19. La batalla de los canallas III: la última rosa

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Afrodita se deslizó hacia atrás hasta tocar la pared. Sintió la energía espiritual sobre su espalda: realmente estaban encerrados en la celda, y el denso humo púrpura que se expandía tenía un aspecto muy peligroso...

La risa del capitán confirmó sus sospechas. Era una burla suave y fría.

—Ya no tienes a dónde huir, invasor. Viniste a atacar un mundo desconocido y ahora estás atrapado y encarcelado en el lugar que será tu tumba... ¡Contempla a tu último verdugo!

Afrodita levantó la mirada y sus entrañas se removieron al contemplar algo verdaderamente repugnante. Era un monstruo gigantesco con la forma de un bebé y un cienpiés. Su cabeza era deforme y su estómago y piernas bultos de grasa. Su espalda y estómago eran velludos como el cuerpo de una araña y tenía hileras de patas en el costado, con dos pares de patas más grandes saliendo de su taparrabos. Afrodita quiso vomitar...

—¿Aterrado? Este es mi Bankai modificado... aún necesita algunos ajustes pero estoy seguro de que será suficiente para esto. Ahora, ataca, mi querido...

Mayuri aplaudió. El enorme bebé cayó pesadamente al suelo y se contorsionó como si estuviera poseído. Se acomodó sobre sus cuatro extremidades y su cabeza giró varias veces, traqueando desagradablemente antes de reptar como una araña en dirección a Afrodita, mientras sus ojos y boca desataban más niebla púrpura.

Afrodita desapareció en un destello. Parecía que el Bankai no podría frenar y se estrellaría con la pared, pero en su lugar trepó la pared y luego el techo, y siguió avanzando hacia Afrodita, gritando y chillando con la voz de un demonio.

Afrodita se mordió el labio. ¿Qué hacer ahora? Pero el bebé estaba sobre él nuevamente, a punto de aplastarlo con sus enormes y grasosas manos...

—¡Maldición! —gritó el caballero al levantar su espada y protegerse. La mano del bebé era tan suave que al más mínimo contacto un fino corte cruzaba su piel. La sangre púrpura del bebé empezó a brotar, cubriendo la espada que, instintivamente, Afrodita soltó.

La espada de libra cayó al suelo con un delicado tintineo mientras Mayuri reía y blandía el mango vacío de su espada hacia donde el caballero había huído. El bebé siguió la órden, reptando hacia el caballero.

—Ya no te queda mucho tiempo... —comentó—. Mi veneno te alcanzará muy pronto...

Era verdad. La habitación estaba casi completamente cargada de humo púrpura. Mayuri caminó lentamente hacia la espada de Libra y la levantó, listo para su último acto de crueldad...

Afrodita se tapaba la boca con ambas manos mientras huía del bebé. Sus pasos parecían torpes y se le escuchaba toser suavemente...

—¿Ya lo notaste? No se necesita respirar el veneno de Konjiki Ahisogi Jizo para que este entre en tu cuerpo. Tus poros ya empezaron a absorberlo, tu piel está infectada y pronto tu visión empezará a emborronarse y tu mente a perder la cordura...

Afrodita cayó sobre su rodilla. El bebé seguía avanzando hacia él, pero de repente se detuvo. Mayuri apareció entre ellos, con una amplia y despiadada sonrisa, sosteniendo la espada de Libra...

—¡Es el fin!

Y, entre risotadas maléficas, acuchilló a su propio Bankai con el arma de su oponente. La navaja de oro atravesó el costado y el pectoral derecho del bebé que gritaba de dolor mientras chorros y chorros de sangre púrpura caían al suelo como un rio y se evaporaban hasta cubrir el ambiente completamente de veneno.

Afrodita de Piscis soltó un débil gemido y cayó...

Mayuri acarició la herida de su Bankai, empapando su mano completamente de sangre. Después la llevó a su boca y lamió el líquido púrpura...

—¿Me pregunto si aún me queda algo para estudiar en tu miserable y guapo cadaver? Oh si... quizás ese poder que no es reiatsu... o las caracteristicas de estas extrañas armaduras... Quizás ahora sí tengas algo para enseñarme, quizás ahora sí esté interesado en ti una vez hayas muerto...

Y el capitán caminó sonriente hacia el caballero que yacía inerte en el suelo; su rostró se transformó, ahora no revelaba burla ni crueldad sino avidez, una cierta avaricia dificil de describir. Era avaricia por conocimiento, su razón de ser y existir... estiró sus manos hacia su próximo sujeto de experimentación, su próxima mina de tan, tan deseado conocimiento...

En su avaricia él no pudo notarlo...

Rosa Sangrienta... —murmuró Afrodita.




Nota del autor: ¡Konnichiwa! ¿Qué te pareció el capítulo... y esta versión del Bankai?

Sé que no es el tradicional... quise que fuera una versión intermedia entre Konjiki Ashisogi Jizo y el bankai modificado que apareció en la batalla contra el brazo izquierdo del rey que en su momento resultaba (si fuera posible) aún más desagradable que el original.

¡Como siempre, te invito a leer "los oniromantes: el navegante de las pesadillas", el año pasado se agotó en librerías! No olvides darme tu like ;D Te envío un abrazo sennin-modo supersaiyajin dios kaioken aumentado mascarita hollow!! Y Nos leeremos la próxima semana :)

Próximo capítulo: 20. Tres cosas que no sabes

Reiatsu + Cosmos (Saint Seiya / Bleach)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora