—¡Como Thomas!

—Rompe...

—¡El corazón!

Se fue a una de las mesas, regalando al menos dos monedas por su camino para que la cantina entera lo ayudara. — ¡Quien podrá ser un sol...!

—¡Como nuestro Thomas! — gritaron todos al mismo tiempo.

— Un espécimen, soy muy intimidante. — dijo Thomas que seguía sentado en su silla, pero ahora llevaba una postura orgullosa.

—¡Muy grande eres Thomas!— gritaron los de la cantina.

Thomas se levanta de la silla y se dirige hacia donde está James. — Agradezco su apoyo — dijo, refiriéndose a las personas del lugar y luego miró a James. — Gracias Jimmy. — le dedicó una brillante sonrisa al otro.

Y James, alagado, le dio un cariñoso abrazo. —Es sencillo entregarte mi apoyo. — No muy pronto se dio cuenta de la cantidad de miradas que tenían encima. — ¿Es mucho? — preguntó James, nervioso.

— Sí — respondió Thomas, rompiendo el abrazo.

— ¡Nadie...! — volvió a decir James para distraer al público.

— ¡Vence a Thomas! ¡Qué valiente es Thomas! — Y todos siguieron, ignorando lo último que había pasado.

James se vuelve a subir a una de las mesas, subiéndose su camisa para dejar al descubierto una cicatriz horrible que tenía en su abdomen. — ¡Nadie muerde en las luchas como el gran Thomas!

— Cuando cazo soy muy diestro y hábil. — dijo Thomas mientras apuntaba con una pistola invisible, con tanta pasión como si realmente estuviera cazando. — Y hago a las fieras llorar.

—Oh... — James se acostó en el suelo.

— Les apunto a su punto más débil — apuntó con su "arma" a James, como si fuera un animal en el bosque. — , Y les doy un revés.

— No está mal — comentó James.

— Es igual. — ayudó a James a levantarse.

—¡Nadie pega como él! ¡Nadie es tan listo como él! — gritaban todos, que ya se encontraban algunos encima de las mesas también. James toma prestado uno de los jarrones de una de las mesas y se va corriendo al otro lado de la cantina.

—¡Nadie escupe tan lejos como el gran Thomas! — gritó alzando el jarrón en el aire.

— Y hablando de eso, ¡Soy un experto! — dijo Thomas para escupir desde su lugar, y en el otro lado estaba James con el jarrón en el aire. Y como siempre, la saliva llegó justo dentro del jarrón.

—¡Diez puntos para Thomas! — gritaron todos, incluyendo James esta vez. La mayoría le aplaudía a Thomas.

— De chico docena de huevos comí — comentó Thomas, agarrando a una joven, alzándola con solo un brazo. James no pudo evitar aplaudir. — Y por eso tan fuerte crecí, hoy sigo comiendo una gran cantidad. — Thomas alzó a James con un solo brazo también. — ¡Soy por eso tan grande y audaz!

Thomas recibió varios gritos y aplausos por eso. Y James tuvo que darle una moneda a la chica que su amigo levantó una vez que tocaron suelo. Entonces a James se le ocurrió una buenísima idea.

Agarró unas espadas que antes eran utilizadas como decoración del lugar y le dio monedas a varios hombres para que cumplieran con sus órdenes.

Todos en la cantina empezaron a aplaudir en cierto ritmo y Thomas empezó a bailar con varias mujeres mientras James negociaba con unos hombres. Una vez hecho, caminó hacia Thomas, que estaba bailando alegre junto a dos mujeres encima de una mesa de madera (bastante resistente). — ¡Thomas! — gritó James, tratando de darle una de las espadas. Thomas entendió de inmediato y amablemente les dijo a las chicas que bajaran de la mesa. Después agarró la espada de James con una de las más grandes sonrisas que este pudo haber visto en él, James estaba bastante feliz de que Thomas estuviera disfrutando este momento.

La Bella y La Bestia | LamsWhere stories live. Discover now