Paso 9º.

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"Paso 9º: Prepárate para recibir llamadas sospechosas todo el tiempo. Mejor ni respondas".

~N.

Near.

El olor a quemado me tranquilizaba.

Pobres hormigas.

El grupo que había creado con los chicos murió minutos después de que me llamaron bastardo; típico de grupos pequeños. Me quedé como idiota esperando a que me respondieran y no me clavaran el visto pero lo hicieron en grande. Bufé, arrojando mi teléfono a la mesa.

Me dirigí al segundo piso para escoger mi ropa del sábado, debía llevar algo que no me hiciera desencajar con el ambiente. Más tarde les informaría a los tarados que me acompañaban como grupo lo que debían llevar puestos. Para mí la ropa no era un problema, todo se me veía increíble pero no por esa razón me vestiría con feas prendas.

Hice algunas combinaciones, escogí distintos outfits frente al espejo. Probaba algo ligero cuando el timbre sonó, obligándome a detener mi música y abrir mi cortina para observar quién se hallaba fuera. El cielo azul se entrelazaba con el amarillo, formando una paleta de acuarelas oscuras.

—Pizzas Lola hijos de... AH. —Pegué un grito de furia, imaginando la razón por la que tocaban el timbre.

Bajé con mis prendas puestas, esperando no tropezarme en las escaleras por llevar calcetines. Abrí la puerta principal tras asegurarme de que fuera el repartidor. Mientras lo veía de espaldas sacar la pizza de su mochila yo extraje mi billetera.

—Está a nombre de una tal perra Amber sin dinero, ¿verdad? —Tomé mi billete, extendiéndolo frente a su rostro.

—Sí, ah... —Me dirigió una sonrisa de disgusto, balbuceando si yo era chica.

Aquella sonrisa que decía "no sé qué cara poner así que te voy a sonreír". Le devolví la misma sonrisa en espera de que me dijera algo. Juntó las cejas y movió la barbilla a un costado, riéndose con más fuerza sin dejar escapar alguna palabra. Lo imité, riendo con él.

—Ja, ja... —Comenzaba a sudar debajo de su playera negra.

—Ja —encogí mis ojos, irritado—. Si tienes algo que decir dilo ahora, no nos volveremos a ver de cualquier forma.

—¿Por qué estás vestido de mona china? —Interrogó, recibiendo el billete de la pizza.

Agaché la vista para observar la falda de colegiala que tenía puesta. Era de un lindo azul, se me veía bastante bien. Reparé en sus ojos, inclinando mi brazo en la puerta mientras le dirigía una mirada divertida.

—¿Quieres? —Se vio asustado—. Me veo increíble, ¿cierto, onii-chan?

Me sonrió como tonto. Tonto enfermo diría.

Lo miré con hastío, rodando los ojos por su silencio y mirada estúpida. El momento incómodo fue salvado por el teléfono fijo que sonó con fuerza a mis espaldas.

El chico esperaba su propina. Elevé mi dedo para indicar que me diera un minuto, retrocediendo en búsqueda del teléfono. No podía ver el número que marcaba, sin pensarlo mucho respondí al silencio que se encontraba del otro lado.

—Hola. Residencia Hiray, ¿qué se le ofrece?

Jojo, suena elegante.

—Te estamos viendo. —Murmuraron, permitiendo seriedad en mi expresión.

Observé al repartidor que esperaba en la entrada, balanceándose al frente en espera. Le di su billete y cerré la puerta de golpe, volviendo a la llamada.

—¿Y me veo bien? —Pregunté.

—. . . —Los puntos suspensivos eran para indicar que estuvo callado.

Tomé asiento en la sala, estirando mi falda hasta las rodillas. Me crucé de piernas, observé mis uñas y suspiré. Seguían sin hablar. Pensé en colgar de una vez, pero me irritaba el hecho de que no me dijeron que me veía asombroso.

—Morirás en una semana.

—Eso es mucho tiempo, aaaaah —balbuceé un quejido—. Que sean tres días. Tómalo o déjalo.

—Andas muy humorístico estos días, eh —su risa se oía grabada con baja calidad, en general el audio apestaba—. Ya sabes, solo llamaba para saber cómo estabas. Ni siquiera me recuerdas pero meh, no me lo tomo personal. Cuando no te falte un gran huevo puedes llamarme otra vez.

—¡¿Cómo que un huevo?! —Grité furioso, levantándome de golpe hasta patear con mi tacón la mesa de centro—. ¡¿Me estás diciendo que lo tengo pequeño?! ¡Ven acá, te voy a matar, carajo! TE VOY A REVENTAR EL HUE...

—En serio te odio. —Cortó la llamada.

Si no te tomas en serio las llamadas, colgarán. Pero no dejes que ofendan tus huevos, please. Respétate.

Tomé la pizza que dejé en la mesa, pensando en cómo torturaría a Amber por haberme hecho gastar más dinero en sus caprichos. Quería comenzar a subir las escaleras pero mi teléfono comenzó a vibrar, obligándome a volver a la cocina en búsqueda del celular.

—¡Mira, no sé quién carajos eres pero sí sigues llamando te rastrearé y te daré una fuerte patada! —Declaré, tomando aire para lo que se venía—. Tomaré a tu madre o a tu abuela, las tiraré a un lago y a tu padre también. ¡Y si tienes hermanos pequeños les pondré el puto capítulo de Happy Three Friends donde hacen limonada con un ojo! ¡¿Te quedó claro?! ¡No llames!

—Soy... Soy Rind.

—Y me la pelas.

—Soy Rind Vibes. Por favor, no toques a mi abuelita. —Escuché los llantos al otro lado de la llamada, suplicando por su perdón—, yo solo llamaba para preguntarte a qué hora debíamos vernos y que debía llevar puesto... No les pongas esa caricatura, por favor.

—Es a las 10 am. En el acuario hay un evento de cosplay así que vístete de sacerdote. Yo iré de mayordomo. Lo siento. —Colgué perturbado.

Eso no pasó. Fin de la historia.

• • •
Este capítulo tenía como 50 palabras, GAHAHAHAHAHA. Chale, no creí que volvería a seguir agregando cosas para que al menos fueran considerados capítulos.

¡Nos leemos pronto, disculpen la tardanza! <3

Respétense.

~MMIvens.

Cómo ser un acosador en 90 días y no ser arrestado en el intento [FINALIZADA]Where stories live. Discover now