Capítulo 39 ''No me lo puedo permitir''

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Alejandro

Salgo de la casa de Larina tan rápido que noto como la frente se me llena de sudor. No puedo seguir así. El pecho me late acelerado, y lo peor de todo es que una gran parte de mi me grita en palabras mayúsculas GILIPOLLAS y lo que más me da rabia es que se que tiene razón.
Soy gilipollas, ¿Pero que tendría que haber echo? ¿Hacerla esperar pudiendo encontrar a alguien que de verdad valga la pena?
Qué la pudiese tratar como yo no la he tratado. Al fin y al cabo, no me la merezco, no me merezco que una chica tan bonita, en la flor de la vida esté con alguien como yo.
Con una persona que hace un par de días supo que tenía un hijo y que por un gran error está casado con una persona que no ama, que no desea como a Larina.
Ya la echo de menos y ni siquiera han pasado ni diez minutos, estoy acabado, de verdad que si lo estoy y eso es lo peor ¿Qué va a ser ahora de mi vida? ¿Qué va a ser mis días sin ellas? Joder... no, no, no, no .... Dios siento como el corazón se me hace en mil pedazos.
Me duele el pecho y sin darme apenas cuenta veo como caigo de rodillas al suelo. ¿Por qué me veo en el suelo?
Parezco un imbécil de rodillas en el suelo, con la cara llena de lágrimas y con el amor de su vida a penas doscientos metros.
Joder, joder, joder ¿Cómo puede ser que sienta tanto dolor? ¿Cómo puede ser que sienta como si algo dentro de mi acabase de morir?
Siento que desgraciadamente es así, no volveré a ser el mismo.
Joder, así no lo tenía planeado, pensé en algo rápido y fácil, ¿pero qué gilipolleses digo? ¿Qué estoy diciendo? ¿Algo rápido y fácil? ¿Cómo iba a ser fácil despedirme de ella?
- Dios que mal estoy- digo mientras me levanto en lo que dura una exhalación y toda la sangre se me pasa a la cabeza...
Dios que mareo siento, pongo las manos en los muslos y cierro los ojos. Al abrirlos veo como un grupo de chicas me miran y sonríen, incluso una me pica el ojo mientras se muerde el labio. Yo las miro mal, ni siquiera les pongo importancia.
Ya llevo aquí más de tres horas, parezco un maldito vagabundo.
Empiezo a caminar y como mi cuerpo no está en conexión con mi cabeza llamo a Larina.
Da un tono, dos, tres y pasa lo que pensé que jamás pasaría.
''El número que ha llamado no existe''
Vuelvo a llamar, esta vez con más conciencia y vuelve a decir esa voz que me saca de quicio: ''El número que ha llamado no existe''
Me siento enfadado ¿Quién se cree esta que es? Joder, esto no puede ser, no puede ser que todo haya acabado así.
-¿Qué coño estás diciendo si lo acabaste tú?- dice cabreado mi subconsciente.
Joder es verdad, esto no puede ser, no puede estar pasando.
Solo me queda respirar hondo e ir a la casa de mi mujer.
Arrugo la frente al decir ''mi mujer''  y que esa ''mujer'' no sea Larina.
Paso por unas calles y cojo mi coche. Mi BMW i8 hoy no anda como de constumbre, le pasa algo, pero ya me da igual, después lo llevaré a ver que le pasa.
Corro todo lo que puedo, esquivo coches, calles, siento en aire en mi cara y esa es la única medicina que puedo tener, la única cosa que me hace estar bien a pesar del dolor.

Llego a mi casa, aparco justo en frente, no me apetece meterlo en el garage y como puedo entro a mi casa,  bueno ya no es mi casa, es la casa de mi familia.
-Hola cariño- me dice ''mi mujer'' y me da un casto beso en los labios. Yo me quedo quieto, no me esperaba esa reacción ¿Por qué me besa? No quiero que lo haga si no es Larina pero bueno lo único que me hace sonreír es cuando le veo la barriguita un poco más abultada que ayer.
-Hola mi amor- le digo a la barriga mientras me pongo de rodillas y le subo la camisa.
-Oh, me acaba de dar una patada- sonrío con total felicidad al escuchar lo que dice, que se me olvida todo lo demás.
Le toco con delicadeza la barriga y cuando noto la patadita los ojos se me llenan de lágrimas.
Ella me da un abrazo y me dice también con los ojos empañados:
-Gracias por estar a mi lado, te lo agradezco Alejandro. Eres una gran persona, me alegro que seas tú el padre de mi hijo- Me levanto. No le quiero, pero sí es importante para mi y eso es lo que me importa ahora. Aunque cuando le miro los ojos no es la persona que me imaginaba que sería, por eso digo cosas que pensaba que nunca fuese a decir:
-No me las des, al fin y al cabo eres la madre de mi niño, y te tengo que querer solamente por decidir tenerlo y cuidarlo. Eres preciosa y no te quiero perder... eres la mujer de mi vida- le doy un beso en el cuello, noto que me mira con amor, pero sus ojos no me cautivan, no hacen que me quede sin respiración... espera un momento.. ella no es...cuando me doy cuenta me voy a mi cuarto con lágrimas en los ojos... ¿Qué por qué lloro?
Pues porque cuando le decía eso a ella, no veía a la madre de mi hija, si no que veía a Larina... y pensé por un segundo que todos los problemas se habían arreglado, que todo había salido bien... Sinceramente, esto no me lo puedo permitir.
No me puedo permitir mirar a una persona y ver, oler, sentir, amar a otra.

Simplemente Tú, Mi ProfesorOnde as histórias ganham vida. Descobre agora