[39; El nuevo cuarto del bebé]

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*Narra Demi

Llevamos una hora esperando a que me dejen ingresar a ver a Justin. Por suerte el médico ha dicho que se encuentra bien. Le pusieron oxígeno apenas llegamos, eso me preocupó demasiado, pero ya está mejor.
Marissa, Matthew y Sirah estuvieron conmigo en todo momento. Mari más que nada estuvo regañandome, ya que tenía unos nervios que hasta me bajó la presión, y pedía que me calmara para que el bebé esté bien.
Sí me preocupaba el bebé, pero más me importaba Justin en ese momento, no quería ser madre soltera y viuda. Okey, estoy exagerando pero así son mis pensamientos cuando estoy en esos estados.

—¿Familiares del señor Bieber?—habló un doctor mirando a su al rededor. En segundos ya estaba de pié frente a él.

—Soy yo.

—Oh, señorita Lovato. Le informo que el señor Bieber ya se encuentra en perfecto estado. Lo pasaremos a sala común y ahí podrá verlo.

Sentí el alma volver a mi cuerpo. Respiré aliviada.

—¿Cuándo le darán el alta?—pregunté.

—Ha perdido mucha sangre, le hemos puesto suero y oxígeno. Pero creemos que lo mejor será que pase la noche aquí, y mañana veremos si está en condiciones de retirarse.

—¿Y es posible que pueda quedarme con él?—pregunté e internamente rezaba a Dios para que acepte.

—Por supuesto, pero en la mañana deberá irse o esperar aquí, como usted más prefiera, a que los medimos chequeen que todo esté bien.

—Entiendo.

—De todas formas pedimos su presencia aquí por la mañana cuando toque la hora de el desayuno. La mayoría de los pacientes se niegan a comer y es necesario que Justin lo haga luego de lo que ocurrió.

—Sí, claro. Lo haré. ¿Ya puedo verlo!—soné impaciente y el doctor soltó una risa leve asintiendo.

Antes de que hablara le hice una seña para que me esperara unos segundos. Me acerqué a los chicos y les dije que se fueran a casa, ya era de madrugada y les expliqué lo queme había dicho el doctor. No quería que esperarán fuera, era mejor que vayan a descansar. Matthew y Sirah aceptaron sin problema pero Marissa se negó en dejarme sola.

—No seas terca, Mari. No dejaré que te quedes esperando, pasaré la noche con Justin. Ve a descansar.

—Mm...Está bien, cuídate. En la mañana vendré a verlos.—me abrazó y antes de irse acarició mi panza.

Me acerqué al doctor y le sonreí en modo de que entendiera que ya había terminado.

—Acompañeme, por aquí.

Lo seguí por un largo pasillo completamente vacío y blanco. La sala de Justin era la número 37, solo para que se den una idea de lo que tuvimos que caminar para llegar a ella.
Al llegar el médico me abrió la puerta y me dijo que nos dejaría solos por unos minutos. Le agradecí y se fue.

Cerré la puerta a mis espaldas y fijé mi vista en Justin. Estaba dormido, o inconsciente. Me acerqué a él y me senté en una silla que había en la habitación.

—Jus...—lo hablé tocando su mano.—Cariño.—volví a decir mientras entrelazaba su mano con la mia y noté como sus ojos se iban abriendo de a poco.—Despierta...

Al abrir sus ojos por completo me dedicó una media sonrisa.

—Demi...—susurró.

—Así es, cielo.

—¿Donde estamos?—preguntó observando cada rincón de la habitación.

—En el hospital, corazón. ¿No recuerdas lo que sucedió?

Lo que nos une - [CANCELADA]Where stories live. Discover now