Herbología con James y Snape

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—"¿Lily Evans saldrá conmigo alguna vez? " —arrastré las palabras, como si se tratara de un mantra que hubiera memorizado desde hace años.

— No... de hecho, preguntó por la copa de Quidditch de este año.

—Vaya, eso parece interesante—pensé alzando las cejas con curiosidad—...¿Ganaremos?

—Francamente, no lo sé—. Se encogió de hombros—... salió un cúmulo de cartas sin sentido. Una serpiente (Que no le hizo gracia alguna), una dama, una estrella, la carta de los enamorados, la carta de la traición —enumeraba con la ayuda de los dedos — ...y no recuerdo cuál otra— titubeó, y luego se aclaró la garganta —. Al final tuve que inventarme algo. Le dije que "Gryffindor tiene grandes oportunidades de conseguir la copa, pero Slytherin vendrá mejor preparado".

—Hablando de Quidditch—recordé de pronto —, he decidido hacer audiciones este año.

—¡¿Estás loca?!—graznó Marlene elevando varias octavas la voz. 

Abrí los ojos cual plato. La reacción de Marlene me sabía demasiado exaltada, como si hubiese pronunciado la palabra "Voldemort" en voz alta. 

—Quiero decir—Recobró la compostura —¿Recuerdas lo que las últimas jugadoras han dicho sobre el trato de James?

Desde que James había tomado el timón del equipo de Gryffindor, un curso anterior, las jugadoras habían desertado alegando que no aguantaron las exigencias del entrenamiento. Desde entonces el equipo se había conformado enteramente de varones. Al parecer James no era el capitán con el mejor tacto, ni el más cordial, ni el más caballeroso. Las quejas variaban entre su actitud arrogante y poco sensible, hasta su arbitrariedad al momento de planificar las estrategias. Lo cierto era que Potter no tenía paciencia con las chicas cuando se trataba de Quidditch. El deporte lo era todo para él.  Y, hay que decirlo,  no se molestaba en ocultar su favoritismo hacia jugadores de gran tamaño que procurarán ser figuras que amedrentaran al rival.

—Puedo con Potter —aseguré —, no me intimida en absoluto. Y estoy segura que le vendrá bien al equipo alguien con una buena habilidad con la Quaffle y el aro.

—¿La Quaffle?—cuestionó Marlene que al parecer se horrorizaba más y más con cada una de mis palabras.

—He estado estudiando los puntos débiles de nuestro equipo —expliqué —, el problema de Gryffindor es que falla el 40% de sus tiros al momento de llegar frente a los aros. Soy la mejor opción para reforzar esa área. Fui la capitana de baloncesto en mi vecindario, la tiradora estrella.

—¿Baloncesto?—Repitió enarcando una ceja. 

—Un deporte muggle —expliqué

Marlene movió el rostro en sentido negativo, parpadeando. Poco le convencía la idea.

 —Quiero escucharte pensar lo mismo cuando Potter te obligue a esquivar bludgers con los ojos vendados...

Para ese punto ya habíamos llegado al invernadero. Acomodamos nuestros respectivos morrales en los percheros y desembolsamos nuestros volúmenes de Botánica Mágica.

— ...además aun te estás recuperando del brazo, ¿Crees que es buena idea demandarte lanzamientos imposibles con la Quaffle?.

—Sanaré—garanticé —, en una semana estará listo para estrenarse como cazador.

—Si es que consigues que te acepte dentro del equipo. 

Ignoré eso último, pues entonces estaba cegadamente convencida de que así sería. Fui directo a las filas de macetas donde dormían las mandrágoras.

Amiga de James PotterWhere stories live. Discover now