El café como te gusta

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Dulce

Me dormí con una sonrisa en mis labios y mis bragas completamente húmedas, pero la noche había sido intensa y provocadora, nos había dejado deseando más.

Por la mañana lo gritos de marina sobre mi cama saltando hicieron que me despertara asustada

Dulce.-¿qué pasa?- dije mirando a todos lados-
Marina.- despierta, es hora de los regalos- dijo emocionada con una pijama que decía al frente "merry x-mas"- así que vístete- dijo bajándose de un sentón en la cama- arriba- dijo caminando a la salida- ah y tú pijama está ahí- dijo señalando el mueble en la habitación-

Estire mis brazos mientras la veía salir del cuarto, me levante de la cama y camine al baño que tenía el cuarto de al lado, al mirarme al espejo vi mi cabello, agradecía que había amanecido sola porque me veía fatal con el cabello revuelto y el maquillaje corrido, tan extasiada estaba de la noche anterior que me olvide por completo de quitarme el maquillaje, agarre una de las toallas de manos que había ahí, la metí debajo del chorro de agua tibia para después quitarla de mi cara, tome el cepillo que había dejado mi amiga al lado del lavabo cepille mis dientes y después desenredé mi cabello con mis dedos, lave mi rostro con agua y jabón, bien mis pecas salieron a relucir aquí estaban nuevamente, cualquiera que me viera no creería la edad que tenía, en ese momento la puerta del baño volvió a abrirse

Marina.- ¿estás lista?- dijo mirándome de arriba para abajo- ponte la pijama, es tradición, papá y mamá ya están abajo junto con Christopher
Dulce.- tal vez deba mejor- dije mirandola-
Marina.- nada- dijo tomando mi año y jalándome fuera del baño- tus padres no están así que la pasarás con nosotros, ponte la ropa ahora si no quieres que mamá se enoje- dijo saliendo del cuarto-

Suspire resignada, tome la pijama que me había dado, me la puse lo más rápido que pude, unos calcetines calientitos estaban a los pies de la cama también, lo agradecía ya que mis pies estaban helados y es que debajo de las sábanas estaban calientes, una vez que estuve lista me vi frente al espejo, Christopher me había visto varias veces al despertar pero esta era diferentes a todas porque las demás ocasiones nos levantábamos para entregarnos, ya fuera que yo daba inicio o él pero nunca nos veíamos con ropa de dormir, siempre estábamos desnudos, esto era nuevo, acomode mi cabello nerviosa, tome un último respiro para darme valor para después salir, mientras bajaba las escaleras escuchaba las voces que venían de la sala, llegue hasta la entrada de donde estaba el árbol, todos estaban ahí excepto Christopher que seguramente estaba arriba o algún otro lugar, esa imagen que tenía frente a mi podría ser una postal, de un lado estaba los papás de Christopher abrazándose y por otro lado mi amiga junto con su novio sentados al pie del árbol haciéndose cariños. Suspire tratando de imaginar qué tal vez algún día esto podría ser un panorama para mi vida pero no veía nada, no veía a mis padres sentados al lado mío mirándose con amor o yo con alguna pareja haciendo esto, mire mis pies que estaban cubiertos por los calcetines mientras exhalaba hasta que escuche la voz de Christopher a mi lado.

Christopher.- buenos días- dijo- ¿todo bien?

Levante mi vista para verlo, me encontré con sus hermosos ojos, podría perderme en ellos, solo pude asentir con la cabeza, entonces él extendió uno de sus brazos y yo baje mi mirada, traía una taza

Christopher.- el café como te gusta- me dijo en un susurro que apenas yo escuché- medio de café y medio de lecho saborizada de avellana

Estoy segura que mis ojos desprendieron algo raro porque él acarició mi brazo y me sonrió tiernamente

Dulce.- Gracias- dije tomando la taza que tenía en sus manos, la lleve hasta mis labios para después soltar un suspiro- tal como me gusta- dije- ¿como lo sabes?
Christopher.- hay muchas cosas que te pasan desapercibidas dulce- dijo mirándome-

El sabor de tu piel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora