Parte 5

187 23 0
                                    

Desde la creación de estos últimos vampiros ya habían pasado varios siglos, habían encontrado la manera de vivir y disfrutar de las cacerías como no habían podido hacerlo antes. El mundo cada vez estaba más poblado y la gente estaba bastante mala, las cárceles eran un verdadero festín para ellos, los guardias no se podían resistir ante las grandes cantidades de dinero que los vampiros les pagaban a cambio de sus presos y su silencio. En las prisiones ni siquiera se interesaban en saber quienes eran estos extraños hombres que compraban a sus presos o que hacían con ellos pues al poco tiempo volvían por más.

Muchas veces al morir un vampiro a manos de los cazadores, se reconsideró la prohibición de convertir a más seres humanos, pero todos estuvieron de acuerdo en que no había necesidad de preocuparse todavía, ya que así como morían vampiros también morían cazadores y a diferencia de ellos, los vampiros con los años se volvían más expertos en como matarlos, en cambio los cazadores tenían que estar enseñando constantemente a sus nuevas generaciones a como pelear. Esta era una gran ventaja que tenían los vampiros sobre los cazadores y los lobos.

Ary escuchaba atentamente cada vez que Carmina le hablaba de la vida de vampiros y cazadores y de las historias de sus peleas. En varias de ellas Tristán era protagonista al igual que William, André, Shane y Ulises.

Estos vampiros eran conocidos por todos como los más veloces y diestros a la hora de enfrentar un cazador. El vampiro más veloz de todos era André. Nadie en ninguna parte del mundo tenía su velocidad, tampoco los lobos, mucho menos un cazador. Su habilidad era única, así como muchas otras que poseían ciertos vampiros.

Ary tenía un vago recuerdo de William y nunca había visto a Shane pero por las historias de Carmina se lo imaginaba muy parecido a Tristán. Conocería al líder de este clan y al resto de ellos el día que la llevaran a la ciudad bajo tierra.

Ya sabía los nombres de los vampiros que la cuidaban y sabía cuánto la odiaban. Sus nombres eran Ángelo y Luka ambos hermanos menores de André. Los otros tres eran Ulises, Alejandro y Dante.

Ary varias veces había alcanzado a oír que la llevarían ante Shane pero no sabía porque. William le había prohibido a Carmina que le contara sobre ciertas habilidades que ellos tenían. Todos los vampiros podían ver los pensamientos de los humanos con solo mirarlos a los ojos y poseían una velocidad asombrosa pero algunos tenían otras habilidades especiales. Shane podía entrar en la mente de cualquier persona y al concentrarse era capaz de ver con lujo de detalle toda la vida de esta persona si así lo quería. Durante este proceso la persona era incapaz de moverse o siquiera cerrar sus ojos mientras él estuviera viendo sus recuerdos. Una vez que Shane terminaba de hurgar en los recuerdos de la persona y dejaba libre su mente, la persona que daba con un dolor de cabeza insoportable y un malestar general en todo el cuerpo. Alejandro tenía la capacidad de calmar los malestares que causaba el increíble don que poseía su hermano Shane.

Luka, uno de los vampiros que la vigilaba constantemente, no se veía de más de dieciocho o diecinueve años, al mirarlo no parecía más un inofensivo joven, sin embargo tenía una fuerza descomunal. Cuando atacaba era de una brutalidad nunca antes vista por ninguno de ellos, pero a simple vista no era más que un muchacho que no se cansaba de hacer bromas y colmar la paciencia de los demás, Luka era el que le quitaba lo rutinario a la vida de estos inmortales.

Luka fue quien le aviso a Ary que en solo unos días más seria llevada a la ciudad bajo tierra. Antes de salir de la habitación le recomendó que disfrutara de los próximos días, pues tal vez serían los últimos.

Ary lo miro muy asustada luego miro a los otros cuatro vampiros que estaban a la entrada de la pieza y vio cuanto odio sentían por ella.

CIUDAD SUBTERRANEA ( Libro III de  La Pequeña Ary)Where stories live. Discover now