El tiempo es relativo

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Dulce

Lo había arruinado todo, Christopher me hacía sentir bien, sabía que en algún punto todo terminaría pero no así, no dándose cuenta que había irrumpido en su casa antes de que iniciáramos antes y menos que había dicho un nombre falso, no podía parar de llorar, la señora que ayudaba a Christopher me ayudó a calmarme mientras me decía que solo necesitaba tiempo para pensar, me retire a mi casa un poco más calmada, al llegar a casa subí inmediatamente a mi cuarto, no quería saber nada de nadie.

Las horas pasaron no sé exactamente cuántas hasta que la puerta de mi cuarto se abrió, una de las empleadas me había subido una bandeja con comida ya que no había bajado a la cena, le di las gracias pero la deje intacta, mi cuerpo solo me pedía llorar, ¿que era lo que me pasaba? Mis ánimos estaban por los suelos, caí en un profundo sueño donde perdí el conocimiento por completo y cuando los primeros rayos del sol me dieron en la cara me levante alterada, limpie mis ojos, tenía mis párpados pesados, entre al baño y al ver a la persona que tenía frente al espejo no me reconocía, ¿quién era esa dulce? Mis ojos estaban tan hinchados, rojos y tenían un reflejo de tristeza que había visto alguna vez cuando, bueno no sabría en qué punto fue solo pienso que este sentimiento ya lo había tenido alguna vez, tal vez solo era que pues había creado un vínculo con Christopher que me había hecho sentir diferente a todos los demás, si solo eso, mi cuerpo, mi mente debían de dejar de atormentarse por ello pero ¿como hacerlo?, si solo recuerdo sus palabras y las lágrimas amenazan con salir nuevamente.

El resto de mi fin de semana fue solamente dormir, ver películas y estar encerrada derramando lagrimas una tras otra, recordando a Christopher y lo que hubiera hecho de haber sabido que esa era la última noche que tendría sus manos sobre mi cuerpo.

El lunes por la mañana no fue diferente al resto del fin de semana: ojos hinchados, dolor de cabeza irreparable y un vacío que era inexplicable, suspire con pesar para después comenzar a vestirme, tenía que presentarme a trabajar pero lo más difícil del día sería ver a Christopher para la consulta diaria, mis ánimos estaban por los suelos así que decidí ponerme unos jeans, tennis junto con una sudadera oversize color negra, como no tenía ganas de cepillarme el cabello solo tome una gorra color roja y la puse sobre mi cabeza, tome mi bolso en el cual puse lo necesario para el día que tendría hoy, un par de pastillas para el dolor de cabeza, celular, iPod junto con mi organizador, me miré al espejo, cualquiera que me viera no me reconocería sin una gota de maquillaje y con la ropa que uso para andar por la casa en un domingo por la tarde. Salí de mi cuarto tratando de pasar desapercibida pero no lo logre, me encontré con mi padre en el camino que insistió en que nos fuéramos juntos el día de hoy, todo el camino para mí fue un martirio, mi padre solo preguntaba sobre mis avances en la terapia, a lo que yo solo respondía como monosílabos que al final no ayudaron mucho ya que ahora tendría a mi padre respirándome en mi cuello el día de hoy, si, había decidido asistir conmigo a la terapia para hablar sobre mis avances con el doctor, respire con pesadez mientras me bajaba del auto resignada, caminamos al ascensor en silencio, al abrirse las puertas cada uno se dirige a su destino, me despido solo con un "te veo 6:00 pm para ir a la terapia" sin mirar atrás me adentro a mi oficina donde rápidamente me enfrascó en las citas de ventas que tengo programadas cuando me doy cuenta medio día pasó y termine con todos mis pendientes, el teléfono suena y me avisan que es Marina que desea hablar conmigo, cuando digo que le digan que estoy ocupada me dice la secretaria que mi amiga decide esperar que es urgente, resignada le digo que en 20 minutos la haga pasar, cuelgo el teléfono, tomó el tiempo para meditar y tratar de tener una mejor apariencia, el tiempo  parece acortarse, se va como agua y rápidamente escucho la voz de mi amiga entrando por mis oídos

Marina.- estaba tan preocupada- dice lanzándose a mis brazos- ¿donde fuiste? Te llamé todo el fin de semana
Dulce.- yo solo...- dije mirándola- tuve pendientes que sacar, solo eso
Marina.- bien- dice mirándome- pero dime qué pasó en el mundo de la sensual dulce para que el día de hoy te veas de este modo- dice señalando mi atuendo- algo no anda bien ¿cierto?
Dulce.- yo solo...- suspiro- es un mal día
Marina.- creo que lo mejor no será hablarlo aquí, vamos a comer juntas y me cuentas todo
Dulce.- yo no tengo hambre...-digo soltándome de su brazo- solo necesito dormir un poco y tal vez ¿beber?

El sabor de tu piel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora