve – se separa de mí y vuelve a sentarse. Parece nerviosa. Le doy una sonrisa.

- ¿Hay algo que quieras decirme? – le pregunté.

- Bueno... no eres la única que ha estado conociendo chicos – ahora yo empiezo a gritar y a reírme mientras la abrazo.

- ¡QUIERO QUE ME CUENTES ABSOLUTAMENTE TODO! – me senté ansiosa esperando a que me respondiera.

- Su nombre es Jace y es nuevo en el colegio. Es super guapo, más alto que yo – frunzo el ceño – Sí, parece imposible, pero lo es y tiene unos ojos verdes hermosos.

- ¿Cómo se conocieron?

- No nos hemos conocido – baja la cabeza avergonzada – ni siquiera sabe que existo.

- Awww, estás enamorada – la abrazo - ¿Desde cuando eres tan tímida? – Sara me suelta y me mira apenada.

- No lo sé, es todo tan raro. Nunca me había sentido así.

- Tú puedes tener tu propio cuento de amor.

- Pero solo mírame, no puedo tener mi propio cuento.

- Cariño – chasqueo la lengua – no tienes que tener algo en especial para tener tu propio cuento de amor, mírame a mí, yo no era especial e igual tuve mi propio cuento de amor.

- Pero yo no soy tú.

- No tienes que ser como yo para ser feliz, solo se tú misma – la vuelvo a abrazar y nos quedamos así por un rato – Me tengo que ir, no quiero que mi abue se preocupe por mí, además tengo muchas cosas por hacer, al igual que tú.

Sara me acompaña hacia la puerta y nos damos un último abrazo de despedida

- ¿Vas a estar bien? – me pregunta

- Lo estoy si tú lo estas, hablamos más tarde – salí y me puse mis audífonos para volver a dirigirme al metro. Voy escuchando "Tu falta de querer" mientras miro a las personas del metro, parecen felices, los envidio.

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