Capítulo 4

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N/A: Espero que os guste... Y que más o menos por donde va avanzando no os parezca muy aburrido. Gracias por leer y comentar.
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Removió la nariz sintiendo un cosquilleo al mismo tiempo que arrugaba sus parpados cerrados, tratando de luchar contra los rayos de sol que invadían su hogar.

Así se despertaban los Neoyorkinos.

Ok si, la mayoría de veces necesitaban ayuda del despertador pero también era normal despertar al amanecer gracias a la falta de persianas que impidieran que los molestos rayos de luz se filtraran.

Y Kate era de aquellas personas que no tenían persiana, sólo una minimalista cortina que cubría como podía la ventana, una cama doble, un armario y una estantería repleta de libros.

Suspiró y abrió los ojos, completamente estirada en la cama y destapada. Vestida con unos shorts y una camiseta de tirantes.

Miró observando que ese martes hacia bastante sol y que, era bastante tarde a juzgar por la luz y el sonido de la vida en la calle.

La sonrisa que se había instalado en su rostro se esfumó al recordar que no estaba sola. No sólo con Christopher que dormía a los pies de su cama...

Recordó que en el sofá dormía un desconocido, testigo principal de su caso y que además no hablaba.

Abrió la puerta, descalza y caminando despacio para encontrarse el sofá vacio.

Por un segundo pensó que había huido, detalle que no le sorprendía después de todo lo sufrido.

Por otro lado el hecho que hubiera huido le ponía de mal humor, sería ella la encargada en encontrarlo en una ciudad de ocho millones de habitantes jugándose su puesto de trabajo.

No fue necesario, lo localizó una milésima de segundo después. Al fin y al cabo su salón no era el salón de una mansión y no había sido difícil encontrarlo.

Estaba hecho un ovillo en un rincón.

Abrió la boca y los ojos cuando se percató en qué estado estaba: DESNUDO.

Se tuvo que tapar la boca para amortiguar el quejido que escapó de su garganta al ver sus largas piernas, muy delgadas y su trasero pálido debido a la falta de luz solar durante esos años.

Pero que trasero... A pesar de su delgadez casi extrema, daban ganas de pellizcarlo.

Kate mordió su labio. Aquello no era normal... ¿Cómo estaba pensando en eso, con esa persona, en aquella situación?

Kate se movió tropezando con la mesita del salón, soltando una palabrota mientras se inclinaba para tratar de masajear su dedo meñique del pie izquierdo.

Volvió a mirar al chico, quien en ese instante la miraba entre asustado y confundido, alertado por el ruido que ella había hecho, haciendo que se levantara alejándose de ella.

-Soy yo-dijo Kate y se sonrojó al verlo, apartando la mirada lo más rápido posible.

Él no se inmutaba. Estaba de cara a ella, enfrentándola completamente desnudo, con su miembro en reposo -y a juzgar por las vistas, muy bien dotado- pero completamente visible para ella.

Kate carraspeó y escuchó el bufido de su gato al pasar por delante del hombre desnudo.

Christopher se alejó de ambos.

-No... No quería asustarte-Kate tartamudeaba. Hacía tiempo que no veía un hombre desnudo.

Se mordió el labio y le pasó sus vaqueros.

-No puedes estar desnudo... Aquí... Esto no es el sótano donde te encontramos-no pudo evitar echar un vistazo rápido a su entrepierna, sonrojándose. -Tapate.

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