Fiesta en la piscina

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Kasey Collins, mortal. 

—Kasey, cariño es hora de levantarse. No querrás perderte el último día de clases—escuché decir a mi mamá.

Tras esas palabras abrí los ojos, di un par de vueltas en la cama y, finalmente, me incorporé y me encaminé a asearme y a prepárame para comenzar mi largo día. Y es que hoy no solo se llevaría a cabo el tan esperado y amado comienzo de verano, si no que iría a la fiesta en la piscina que Percy Jackson había organizado. Se suponía que iba a ser una pequeña reunión, donde celebraríamos el comienzo de las vacaciones y nos despediríamos de Percy ya que al día siguiente se marcharía a un campamento y no lo veríamos en todo el verano, pero de alguna forma se corrió la voz de la supuesta fiesta en la casa del capitán de natación y de pronto, literalmente, casi todo el instituto estaba confirmando su asistencia a la supuesta "fiesta". Todavía recuerdo la conversación que se dio a lugar entre nuestro grupo de amigos (Steve, Hannah, Brandon, Percy y yo) después de enterarnos del pequeño inconveniente.

­—Mi mamá va a asesinarme cuando descubra que fuimos invadidos por adolescentes, le había prometido no destruir la casa—había dicho Percy mientras estábamos en el almuerzo.

—¿Ella estará ese día?—preguntó Steve.

—No,—respondió Percy—ella y Paul irán a visitar a la madre de él, no volverán hasta el día siguiente. Justo a tiempo para despedirse.

—¡Perfecto!—dije, tal vez, con demasiado entusiasmo.—Nos dará el tiempo suficiente para que ordenemos.

—Alto ahí. ¿Ordenemos?—interrumpió Hannah.—¿Sabes el desastre que se formará? Yo no pienso...—se detuvo en el instante en el que mi pie le atinó una fuerte y disimulada patada a su pierna izquierda.

—Te ayudaremos Percy, lo prometo—dije con una sonrisa.

—Gracias K, eres una buena amiga.

Aún siento el dolor que sufrió mi corazón tras aquellas palabras. Realmente no es fácil estar enamorada de tu mejor amigo, sobre todo cuando él no se fija en ti. Hannah, la única que sebe acerca de mi pequeño crush en Percy, dice que él y yo haríamos una hermosa pareja, lo único que tendría que hacer sería destacar y presumir un poco más mis atributos, que según ella son: mi cerebro, mi morena piel libre de acné, mi sonrisa, mis largas piernas y, lo más vergonzoso, mi trasero. Según mi amiga el hecho de tener una buena retaguardia disimula la inexistencia de mis pechos, aunque a mí no me disgusta tanto ser plana, los chicos me miran a los ojos.

Siguiendo con el asunto de la fiesta, Percy también nos había dicho que como éramos los únicos amigos reales que había conseguido en el instituto, el otro propósito de la reunión era que conozcamos a unas personas muy importantes para él, unos amigos del campamento. Por eso fue que sugerí que vayamos tres horas antes de que la fiesta iniciara a su casa así conocíamos a esos amigos suyos, y de paso, lo ayudábamos con los preparativos, y aunque Hannah volvió a oponerse, una patada en la otra pierna fue suficiente para que todo el grupo aceptara y Percy nos lo agradeciera con una sonrisa. Como amo sus sonrisas.

Con Percy en mis pensamientos no me había dado cuenta de que ya estaba preparada para mi último día y desayunando con mi mamá.

—¿Estás nerviosa?—indagó mi curiosa madre.

—No tanto, sé que aprobé todas las asignaturas así que no estaré muy ocupada. Probablemente me entretenga ayudando a Brandon con ciencias, a Hannah con historia y a Percy con literatura y matemática.

—Percy es el chico que te gusta, ¿cierto?

Me atraganté con mi tostada apenas oí esas palabras. ¿Cómo rayos lo descubrió?

Percabeth entre mortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora