V

44 4 4
                                    

A la mañana siguiente, Camila despertó sobresaltada ya que pensó que se había quedado dormida, pero no fue así, ya que aún la alarma no había sonado. Los nervios de tener que rendir el examen de Matemáticas para no reprobarla, hicieron que no pudiera conciliar el sueño como lo merecía. Intentó volver a dormir y, justo en el momento que sentía que caía en un profundo sueño, sonó la alarma. Maldijo en voz baja e intentó levantarse de su tan cómoda cama.
Al llegar al colegio, más incómoda de lo habitual, sintió la misma sensación que hace meses atrás cuando lo hizo por primera vez. Como si todo fuera nuevo para ella, se dirigió despacio hacia su salón, algo tímida, nerviosa y confundida. Se sentó en su banco sin haber saludado a nadie al entrar y dejó que las horas pasaran. Los amigos y amigas le hablaban pero ella respondía lo mínimo e indispensable, hasta que creyeron que algo le pasaba, pues ella se había encontrado todo el día muy callada, y eso era raro.
- Camila, tenemos que hablar muy seriamente contigo – dijo Lucía, mientras llegaba junto con Katrhina y se colocaban a su lado-. Has estado callada todo el día, ¿qué es lo que te pasa?
- ¿A mí? Nada – respondió ella, con la vista perdida en el pizarrón.
- Venga, Cami, somos tus amigas, te conocemos, sabemos que algo anda mal y no nos quieres decir qué es – afirmó Katrhina, inclinándose para abrazarla.
- En serio, chicas, no me pasa nada, estoy perfectamente bien – mintió Camila intentando sonreír para que todo pareciera normal, pero no lo logró.
- Ha estado callada todo el día – escuchó decir a una voz proveniente de su derecha.
- Ya lo sabemos, Nick – respondió Lu, mirándolo con mala cara-, es justamente lo que acabamos de decir.
- No eres tan buen chusma como crees, eh – dijo Ka.
- Oigan, solo quería colaborar en la causa – dijo Nick.
- ¿Cuál causa? – preguntó Camila, saliendo de sus pensamientos un tanto confundida.
- La causa “Ayuden a saber qué coño le pasa a Camila que ha estado todo el puto día callada” – dijo Lu, de mala manera haciendo comillas con sus dedos-. Se abrevia aasqclpaCqhetepdc, solo por si les interesa.
- ¡Qué tonta eres! – rió fuerte Camila, lo cual provocó una ola de carcajadas de sus amigos de alrededor.
- ¡YEAH! – gritó Lu, contenta-, ¡Te hice reír!
El timbre del recreo sonó, haciendo que la ronda creada por tres personas alrededor de Camila se disolviera de a poco. Las chicas le preguntaron a su amiga si quería algo de comer del Buffet pero ella negó, quedándose sentada en su lugar mientras veía como se alejaban sus amigas hacia el lugar mencionado. Se acomodó mejor en su silla y se recostó para atrás.
- ¿Segura que te encuentras bien? – preguntó Nick.
- Sí, segura – respondió sin mirarlo.
- ¡Venga, Cami! – dijo Nick-, sé que algo te pasa, no me puedes mentir, te conozco hace más tiempo que ellas, aunque no quieras admitirlo.
- ¿Qué? ¿Que yo no quiero admitirlo? – preguntó incrédula-. ¿Quién fue el que siempre ha dicho que nunca hemos sido amigos? – preguntó con reproche y tristeza en su voz.
Las pocas personas que quedaban en el salón se habían quedado mirándolos expectantes, buscaban una respuesta con la mirada fija en el chico, pero sólo obtuvieron un: “¿Y ustedes qué miran? ¡No es de su incumbencia!”. A lo que respondieron con una salida silenciosa hacia el patio del colegio.
Camila quería desaparecer, no sabía por qué razón había dicho semejante estupidez. Aunque no fuera tan estúpido para ella, sólo que sonó peor cuando lo dijo. Tendría que haberlo dejado en mi cabeza – pensó.
- ¿Por qué me dices eso, Cami? – preguntó Nick, mirándola confundido-. Sabes que yo te quiero, mucho.
- Pf, sí, claro, se nota – dijo ella con notorio tono sarcástico.
- ¿Por qué no me crees? – preguntó Nick, sin entenderla-. ¿Tan malo he sido contigo?, ¿tanto daño te he hecho?
- ¿Es en serio? – preguntó Camila, mirándolo a los ojos por primera vez en aquella conversación-. ¿En serio eres capaz de preguntarme eso? ¡Por supuesto que me has hecho daño! ¡Y no sabes cuánto!
- Perdón, Cami, yo… lo siento – se disculpó apenado.
- No hay nada que perdonar, lo hecho, hecho está – respondió secamente la niña.
- ¿Cómo que no? Te he hecho daño, eso no me lo podría permitir. Estoy arrepentido en verdad, perdóname, por favor – pidió arrodillándose al lado del banco de Camila para quedar a su altura, pues él era demasiado alto, puesto que era jugador de Básquet.
Camila comenzó a sentir que se le acercaba cada vez más, hasta que llegó a sentir los brazos de Nick en sus hombros que, de repente, comenzó a zamarrearla.
- ¡Vamos, Camila, despierta! – comenzó a escuchar una voz a lo lejos que no podía distinguir.
- ¿Eh? ¿Qué pasó? – preguntó un tanto desconcertada mientras abría sus ojos, los sentía pesados.
- Te has quedado dormida durante el recreo – dijo una voz la cual pudo distinguir, era Ka-. Dime, ¿has dormido algo anoche? Te ves fatal.
- Gracias por tu apoyo – respondió Camila con el mismo desánimo que antes.
- Es la verdad, amiga – dijo Lu-. Hasta durmiendo te veías enfadada, ¿has estado soñando estos diez minutos?
- Mierda – dijo Camila, reaccionando a lo sucedido recientemente-. Claro, fue un sueño, eso nunca pasaría.
- ¿De qué rayos estás hablando? – preguntó Ka.
- No entiendo nada – dijo Lu, mirándola incrédula.
- ¡Hey, loca! – dijo alguien mientras le tocaba el brazo a Camila – es hora de que des tu examen de matemáticas, a ver cómo te va eh. ¿Cuánto a que desaprueba? – le preguntó a Lu.
- Eres muy estúpido, Nick - dijo Lu enfadada, pues no dejaría que tratasen así a su amiga -, ¿te lo han dicho alguna vez?
- Varias veces – respondió aireado.
- ¡Vete a la mierda, Nickolas! – exclamó Camila enfadada -. La aprobaré y verás cómo te quedará el ojo, maldito estúpido.
- ¡Hey, hey! Relájate, solo bromeaba -dijo Nick sonriendo -, loca – finalizó guiñándole el ojo.
Camila se dirigió hacia los bancos ubicados al frente del pizarrón para los alumnos que debían rendir examen recuperatorio y se sentó, con los nervios y la bronca a flor de piel. Pero esta vez no le daría el gusto a ese pendejo, aprobaría la materia y si pudiera le pasaría el papel donde pone aprobado por toda su cara.
Luego de haber realizado todo el examen como el profesor le pidió, con su permiso de retiró del lugar en que se encontraba y volvió a su banco, aunque no quería que fuera así, prefería esperar el resultado allí mismo, pero eso no era posible.
Al sentarse en su banco, sintió que una mirada se posó en ella, se sintió tan incomoda que quería desaparecer. Ya sabía quién era, pero no haría ni diría nada, solo lo ignoraría cuanto fuera posible.
Tras unos quince minutos de puros nervios, el profesor ya había corregido su examen, por ende se escuchaba que la llamaba en voz alta. Camila, llena de temor y vergüenza, se levantó lentamente de su banco y se dirigió hasta el escritorio del profesor, donde él con una sonrisa sincera le entregó su examen, seguido de un: “Felicitaciones, señorita Camila”.
Sintió que todo el curso la miraba, pues todos sabían que no era muy fan de las matemáticas ni mucho menos, así que, cuando estaba regresando a su banco sintió que todos comenzaban a aplaudirle en manera de felicitaciones. Sus mejillas comenzaron a tornarse rojas y su respiración se aceleró rápidamente, pues había logrado su cometido. Sonrió en el mismo momento en el que se daba cuenta de que Nickolas la estaba mirando con cara de pocos amigos. Pues este sería un fin de año bastante largo…

Flicker {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora