Linda Noche

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Dulce

La puerta nos interrumpió, el sonido de la voz de margarita hizo que Christopher volviera en si, se separó de mi, me bajé del escritorio desconcertada, me acomodé la ropa rápidamente junto con mi cabello, revise mi cara para que no se viera rastro alguno de lo que hacíamos mientras Christopher se asomaba en una lateral de la puerta solo asomando la cabeza, me senté en el sillón, esperando a que volviera mientras alertaba a mis oídos de la plática que mantenía con margarita

Christopher.- gracias margarita, si en un minuto termino, puedes irte si quieres, anota la consulta de la señorita Espinoza para el día de mañana a la misma hora.
Margarita.- está bien, le recuerdas la hora por favor antes de que se vaya, me retiro entonces, quiero llegar temprano a casa
Christopher.- que tengas buena noche- le dijo-

Quería que me quedara para terminar lo que habíamos comenzado, cerró la puerta y recargo la frente en la puerta, me levante rápidamente, camine hasta donde él estaba pase mis manos por su cintura bajándola hasta su entrepierna, escuche el suspiro de sus labios pero de repente cuando estaba apunto de sacar el pene de su pantalón las manos de Christopher me detuvieron, me desorientó totalmente, no sabía qué pasa, el se giró a verme

Christopher.- dulce, no podemos hacerlo, esto era lo que te decía- dijo mirándome- lo siento, dijiste que aceptabas las condiciones
Dulce.- si, pero es algo que no puedo controlar contigo- dije pasando mis manos por su cuello- el solo verte me provoca mucho- dije dándole un poquito en sus labios- ¿tú no?- dije mirándolo serio-
Christopher.- dulce, no te voy a mentir, no soy de piedra, créeme que también quisiera poder seguir haciendo esto como lo hicimos en Acapulco pero tenemos que esperar un mes hasta el congreso que está marcado en esa fecha, dime que estás de acuerdo, por favor- dijo tomándome por la cintura- dime que si y te prometo llevarte al cielo en ese viaje- dijo mientras se acercaba lentamente a mi cara-

Solo pude asentir con mi cabeza, el retiro sus manos de mi cadera y se alejó lentamente, yo me quede pasmada frente a la puerta, me había dejando ahí con el beso, mientras escuchaba como movía cosas en el consultorio, me había dejado ahí sin importarle nada, me había dolido que hiciera eso, me giré lentamente, pensé que iba a besarme

Dulce.- ¿por qué hiciste eso?- dije mirándolo algo frustrada-
Christopher.- ¿hacer que?- dijo sin mirarme mientras guardaba unos papeles en el archivero- puedes irte, hemos terminado por hoy y recuerda no debe pasar nuevamente, por favor dulce tenemos que hablar las siguientes consultas si no esto no resultará y no podré ayudarte- me miro por un segundo y después volvió a lo que estaba haciendo-

Me quede parada mirándolo, había sido como si nada pasara entre nosotros en ese momento y yo estaba quemándome por dentro mientras él ignoraba lo que habíamos hecho

Dulce.- ¿en verdad estás haciendo esto?- dije mirándolo no frustrada ahora estaba furiosa-
Christopher.- ¿haciendo que dulce?- dijo indiferente mientras revisaba unos papeles que tenía en su mano-
Dulce.- me dejaste ahí, como si nada, pensé que ibas a besarme- dije desesperada caminando al escritorio-
Christopher.- dulce si te besaba- dijo mirándome-

Me paré frente a su escritorio decidida, no quería escuchar sus excusas vagas, nadie jamás me había dejado con las ganas y era la segunda ocasión que lo hacía pero nos iríamos tablas el me había dejado caliente, bien, yo lo dejaría en punto de ebullición.

Dulce.- no quiero escucharte ahora- dije poniendo mi mano frente a su cara-
Christopher.- ¿entonces? Pensé que querías saber- dijo poniendo los papeles en el escritorio-
Dulce.- ¡no!- dije decidida- debo decir algo antes de irme y déjame terminar- dije sentándome en el escritorio-

El se quedo parado viéndome, yo me acerqué lentamente, pasando mi mano por el cuello de su camisa, mientras me acercaba lentamente a él de manera peligrosa, Christopher se quedo completamente quiero mirándome a los ojos y mis labios, abrí mis labios lentamente, el se acercó para tratar de besarme pero puse una de mis manos en su pecho

El sabor de tu piel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora