Me excita la atención.
~Near, 2018.
~Near, 2019.
~Near, 2020 (con cubrebocas).
Nos vemos el 2021, perras.

Rind clavó su lápiz en mi cabeza, bueno, entre mi cabello, llamándome la atención para que cerrara mi boca pues estábamos en clase. Lo iba a añadir a la lista de personas a quienes atacaría por venganza.

Le pregunté si mi perfume le gustaba pero insistió en que me callara. Either bufó para volver su atención a la clase, pero todos quedamos al ver al profesor decir que iba a cancelar todo porque tenía hambre y necesitaba reponerse. Nos puso horario de estudio independiente y se largó a tragar huevos hervidos.

Juntamos nuestros pupitres para hablar mejor. El resto de la clase también tenía sus propios grupitos, aunque era una escuela común, no habían populares o los clásicos nerds, lo cual me pareció increíble al vivir en un ambiente que era todo lo contrario. Parecía que yo ya no me movía a ningún lugar en especial que no fuera el camino de la pendejez, pero saber que sobre todas las cosas habían vidas comunes me tranquilizaba.

—Veo... —Rind rascó su áspera mejilla, alargando la palabra para concentrarse en lo que veía del otro lado de la ventana—. Algo redondo y brillante, un poco café.

—Mis ojos. —Respondí con una sonrisa sacudiendo mi cabello de forma sexy a los costados. Se coloró con molestia, pidiendo que me callara.

Mis ojos son hermosos, no puedo evitarlo.

—Ese pelón —interrumpió Either señalando al profesor cabeza de huevo que cruzaba la entrada de la institución. Rind asintió un poco más relajado—. Yo veo... dos esferas azules.

—¿Hablas de mis ojos? —Mencionó vándalo, consiguiendo que lo mirara con impacto e indignación por haber copiado mi chiste. Maldición, era de lo peor ese cristiano.

—Hm. —Asintió Ei con seriedad, como siempre, claro. Los dos voltearon a verme en espera de mi turno.

—Yo veo...

Centré la vista en el cielo, pero mis ojos se entrecerraron por la luz que logró marearme. Sentí el viento llevarse un poco del sudor en mi nuca, y escuché atento el sonido lejano de algún helicóptero reportero que pasaba. Me sentí extraño, incluso pensé que era ridículo ese tipo de juego, que en realidad no había nada de bueno con no estar haciendo nada relevante en mi vida aparte de trabajar en cosas que no deseaba.

De las que quería escapar pero seguía allí, sin control.

—Pero nadie ve lo mismo que yo...

—¿Qué? —Rind dejó de funcionar.

—Ya me voy, se la lavan.

Me levanté de inmediato, jurando que era una estupidez quedarme allí solo para vigilar a mi objetivo. En realidad toda la idea de ir a una escuela me parecía ridícula, seguía preocupándome por calificaciones insignificantes cuando estaba muy seguro de que ni la universidad haría. Les saqué la lengua, tomé mi mochila y me eché a andar en el salón para llegar al pasillo e ignorar a esos dos que me seguían con preguntas.

—No entendí nada de la clase, y los exámenes están cerca... —Masculló Rind, avanzando sus torpes pies por la entrada. Either lo seguía mientras trataba de llegar todos sus libros, el resto de alumnos no nos dieron importancia—. Creo que moriré.

¿Cómo vas a entender si viste a las aves cagar afuera en lugar de prestar atención? Madura, hombre.

—Vándalo, no te preocupes, estarás muerto para ese entonces. —Le sonreí, dirigiéndome a los casilleros junto con Either. Rind quedó aterrorizado en búsqueda de una respuesta.

Cómo ser un acosador en 90 días y no ser arrestado en el intento [FINALIZADA]Where stories live. Discover now