APENDICE: La Fusión

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Estuve en un espacio oscuro, en silencio, sin aromas o ninguna otra sensación, por un momento... no por mucho tiempo no tuve conciencia total, no sabía que ocurría a mi alrededor... no sabía siquiera quien era yo, no tenía aspecto, no tenía cuerpo... no tenía nombre.

Me había dejado arrastrar por la oscuridad, estaba en paz, no necesitaba nada, no tenía ningún arrepentimiento, ninguna ambición, tan solo quería disolverme en esa penumbra y dejar de existir. Pero de pronto pude sentir frió, nuevamente tenia mis sentidos de vuelta, tenía cuerpo y tenía nombre; yo era Vegeta príncipe de los saiyajin, los guerreros más poderosos del universo, poco a poco mis recuerdos volvían a mi... había muerto. Mientras combatía a muerte con mi rival Kakarotto, una amenaza mayor se hizo presente. Un extraño y poderoso ser llamado Majin Boo había sido resucitado por un hechicero, el mismo al que había entregado mi voluntad a cambio de que borrara todo rastro de bondad en mí, para así poder pelear nuevamente con Kakarotto libre de ataduras. A causa de ese poderoso ser, decidí engañar a Kakarotto para dejarlo fuera de combate. Había decidido hacerme cargo de ese monstruo con mis propias manos, ya que por mis acciones había sido posible revivirlo. A pesar de que en  mi corazón reinaba la violencia, una parte de mi aun guardaba afecto por mi mujer, mi hijo e incluso por mi rival. Por ello combatí contra Majin Boo con todo lo que tenía, sin embargo, esa bestia demostró ser mucho más fuerte que yo, dejándome como única opción hacer estallar toda mi energía para pulverizarlo, aun a sabiendas de que con ello terminaría con mi propia vida.

Fue así como termine en este lugar, confundido y en completo aislamiento... - Tu cuerpo será desechado y tu alma perderá todos sus recuerdos – las palabras de Piccoro resonaron en el fondo de mis pensamientos, ahora entendía, estaba en el otro mundo, había sido condenado al olvido, pero ahora por alguna extraña razón mi cuerpo y alma se habían vuelto a unir. Todo mi despertar debió tardar horas, quizás días, pero en un instante me encontraba volando en medio de un extraño y distorsionado mundo, sabía que debía dirigirme a un lugar, pero no estaba seguro de adonde, me desplazaba por puro instinto y sin embargo estaba seguro de que iba en la dirección correcta.

El tiempo en este lugar era extraño, no tenía idea de tan largo había sido mi viaje, pero tan repentinamente como mi "resurrección" encontré mi objetivo. Mi ser se estremeció al ver a un hombre en medio de lo que parecía ser un cristal de color rojizo, era Kakarotto; estaba maltrecho, con sus ropas desgarradas y lleno de arañazos, su hombro izquierdo parecía estar en mal estado a causa de una herida. Mire a su alrededor y vi a su oponente, una criatura de piel roja y enfundada en un traje lila que empuñaba una siniestra espada. El extraño sujeto alzo el arma con intenciones de blandirla, no sabía lo que pretendía a hacer desde esa distancia, pero en su mirada podía ver la sed de sangre y la disposición a dar el golpe de gracia. Sin pensarlo dos veces me transforme en súper saiyajin y le dispare un ráfaga de energía provocando que su ataque se desviara apenas un poco, del filo de la espada salió expelido un resplandor violáceo que corto en un extremo la sustancia que contenía a Kakarotto, esta estallo como si se tratara de un globo con agua y Kakarotto se precipito hacia el suelo.

- ¿Te están dando una golpiza Kakarotto? – inquirí sarcásticamente mientras descendía a su lado - ¿Ya se te olvido que yo soy el único que puede derrotarte?

- ¡¿Vegeta?! ¿Qué estas haciendo aquí Vegeta?

- No me preguntes eso porque no lo sé... No me explico por qué mi alma regreso a mi cuerpo cuando me di cuenta ya me dirigía hacia acá.

- Quizás esto sucedió porque Enma Sama está atrapado en su castillo.

- ¡Kakarotto! ¡Te demostrare que puedo derrotar a ese sujeto! ¡No tiene caso que me ayudes!

Las Memorias de VegetaWhere stories live. Discover now