IV

34 4 0
                                    

- ¿Qué pasa, Luz? – preguntó desganada, Camila.

- ¿Has entendido algo? – preguntó su compañera, ubicada en su izquierda.

- No – respondió tajante-, ni siquiera he prestado atención – dijo Camila, queriendo finalizar la conversación.

- ¡Cállense, cotorras! – les gritó Nick, con una sonrisa burlona. ¿Ninguna ha entendido la tarea?

- No – respondieron ellas al unísono.

- Si quieren les puedo explicar... - se ofreció el chico, acercándose hacia Camila, a quien le pareció extraña tanta amabilidad en él, pues solía ser un poco soberbio con ella desde aquel acontecimiento ocurrido hace varios años.

- ¡Yo sí quiero! – exclamó Luz entusiasmada-. Cami dijo que no le interesaba, así que me puedes explicar a mí.

- ¿No te interesa, Camilita? – le preguntó Nick, con una confianza burlona.

- No, sabes que odio las matemáticas, explícale a ella y ya – intentó finalizar Camila de mala gana, desviando su vista hacia el pizarrón.

- ¡Aw, se puso celosa! – exclamó sonriente el joven-. Cami, ¿te has puesto celosa?

- ¡Ya cállate, estúpido! – dijo Camila mirándolo con una expresión de asesina serial en su cara.

- Nop, hasta que admitas que estás celosa – insistió él, sonriente.

- No, no estoy celosa, ¿puedes dejar de joder? Gracias – dijo tajante-. Luz, cámbiame de lugar así Nick te puede explicar esa mierda.

- ¡Hey, no te enfades! – pidió Nick-. Solo bromeaba, también te explicaré a ti, ¿por qué te irás?

- No me he enfadado, Nick – respondió la joven-. Ya te ha dicho Luz que no me interesa, gracias de todas formas.

- La reprobarás, y tu madre se enfadará y te castigará – aseguró Nick, pues él conocía a la madre de Camila desde hace tiempo, y sabía cómo actuaba con respecto a la escuela, era muy exigente.

- No lo haré, la aprobaré – se defendió Camila.

- Venga Camila, necesitas un nueve en el trimestre, ambos sabemos que no lo harás sin ayuda, ¡no seas estúpida, amiga! – respondió Nick.

- Puede que no pueda sin ayuda, pero no necesitaré la tuya, gracias – finalizó ella, acomodándose en su banco temporal.

Sintiéndose estúpida por lo ocurrido, Camila pensó que sí necesitaría ayuda, y una muy grande, pero no se lo pediría a él por más que fuera la única persona en la tierra. ¿Quién se creía para tratarla de esa manera? Ni su mejor amiga de toda la vida lo habría hecho, sabiendo lo que detesta esa materia, lo mal que le pone no poder entenderla y, por último pero no menos importante, lo susceptible que resultaba ser ante aquellos comentarios. Tenía que sacarse a ese niño de la cabeza, sí o sí.

Una chica, la cual estaba enamorada del mismo chico que Camila, comenzó a bromear en una forma amistosa, al principio. Luego de varios meses, esas bromas comenzaron a hacerse más y más pesadas, a llegar al punto en el cual los directivos y sus madres tuvieron que irrumpir. Aquellas bromas consistían en escribir los bancos y paredes del colegio con el nombre del chico, seguido del de Camila, dentro de un corazón. Al final, el chiste para ella resultaba ser que supuestamente todo lo había escrito la joven pelirroja, pero nunca fue así.

Una noche de invierno, aproximadamente a las 11:15 pm, en la casa de Camila estaban a punto de irse a acostar cuando de repente el timbre de la casa sonó.

- ¿Quién será a esta hora? – preguntó asustada la madre de Camila, dirigiéndose hacia la puerta de entrada.

Al asomarse por la ventana se enteraron que era esa chica, sí, era Luz con su madre.

- ¿Qué pasó que andan a estas horas en la calle? – interrogó Elena, abriendo la puerta de mala gana y dejando pasar a las visitas.

- Discúlpanos Elena, ¡no quisimos asustarte! – intentó alivianar la madre de Luz-, resulta ser que a la señorita se le olvidó pedir la tarea para mañana – agregó fulminando con la mirada a su hija.

- Discúlpame tú, ¡pero estas no son horas de pedir una tarea! – exclamó Elena, enfadada ya que al día siguiente debía despertar temprano-. ¡Camila, ven aquí rápido y préstales tu libro! – ordenó de manera fugaz.

De mala gana, Camila les acercó el libro, indicándoles qué páginas debía realizar de tarea para la próxima clase.

Mientras tanto, la madre de Luz intentaba sacarle tema de conversación a la señora Elena, mas ésta las apresuraba, aún enojada pero con sumo respeto, para que abandonasen la casa de inmediato. Cuando finalmente lo hicieron, en la casa de la familia pudieron descansar como corresponde.

Además de Azul, hubo más chicas que resultaron ser amigas de Camila al final del año, de las cuales dos terminaron siendo sus mejores amigas por varios años, hasta que el destino decidió separarlas definitivamente. Sí, ellas eran Katrhina y Lucía. Después de todo aquel chisme de los chicos que le gustaban, se volvieron amigas inseparables.

A medida que el año avanzaba, a Camila le costaba cada vez más concentrarse en las materias que detestaba, era una cosa imposible para ella, y nadie sabía por qué. Hasta que decidió ponerse las pilas en algunas de las que tenía con notas bajas, ya que no quería reprobarlas y tener que rendirlas en diciembre. Así fue como decidió estudiar para matemáticas, necesitaba un nueve en el último trimestre para no reprobar el año y era la materia que más odiaba en el mundo.

Un viernes por la tarde, Camila estaba sentada en la mesa del living estudiando (o al menos intentándolo) matemáticas, hasta que se dio cuenta de que no entendía nada de lo que leía. En un momento de lucidez se le ocurrió una idea: entraría en internet y buscaría en YouTube videos que le explicaran algo de aquel tema que no entendía de ninguna manera. Y así fue, halló aquel canal no tan conocido para ella llamado Julioprofe, donde encontró más explicaciones de las que necesitaba, pero aún así no fue suficiente para que lo entendiera del todo. Recurrió a su querido primo, quien estaba estudiando Ingeniería, para que le explicara todo lo que no entendía y, mientras esperaba su llegada, optó por escuchar la nueva música que había en YouTube.

Unos niños aparecieron en su pantalla, eran cinco y estaban en una playa, cantando su nueva canción, la cual había salido hace tan solo dos semanas.

- Wow, cuántas reproducciones –comenzó a hablar sola Camila-, deben ser muy famosos. Esta canción es muy linda, así que los seguiré, espero que las próximas estén tan buenas como éstas...

Comenzó a escuchar esa canción una y otra vez, hasta que se supo de memoria What Makes You Beautiful. A las pocas semanas comenzó a sonar en todas las radios del país, y del mundo, por supuesto.

Un chico de rulos y otro chico rubio llamaron la atención de la niña, tenían una sonrisa muy particular, eran muy hermosos para su vista. Comenzó a indagar más sobre sus vidas y, cuando se dio cuenta, ya estaba en un grupo en Facebook hablando sobre ellos.


Flicker {Editando}Where stories live. Discover now