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Mini-maratón de dedicado a: noelia9612

1/4

Simon entró temblando al loft. Su día fue raro. Su piel se erizaba de pavor. Estaba algo consternado.

Encontró a Magnus en la sala, preparando una poción.

Magnus levantó su vista y le saludó con entusiasmo. El brujito le saludó apenas igual.

–Simon, ¿Podrías hacerme un favor?– preguntó Magnus.

–Lo que quieras. – dijo de manera distraída.

–Llévale a Alec su almuerzo. Sé que podría aparecer lo en su escritorio, pero a él no le gusta eso, dice que es más bonito cuando se lo entregan en la mano. – hace una pequeña mueca y luego ríe.  – Es adorable. Iría yo, pero ésta poción necesita vital concentración y atención de mi parte.

Simon asintió –Claro, yo se lo llevo. 

[...]

Alec hablaba con Izzy; milagro santo, gracias a Raphael, pudieron dar con el aquelarre de Vampiros rebeldes de Queens, los atraparon y ahora son problema de la clave. Por fin se dio caso cerrado a ése tema, Alec ya podía respirar tranquilo, la inquisitadora Herondale –o como él y Simon la llamaban, Cruella de Vil– lo dejaría en paz con eso, y no le respiraría en el cuello, hostigándolo con el tema.

–Alec. – la voz chiquita de Simon le llamó.

Se volteó en su eje y miró a su protegido. –Dime, Simon.

–Tu almuerzo. – dijo en voz baja extendiéndole la taza plástica, su manos temblaban. Alec frunció el ceño al notarlo.

–Vamos a mi despacho. – se volteó a su hermana, quien le sonrió a Simon. –Hablamos luego, Izzy.

Simon le sonrió apretadamente a Isabelle en respuesta.

Al entrar a la habitación, Alec cerró la puerta con el cerrojo y, como quién no quiere la cosa, puso una runa silenciadora.

Vio a Simon dejar el recipiente en su escritorio y quedarse parado viendo el suelo, temblando mínimamente.

Se acercó, de manera lenta al brujito. 

–Simon. – le llamó suavemente.

El brujito se negaba a mirarle la cara, y eso estaba asustando a Alec.

–¿Pasó algo malo?– preguntó de nueva cuenta, con voz suave.

El pequeño negó. Aún, sin mirarle.

El cazador agarro suavemente a Simon por los hombros y le guió a sentarse, se agachó para quedar a la par.

–Simon, me preocupa tu silencio. Dime qué está pasando.

Simon apretaba sus manos en puños sobre su pantalón, y mordía su labio casi con rencor.

–Simon. – le llamó.

–Creo...– empezó con su vocesita frágil.  –...Que ya no quiero ir a la escuela.

Ante aquella confesión Alec frunció el ceño, no entendiendo.

–¿Te siguen molestando en la escuela?– preguntó con cierta brusquedad.

Simon se sobresaltó y le miró alarmado. –¿Cómo sabes...? – frunció sus cejas, y se quejó por lo bajo. – Maldito traidor.

–Hey, no la tomes contra Jace. Yo le presioné para que me lo dijera. –defendió. – Jace también me dijo que le regaló una paliza al bastardo que te molestaba, y fue muy lindo de su parte hacerlo. – agregó.

El brujito ladeó su cabeza pasando la traición momentánea. Suspiró. –No me molestan más. – soltó quedo.

–¿Entonces por qué ya no quieres ir?

–Yo... Desde hace unos días para acá, el profesor Ward está rarísimo conmigo. – desvío su mirada chocolate.

Alec parpadeó, sin entender –¿A qué te refieres?

Simon no contestó.

Suspiró y agarró las manos del adolescente. –Puedes confiar en mí, Simon. Si algo te afecta, mi deber es protegerte. Ya de por sí me culpo por no haber notado el acoso escolar, si no fuera porque Jace se metió... Quiero protegerte, Simon. Eres como un hermano pequeño para mí. – se sinceró.

El pequeño por fin se dignó a verle a la cara, sus ojos brillaban conmvidos.

Después de unos segundos, Simon habló. –Ya no es tan amable como en un principio. – dijo, y Alec supo que se refería al profesor. –Estos últimos días se ha comportado de una manera extraña, y hasta creo, impropia. Es algo... Posesivo y brusco conmigo. − guardó silencio unos segundos antes de retomar el habla. − Siempre quiere que esté a su lado, no suena mal. Pero depende de la perspectiva en que lo veas. Si hablo con mis compañeros me regaña y hace que me que con él en los recesos y horas libres que tenga.

Alec ladeó la cabeza. −Tal vez, después de la visita de Jace está intentando tener cuidado contigo, así podrá evitar algún tipo de percance, de nuevo. − maquinó inútilmente, no quería que su imaginación insana volara e hiciera una película de terror en su mente, donde la víctima era su pequeño y el victimario fuera el profesor.

Simon sonrió amargamente.− Eso mismo pensé, en un principio. Pero fue empeorando. Empezó a asustarme, adoptó una actitud obsesiva para conmigo. Quería absorberme. Intenté no pensar mal, intenté no retorcer la realidad, intenté que su imagen divina no se distorsionara en mi mente, intenté comprender su cambio abrupto, intenté no obviar que me asustaba cada vez que me hablaba de manera sombría, intenté ignorar cada caricia obscena que me proporcionaba, intenté no pensar en ello. Intenté, Alec. Realmente lo intenté. Pero ya no puedo, todo esto es tan intenso. El horror, el asco. Me han sobrepasado. Y hoy... − calló por un momento, haciendo el ambiente pesado, sádico. Abriendo en Alec un hueco en su pecho, temiendo lo peor, lo espantoso, lo horrible. Abriéndole paso al rencor, al miedo, y a la culpa.

−Hoy sobrepasó el límite.−dijo débilmente. − Me besó a la fuerza, e intentó ir más allá... −soltó sin más explicaciones. Alec era inteligente, y aunque no lo fuera de todas maneras iba saber interpretar aquellas palabras. 

Su agarre en los hombros de su pequeño, tembló.

−Me sumí en un gran pánico, no sabía qué hacer. Cuando las emociones de repulsión y asco me sobrepasaron le ataqué con mi magia. Quedó inconsciente..., huí de ahí. 

Parte de Alec se permitió respirar aliviado, no había pasado a más. 

Pero otra parte de sí, estaba inquieta, y sabía por qué.

Simon sólo se lo confirmó.

−Era mi primer beso. Y aunque fuera imposible, yo quería que mi primer beso fuese con Jace.−  varias lágrimas bajaron por sus mejillas.

Sabía que Simon amaba a Jace, y que tal vez para el pequeño, el hecho de que otro se llevara algo tan sagrado e inocente como un primer beso, sintiera que ha traicionado su amor por el rubio.

El cazador abrazó fraternalmente al brujito.

Sintió que todo se le fué de las manos.

Dirty Thoughts.Where stories live. Discover now