Capítulo 53: Steven

18 5 0
                                    


— "El Paraíso". —pensó el ángel.

Todo lo que hacían, y por todo lo que fueron entrenados; se debía a un plan mayor. El no podía sentir absolutamente nada que no fuera devoción y honor. En aquel momento mientras se mantenía aferrado a una pequeña sombra que cubría su "improvisado" escondite.

Su percepción de las cosas cambio desde el momento en que su última pluma bailó imponente en el aire, mostrando que nada cambiaria, que nada iba a hacer como antes, y sobretodo que el olvidaría.

De todos los pupilos que el moreno había tenido, ella era la única que lo hacía sentir de esa manera. Es como si cientos de hilos invisibles los ataran de formar que no se pueden explicar. Cuando apenas era un novato escuchaba leyendas de uno de sus pupilos de más de sesenta años. Este hablaba de la novia de un ser celestial.

"La novia del ángel"

Para aquel anciano que estudiaba libro tras libro, su vida era un relato de historias, una versión más pequeña de Steven disfrutaba ver la cara de su audiencia. Quien parecía creer todo lo que aquel contaba.

El ángel deseaba que aquellos relatos fueran verdaderos, de esa forma los finales tendrían sentido.

Para la leyenda de la novia del ángel, su relato se formaba en un romance prohibido, una unión más fuerte que la vida misma, decía que: esta misteriosa joven nacía una vez cada cien años, ella con un alma tan fuerte que su fuego interior; era una llama tan fuerte que no estaba destinada a brillar por mucho tiempo. Pero en el poco tiempo que se encontraba en la tierra, tenía la virtud de cambiar el destino de muchas personas.

Su relato cambió según pasaba las generaciones, dándole diferentes nombres y virtudes a la misteriosa mujer, pero que sin importar cuantos enredos añadieran. El final siempre era el mismo.

Ambos terminarían siendo polvo de estrellas, destinados a dar luz al camino de las personas que cambiaron su destino.

Se preguntó en ese momento si ese sería su destino, no imaginaba a la castaña como una persona que personificaría esa leyenda, su Anna era osada, y al mismo tiempo abnegada. Podía ayudar a otros si quisiera, pero siempre tenía esa fachada de mala, que le costaba muchas penas.

Dio una ojeada aquel enorme pasillo, solo bastaba un segundo para que su fuga fuera un éxito, o una falla total. Había noqueado a dos ángeles para llegar hasta ese punto donde se encontraba, no se sentía orgulloso de aquello, pero si quería volver a ver a la menor, necesitaba comprometerse de verdad.

—Bien Steven, puedes hacerlo. —se dice a sí mismo.

No conocía muy bien aquel lugar, pero era de esperarse que las cosas cambien en cien años, traga una boconada de aire, y tomando todo el valor que su indicador interno le permitía corrió por aquel largo pasillo.

—¡Deténganlo! — gritó uno de los guardias.

Dos ángeles con un gesto serio se colocan como escudo justo en la salida más cercana, el moreno sonríe sin parar su paso, al contrario, corre más rápido. Sus oponentes quedan paralizados ante su movimiento, usa su cuerpo, impulsado por su propio peso taclea a uno de los guardianes, que choca con la pared que tenía en su espalda, su compañero que parecía inerte a lo que pasaba no logró hacer ningún movimiento, cuando el ángel lo sujetó del brazo usándolo como palanca para doblarlo en el suelo.

No dudo dos veces en seguir su camino por la hilera de árboles que tenía en su paso, al parecer las tierras de aquel lugar habían aumentado tanto que frenó su carrera al ver un gran muro de concreto.

—Estúpidas alas. — Masculló al sentir como sus fieles compañeras parecían mas aturdidas que dormidas.

Se gira al escuchar como unas voces lo llaman por su nombre, varios de sus compañeros le pedían que no lo hiciera, este sin hacer el menor de los casos comenzó a trepar impulsándose por las piedras que brotaban de la enorme pared.

Ángel  "Un beso silencioso"Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum