El lunes por la mañana, el inspector jefe Chen había tenido que asistir a una reunión en el Ayuntamiento. De vuelta al despacho, compró un trozo de tarta de arroz transparente a un vendedor ambulante y la comió sin saborearla.
El inspector Yu no estaba en la oficina. Chen recogió un sobre marrón que habían entregado por la mañana y que contenía una casete con una etiqueta donde se leía:
«Declaración de Lao Guojun en el Departamento de Policía de Shanghai, 15:00, 2 de junio de 1990. Interrogado por el inspector Yu Guangming en presencia del sargento Yin Wei».
Chen puso la casete en el reproductor. El inspector Yu también estaba muy ocupado, y asumía el día a día de todas las tareas de la brigada, incluso los domingos. Por lo visto, la cinta había sido grabada a la misma hora en que Chen y Wang comían en el restaurante de fideos. Comenzó con una introducción de Yu, a la que siguió otra voz con un inconfundible acento ningbo. Chen se dispuso a escuchar la grabación con las piernas sobre la mesa, pero al cabo de un minuto dio un respingo y rebobinó para volver al principio.
«Yu.—Declaración de Lao Guojun, treinta y cuatro años, con domicilio en el número 72 de la calle Henan, distrito de Huangpu, Shanghai. Ingeniero. Ha trabajado diez
años en la Compañía Química del Pueblo. Casado, con una hija de cinco años. ¿Es correcta la información?
Lao.—Sí, es correcta.
Yu.—Quiero que sepa que contribuye a nuestra investigación y que le agradecemos su ayuda.
Lao.—Continúe, por favor.
Yu.—Le haremos algunas preguntas a propósito de Guan Hongying. Fue asesinada el mes pasado. ¿Conoce la noticia?
Lao.—Sí, me he enterado por la prensa. Por eso pensaba que sus agentes vendrían a verme tarde o temprano.
Yu.—Algunas preguntas pueden tener relación con detalles íntimos de su vida, pero nada de lo que diga en esta habitación será usado en su contra. Se considerará confidencial. He hablado con su jefe y él piensa que usted colaborará. También sugirió estar presente durante este interrogatorio. Yo le dije que no.
Lao.—No me queda alternativa. Mi jefe ya ha hablado conmigo. Contestaré a todo lo que me pregunte.
Yu.—Puede hacer una importante contribución al caso para que la persona o las personas responsables del asesinato sean detenidas y castigadas.
Lao.—Es lo que deseo. Haré todo lo que pueda.
Yu.—¿Cuándo conoció a Guan?
Lao.—Hace unos diez años.
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MUERTE DE UNA HEROÍNA ROJA
Художественная прозаDETALLES: Un viernes de mayo de 1990, Gao Ziling, capitán de la patrullera vanguardia, sale a pescar con un amigo al que no veía desde la época del instituto. De regreso, en el canal Baili, a unos treinta kilómetros al oeste de Shanghái, algo impide...