Capítulo 27: Anna

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Los domingos siempre fueron aburridos para la menor, el estar encerrada en este lugar no hacia la diferencia que estar con su novio David, no había visto a ninguna de sus amigas desde que salió de la celda de castigo, ya que según dicto la oficial que la saco del encierro, Olivia todavía seguiría castigada.

Esa noche no pudo dormir bien, sobre todo por los alucinantes sueños que tenía acerca de Steven... Culpó a la droga, culpó al cansancio y a su retorcido cerebro de jugarle esas tretas acerca de sus sentimientos.

Mientras jugueteaba con el tazón de comida podía observar a sus alrededores como cada uno de los círculos permanecían como estatuas vivientes, el ambiente en el gran comedor era tenso, podía sentirse aquella espesa bruma pasar por la nariz de la castaña.

La mayoría de las jóvenes permanecían en silencio devorando sus propios alimentos, recordaba que la pequeña joven de traición le había dicho que no todas las chicas habían participado en la prueba, que solo eran las seleccionadas.

El engranaje de su cabeza seguía girando y girando, aún no tenía claro como quemaría aquella bandera que bailaba petulantemente ante todos.

Pero sabía que no podía esperar para la siguiente prueba del viernes para hacer su jugada, las cosas ya eran difíciles en este lugar como para permanecer más tiempo.

—Podría decir que esa mente malévola trama algo. — acuña Steven sentándose en la mesa junto a la menor, ella sonríe sin motivo alguno mientras se pierde en aquellos pozos verdes.

Aparta la bandeja con los restos de comida y hace un gesto desganada.

—No podemos seguir aquí, hay que actuar rápido. — expone agachando el rostro y colocando sus manos en la cabeza.

El moreno extiende su mano hasta la mesa para tratar de tomar la de la castaña, ella busca aquello intangible mirando como sus perfectos labios se curvan para sonreírle, una corriente eléctrica paso por la palma, y sintió como su corazón se aceleró, por un segundo sintió el contacto del espíritu.

—Estoy contigo sin importar cuál sea el plan. — propone sin inmutarse por lo que sintió la menor, parecía de lo más tranquilo, quizás aquello simplemente fue producto de su imaginación.

—Tengo que hablar con Karla. — indica levantándose de la mesa, su corazón latía tan fuerte que sus oídos se taparon por el bombeo, ¿Qué había pasado ahí? Simplemente se imaginó el tacto del espíritu y ya había perdido una fracción de control, ni siquiera se quería imaginar que pasaría si él se transformara en masa tangible.

—Allí esta. — señala con voz ronca.


El moreno camina delante de ella y por primera vez pudo observarlo sin que aquellos destellantes ojos la miraran de forma traviesa, Steven traía unos vaqueros color negro, con una camisa gris, no recordaba que aquel vistiera de la misma forma cuando entraron al reclusorio, pero después de examinar su ropa miro que este era de espalda ancha y sus brazos fuertes podrían estrangular a cualquiera, aunque él no hablaba mucho de sí mismo Anna comprendió porque Angélica estaba fascinada por él, aquel ser es simplemente perfecto.

Gira su cuello para mirar porque la menor tardaba, cuando se encuentra con aquellos ojos de avellana su rosto comienza arder, sintió que estaba roja hasta las orejas.

—Anna, ¡Camina! — se queja sonriendo de forma ladina, ella traga su propia bilis mientras se cohíbe en el mismo lugar sin poder dar un paso.

Después de medio segundo traga una enorme boconada de aire, y con todo el esfuerzo que podía hacer hace que sus pies avancen.

—Ando algo distraída. — canta sin verle al rostro.

Ángel  "Un beso silencioso"Where stories live. Discover now