T R E C E

1.1K 68 2
                                    

Capítulo 13

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 13.— Gracias, adiós.

 Xavier se acerca hacia las escaleras y con sumo cuidado toma asiento en el tercer escalón, no me queda de otra más que acompañarlo a su lado. Acomoda los mechones de cabello que le caen a la frente y finalmente empieza su relato.

— Tenía veintiún años cuando conocí a Adrien Covach, el chico se dedica al narcotráfico, es parte de un pequeño grupo aquí en Staten Island. Ya lo has conocido antes, es hermano de Myr, la chica con la que salgo —explica mientras mira el reloj en su muñeca—. Adrien me invitó a formar parte de su grupo y como buen hijo rebelde, no me negué. René me negaba el dinero y siempre preguntaba para qué lo quería, así que ganar dinero fácil por otros medios era tentador. Trabajé con ellos cierto tiempo, mi madre no sabía nada sin embargo pronto ambos comenzaron a sospechar. Llegaba tarde a casa, no volví a pedirle dinero a René e incluso me vieron estrenar demasiada ropa nueva. Ambos intervinieron, mi madre me suplicó llorando que lo dejara, y por un momento estuve a punto de aceptarlo sin embargo René irrumpió más tarde en mi habitación; quería que siguiera con ellos, que les pidiese un favor a cambio de dinero. René quería el puesto directivo de la universidad para fines con lucro.

» Finalmente, consiguió lo que quería. Su ambición le costó la sangre de un inocente que no le importó en lo absoluto pues, con el sueldo y las amistades que hizo, se convirtió en lo que siempre quiso ser, un hombre importante. Para serte sincero, no la pasaba bien por las noches, el sentimiento de culpa me embargaba y más el rostro de mi madre, que creía que no estaba más en eso.

» Pasó el tiempo y cuando menos lo esperé René atacó por la espalda, le dijo a mi madre que no había abandonado ese otro mundo y que la única manera de salir de allí ileso era mandarme lejos, así que a base de engaños me mandó a Perú, a un centro de rehabilitación donde lo único que hacían era mantenerme drogado con un montón de pastillas que por supuesto desechaba después. Jamás me independicé ni tampoco terminé la carrera que había empezado de leyes.

— Duré encerrado tres malditos años en ese estúpido centro de rehabilitación —Xavier flexionaba los dedos en un gesto que se me antojó de molestia—. René quería que tuvieras buena impresión de nuestra vida, por ese mismo motivo decidió que era tiempo de volver.

— Por eso volviste a citarte con la chica esa..., y por eso te balearon —concluyo. Xavier asiente.

— No es todo —dice de pronto, ganándose mi atención—. Me enteré por la boca propia de Myr que René sigue teniendo reuniones con Adrien. No sé exactamente para qué pero tú misma lo has escuchado, quiere encargarse de ti.

Por supuesto, no dejaría que eso me intimidase.

— Tienes que tener cuidado con René, no es exactamente lo que aparenta ser.

— ¿Es todo lo que debería saber? —Xavier se queda dudoso, pensando quizás si habría algo de buena importancia para añadir sin embargo termina por sacudir la cabeza en un gesto de negación—. Perfecto, es hora de largarnos. Llama a tu novia y dile que la verás en la entrada del hospital Richmond.

B R O K E NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora