Paso 2º.

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"Paso 2: Escoge víctimas que no sepan nada de ti".
~N.
Near.

—Sólo un poco más de aceite... ¡Amber, baja a desayunar!

Comencé a preparar el desayuno, exactamente a las 8:00 am. Huevos revueltos con amor, pan tostado con mantequilla honesta, jugo de naranja y fruta picada de besos.

El desayuno, la comida más importante del día. Unos se van con el estómago lleno de agua... otros se meten un pan a la boca y toman un vaso de leche... Y yo... Yo desayuno al estilo niño rico. Oh, olvidé a los que desayunan aire, como el vecino; que solo es aire con un poco de agua; sale a las 6 am para ir al trabajo y engaña a su esposa con la otra vecina. Claro, en realidad no tengo nada que decir en este párrafo y sólo me puse a hablar sobre la comida.

Recuerden desayunar sano si no quieren inflamarse.

—¡Ya voy! —Gritó desde el segundo piso.

Los ruidos provenientes de arriba y sus taconazos me advirtieron el desastre inminente. Amber, la mujer que cuando se arreglaba hacía volar las cosas por todas partes y no permitía la distinción de ropa limpia o sucia en la silla donde amontonaba todo. Me daba miedo entrar ahí.

La última vez una cucaracha voladora me atacó.

—¡La comida se va a enfriar! —Grité irritado, embarrando los panes de mantequilla y chocolate—. ¡Y sube el desayuno de mamá antes de irte, engendro!

—¡Qué ya voy! ¿No me escuchaste? —Su voz aún sonaba lejos. Me sorprendía que no la hubieran corrido de la escuela por ir con zapatillas.

—¡Maldita sea! ¡¿Cuánto tardas en arreglarte?! ¡Tengo que irme temprano! —Grité de nuevo, ya saliendo de quicio.

¡¿Por qué nadie podía entender lo molesto que es preparar comida y que se enfríe?! ¡Solo me puedo quejar de esto en la reunión de madres, carajo!

La escuela me esperaba temprano para revisar las instalaciones y esta loca me arruinaba todo.

—¡Que te calles, Near! —Bajó las escaleras de forma torpe, sacudiendo su cabello castaño atado en coleta—. Sólo te perdono tus gritos de madre por lo bien que cocinas.

Me arrebató el plato como chango, atascándose del desayuno sin menor cuidado. De verdad tenía de hermana a una salvaje, a la que quería mucho, pero su instinto animal me asustaba en muchas ocasiones. Se le metían los demonios y las brujas.

—Hermanita, es mi deber ha-cer-lo. —Canté las sílabas molesto, manteniendo mi horrible sonrisa hasta sentarme a su lado.

Ya me quitó el apetito. Asco.

—Agh, ahí se desperdicia la linda cara que tienes —refunfuñó, bebiendo el jugo con el huevo en la boca.

Esta mujer me va a sacar canas verdes... Y los cerdos volarán para no verla, estoy muy seguro de eso. En ella se desperdiciaba lo atractivo de la familia y mi dinero.

—¡Cállate y déjame comer! —Reclamé, tirándole el huevo encima sin bajar mi tenedor. Nadie insultaba a mi hermosa cara, ni si quiera ella, bruta.

—¡Idiota, ¿qué te pasa?! —Olió su cabello enojada y me miró con grandes ojos de sorpresa al distinguir el feo olor—. ¡Traga pito!

Cómo ser un acosador en 90 días y no ser arrestado en el intento [FINALIZADA]Where stories live. Discover now