Depresión Parte 1

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JONAB

Vivir sin rumbo y vacío,
sintiendo un gran dolor
hiere el alma con temor
la vida pasa con hastió

Cruel vida peregrina
impotente gana de vivir
ya no tengo más sentir
se ha perdido mi estima

Monstruosa depresión
que consume mi vida
ansío llegue aquel día
ya no tenga tal presión

Sólo el gran sueño eterno
calmará este tormento
no habrá ya más lamento
terminaré con este infierno

Ven a mí maldita cobardía
llena mis manos de valor
apresura no tengas temor
acaba pronto ya mi vida...

Leí por foros en internet escritos sobre la depresión. Tal vez era mala idea, pero me hacía sentir mejor saber que alguien más pasara por lo que estoy pasando.
Hace exavtamente 3 meses, mi vida se destruyó, el amor de mi vida había nuerto en un accidente automovilístico, yo iba junto a él en el auto. Estábamos peleando por una tontería, ya ni puedo recordar qué, no lo vimos venir, un camión nos chocó, me mantuve despierta durante el impacto, pero todo pasó muy rápido y nada pude hacer.

Al otro día, volví a estar sola, igual que en toda mi vida. Nunca tuve familia, ni padres, me crié en un orfanato hasta los 15 años cuando pude escapar y lo conocí a él, Matt. Pero él ya ni estaba y mi vida no tenía sentido.
Me había mudado lejos de Texas, había conseguido un trabajo de mesera en Virginia, trataba de vivir mi maldita vida.

- Buenos días ¿qué pedirá? - le pregunté a un cliente.

- Hola, quiero un café, con mucha azúcar. - Quedé petrificada, era casi idéntico a Matt. Ojos y cabello castaño claro, ojos redondos, cara perfecta. Algo en mí dolió. Pero lo atendí como si nada

- ¿Le parece si traigo el café y usted pone la azúcar que quiera? ¿No es más de un kilo, verdad?

Sonrió, la misma sonrísa que Matt. Pero aunque quisiera, yo no podría sonreír.

- No, sólo con un vaso estoy bien.

************

Caminaba lentamente por la calle, llovía, al igual que ese día. Pero no me importaba, era sólo agua cayendo en un cuerpo sin vida.
Entré al edificio donde vivía, cerré la puerta de mi departamento y suspiré. Un día menos, ya falta poco.
Estaba planeando quitarme la vida desde que él murió, pero había algo que me detenía, tal vez era simple cobardía. Pero hoy era el día, nada ni nadie me detenía aquí.
Fui hacia mi balcón, tenía puesto un vestido blanco y el aire que llegaba junto a la lluvia, lo hacía volar.
Me subí en las columnas del balcón tratando de quedar parada en él.
Pensé en todo lo que había sido mi vida, cuando conocí a Matt, cuando me pidió ser su novia, su esposa, la madre de sus hijos y cuando todo terminó.
Es increíble como tu vida puede depender tanto de otra persona. Sin él jamás sería nada. Era mi fin, por fin lo volvería a ver.

- No lo hagas, por favor - una voz de hombre me asustó. Miré a todos lados y a mi izquierda en el balcón del otro departamento, estaba el cliente de la mañana, azucarado lo había nombrado.
Me bajo del balcón avergonzada por lo que haya podido ver.

- Lo siento por lo que viste - bajo la mirada, no quiero verlo a los ojos.

- No tienes que sentirlo, ¿por qué ibas a hacerlo?

- No creo que sea de tu interés. - entré a mi apartamento y me senté en el sillón. No había podido lograr mi cometido.
Escucho que tocan fuertemente la puerta. Me asusto, pero creo saber quién es, azucarado. Abro la puerta y sí, es él.

- ¿Qué haces aquí?- le pregunto.

- Necesitas compañía, alguien con quien hablar. - Pasó sin que le dijera nada.

- Eres bastante entrometido. - me senté a su lado en el sillón.

- ¿Por qué te sientes triste? - pregunto tranquilo.

- No me siento triste.

- Claro que sí - afirmó cin2 convicción.

- No siento absolutamente nada - dije sincera.

- Tienes sentimientos, sólo que estás ocultándolos para protegerte.

- Mira - me paré incómoda del sillón - no voy a contarle mi vida a un desconocido.

- No soy un desconocido, soy tu vecino y cliente en la cafetería. Me llamo Spencer Reid. Un placer. - me tendió su mano. No pude evitar tomarla. Él me recordaba mucho a Matt.

Imagina con Spencer ReidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora