7.

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–Maggs, mi vida. – Alec le ronroneó en la oreja al brujo.  –Mi amor, corazoncito de melón.– siguió diciendo. 

–Alec, nene. ¿Tienes fiebre?– preguntó a la vez que le tocaba la frente para tomar su temperatura.

–¿Por qué lo preguntas?– dijo extrañado el cazador.

–Bueno... –bajó su mano.– Tu nunca me vienes con motes cariñosos, así qué... 

–¡Ay, Magnus! ¡Por favor! –chilló indignado.– ¿No crees qué no puedo ser amoroso cuando quiera? 

–Por más que quisiera, no. No lo creo. Así que dime qué está mal contigo.– sentenció el brujo cruzándose de brazos, a lo que Alec bufó y bajó la cabeza apenado.

–Quería pedirte un favor.– dijo bajito.

–Alec, cariño. –le llamó a la vez que le alzaba el mentón. – Tu puedes pedirme lo que sea sin cambiar al modus operandi de Presi cuando quiere comida.

Alec rió ante eso. –Bueno, es. Verás, hace unos días Simon y yo, bueno. Más bien Simon estaba leyendo Harry Potter, no sé cuál libro, pero en algún momento mencionó algo así como una pócima para dormir sin soñar nada, y me preguntaba, si algo como eso de verdad existe. – balbuceó Alec.

–¿Pócima para dormir sin soñar?– se preguntó Magnus. – No es exactamente eso, pero, creo que puedo hacer algo parecido.

–¿En serio?– exclamó Alec con entusiasmo.

–Sí, pero, ¿Para qué quieres algo así? – preguntó como quién no quiere la cosa.

–No es para mí. – respondió.

–¿Ah, no? ¿Para quién, entonces? 

–Simon.– soltó con simpleza.

–¿Para qué Simon necesitaría eso?– parpadeó confundido.

–Ahm, ¿Te acuerdas que te conté sobre Simon teniendo sueños... horribles?– tembló con sólo decirlo.

–Ah, me mencionaste, sí.

Corrigió, púes, Alec, jamás le dijo de qué iban esos sueños horribles, tan horribles que hacen al de ojos azules temblar.

–Bueno, Maggs. Como sabrás, éste mes Simon me ha despertado alrededor de once veces a las tantas de la madrugada a causa de sus... sueños. – tembló de nuevo. – Quiero que él duerma, y no sueñe nada, así: él deja de soñar esas cosas, y yo me ahorro los traumas. –sonríe al finalizar su plan.

Magnus parpadea algo... impresionado por tal causa.

 –Claro, haré que Simon deje de tener esos sueños. Pero, Alec. ¿Tan malos son esos sueños que te perturban?– preguntó con preocupación.

–Como no tienes idea. – dijo solemnemente.

–¿Yo debería saber de qué tratan esos sueños?– preguntó de nueva cuenta preocupado.

–Para nada. – volvió a decir solemne.

Y Magnus no entendía porqué Alec estaba tan misterioso con respecto a los sueños del pequeño Simon.

Dirty Thoughts.Där berättelser lever. Upptäck nu