11-. Inconsciencia.

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No, no era la dislexia de Mylene sino la del autor. Estaba escrito así tal cual, de todas formas se entendía el mensaje. El amor nos salva a todos.

El amor...

"¡El amor!" la respuesta le cayó como un balde de agua fría en la cara. ¡Pues claro! ¡El amor!

¿El amor a quién?

Butch susurró una vocecita en la cabeza. 

—No, espero que no. Todos salvo Butch—hizo una pausa—. Ojalá sea yo. 

Pero esa vocecita seguía inquietándola. No era su conciencia, sino una voz femenina más potente y poderosa que sentía de lejos.

Miró hacia la cabaña de Afrodita. Desde allí venía la voz. No, esa cabina era el punto en la superficie. La voz provenía de arriba.

Maldijo nuevamente. 

AARON

Aaron estaba tremendamente arrepentido de decirle a su amigo que no era correspondido.

Ya había pasado una semana y Clovis seguía pareciendo un zombi viviente. Se arrastraba sin rumbo por el campamento. El día en que el hijo de Apolo dijo esa verdad (de la cual ya no se encontraba seguro) el rechoncho rubio solo había suspirado. Tenía todas las pintas de querer llorar, pero no se encontraba cómodo.

—Puedes ocupar el baño—había balbuceado él. Clovis había asentido. 

"Sí que le dolió mucho" pensó una hora después. Aun no salía del baño. Cuando fue a ver se lo encontró...

Durmiendo.

Habría sido divertido si no hubiese tenido los ojos rojos e hinchados.

Le tocó sacarlo y llevarlo a su cabaña. Bueno, lo intentó. Al final pidió ayuda a su hermano.

Y desde entonces Clovis no tenía esa escasa energía habitual de hijo de Hipnos.

En su sentimiento de culpa terminó contando la situación a Marcus, sin nombrar a Butch (solo un tipo X súper corpulento).

Hablando de Marcus, durante toda esa semana habían salido a caminar. Ninguna de esas veces terminaron como en la primera: empapados.

Aaron estaba conforme con esa situación. El castaño era mucho más comprensivo de lo que había mostrado antes. Además de amable. Y atento: siempre llevaba algo para picar o ropa extra.

Ese día lo había ido a buscar temprano. Ni siquiera se había duchado para ese momento, por lo que hizo una rápida pasada por el baño cayéndose un buen par de veces. Para peor, no contaba con ayuda de Lizzi para la ropa: tuvo que escoger él mismo. 

Llevaban dos horas ya: él sentía sus piernas desarrollando músculo. Estaban cerca del establo hablando sobre las estrellas e intentando visualizar alguna en el cielo de mediodía cuando Butch los interceptó.

Aaron no era muy observador y, de todas formas, percibió el nerviosismo del chico.

—Hola... chicos—. Se rascó la parte trasera del cuello—¿les importa si les pregunto algo?

Ambos negaron con la cabeza.

—Ustedes... ¿saben si...?—fue interrumpido por un alarido. Una chica, hija de Nike, intentaba montar un pegaso. Daba sacudidas y maldecía como un hermano de Marcus—...¿saben por qué Clovis...?

Aaron, el semidiós [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora