Egoístas

3.1K 155 8
                                    

Spencer y yo corríamos por el bosque en una carrera, obviamente yo estaba ganando, él era muy inteligente, pero la resistencia física no era lo suyo.

- ¿Ya estás cansado?- paré un momento para conversar con él. La semana pasada había sufrido un fuerte golpe en el brazo izquierdo, que le había provocado un hematoma. Todo por culpa de uno de los locos de sus casos en el FBI.

- Me estás matando- respondió agitado.

-Una carrera hacia casa, quien pierde, hace el desayuno. - corrí muy rápido, sabía que yo ganaría.

*******************

-Déjame limpiar esa herida, Cariño.

- Arde demasiado- yo le limpiaba el brazo donde hace dos días le habían disparado uno de los secuestradores de un caso.

-No se puede infectar esta herida, ni dejaré que eso pase.

******************
-Hombro con traumatismo craneal severo, acaba de recibir un disparo en el torax, revivido una vez en la ambulancia. Es agente federal -  me asusté, era casi imposible que fuera Spencer, la vida no sería tan desgraciada. Pero cuando entré corriendo al quirófano, lo supe, era él, tenía su vida en mis manos, el hombre con el que había estado por dos años, siete meses y 24 días, estaba muriendo y yo era la doctora a cargo de salvarlo.
Hice hasta lo imposible y lo salvé, pero algo en mí se quebró ese día, tal vez la esperanza de que algún día seríamos felices juntos.

****************

-¡Y aquí está la doctora estrella!- Morgan me abrazó. Yo estaba entrando al cuarto de hospital donde se encontraba Spencer. No quería hablarle como su novia, sería profesional, fría.

- Estuviste a punto de morir, 5 minutos tarde y estarías muerto.

- Qué suerte que tengo a la mejor doctora y novia del mundo. - iba a besarme, pero me alejé.

- Haré que una enfermera venga cada tanto a revisar cómo estás - iba a salir del cuarto.

-¿No podrías venir tú? - me preguntó.

- Trataré- salí de ahí, me sentía mal por tratarlo así, pero ya estaba muy cansada.

***************
Tres semanas después...

Spencer ya llevaba 10 días en casa con cuidados míos, estaba mucho mejor y ya era tiempo de hablar seriamente.

-Quiero que dejes tu trabajo en el FBI- dije con total calma.

- Ya hemos hablado de eso, Hanna. Mi trabajo es muy importante para mí.

- Spencer, llevamos más de dos años juntos y he tenido que preocuparme cada vez que llegas con heridas a casa. No sé si algún día llegarás en un cajón. No puedo soportarlo más. Estuviste a punto de morir, te tuve que salvar.

- Pero no morí.

- Porque tuviste suerte, pero la suerte se acaba y la próxima vez puedes morir.

- No dejaré mi trabajo - dijo tajante - es mi última palabra.

-Como sea-  me paré y fui al cuarto. Guardaría todas mis cosas en mis maletas y me iría esta misma noche. Ya no podía soportar vivir así, con miedo de perderlo.

Tomé mis dos maletas con todo lo que me pude llevar de mis cosas. Salí del cuarto y él se encontraba en el sillón tranquilo leyendo un libro. Es como si no le interesara en lo más mínimo lo que siento.
Abro la puerta de la casa y saco mis malestas, él gira y me ve, se sorprende.

-¿Qué haces? - dice asustado y viene hacia mí.

- Cuando pueda volveré a buscar las cosas que me faltaron- dije fría.

-No, Hanna- me toma del brazo para que no me vaya- No te vayas.

- Tú lo quisiste así, Spencer. Lo nuestro no da para más.- me fui, pero él me dejó ir.

***********

Él llevaba llamándome por días, pero yo no contestaba, él me había perdido por su egoísmo.

Salí del hospital al final de mi turno y ahí estaba, sentado en una de las bancas. Me vió y se acercó. Estaba ojeroso, con barba y despeinado. No se veía bien, ninguno de los dos lo estaba.

- Por favor, tenemos que hablar - me dice suplicante.

- Spence, lo hablamos todo ese día.

- No, no es así, esto lo podemos resolver. Acompañame a casa y conversaremos - suspiré.

- Está bien, aún me quedan cosas, lqs debo recoger.

*******************

Los dos nos encontrábamos sentado en el sillón que antes fue nuestro, estábamos en silencio, nadie hablaba.

- ¿Qué quieres hablar? - le pregunté.

- De nosotros

- Ya no existe un nosotros, Spencer - dije triste.

- Claro que sí existe, yo te amo y sé que tú me amas.

- Claro que te amo, pero no estoy dispuesta a vivir con miedo. Estuve más de dos años sintiendo eso. Miedo a perderte, casi te pierdo.

- Me cuidaré mejor, tendré más cuidado.

- No se trata simplemente de eso. Yo quiero tener una familia contigo, hijos, pero no puedo exponer a un niño al sufrimiento de perder a su padre ni a mí a morir en vida sin ti.

-No me perderás, nosotros nos amamos. Podemos tener todos los hijos que queramos.

-¡No, Spencer! Tú no dejarás tu trabajo porque es más importante que todo y todos. Más importante que nuestros ficticios hijos, que tú y que yo. Y yo no puedo estar con un hombre que ni me ponga a mí adelante de todo.

-¿Tú dejarías tu trabajo por mí? - me preguntó.

- Si fuera peligroso mi trabajo, sí. Porque te amo y no quiero que sufras. - se quedó callado. - siempre llegaremos a la misma conclusión - seguí hablando. - No dejarás tu trabaji, y lo acepto, no te puedo obligar a nada, pero eso no significa que yo me quedaré a ver cómo mueres.

- Estás siendo egoísta.

- Los dos lo somos. Somos tan egoístas que sólo vemos lo que queremos y lo que sentimos. Pero yo te amo tanto como para hacerme a un lado y dejarte hacer y trabajar en lo que te gusta. Te amo tanto como para decirle adiós a mi felicidad. Te amo y no creo que algún día deje de hacerlo, pero no puedo vivir en constante sufrimiento- me paré y dirigí a la puerta.

- No me dejes - suplicó.

- Tú lo quisiste así, Spencer. Tú elegiste lo que más te importaba y eso no era yo.

Imagina con Spencer ReidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora